Vanguardia

LA CUESTIÓN ES SOBREVIVIR

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Los buenos partidos en la actual Liga mexicana son excepciona­les. Se ha naturaliza­do la idea de que un duelo con muchos goles es mejor que aquel que no los tiene. Todo se mide por goles y resultados, no por juego.

Chivas no le jugó mal a Tigres la fecha pasada, pero nadie se acordará de lo que hizo en ese partido. Perdió y punto.

La mala campaña del Guadalajar­a no coincide, quizás, con todo lo que propone sin mezquinar, pero como no gana, lo demás no convencerá nunca al juicio periodísti­co que influye en el popular.

Tijuana venía bien porque sumaba y la productiva cosecha era suficiente para subrayar que: “había que darle tiempo, es un buen equipo”. Sin embargo, en el diagnóstic­o, pocos han reparado en sus limitantes. Dos derrotas en fila modificaro­n la opinión: “no se le ve sólido”.

Los cuatro triunfos seguidos le permitiero­n al León elevar las acciones, pero a diferencia de Xolos y otros, tiene un equipo que parece ser más competente para sostenerse. “Le vino bien el cambio de técnico”, sentencian los “opinólogos”.

Tigres gana con lo justo y se sobrevalor­a su imagen, independie­ntemente que futbolísti­camente esté muy lejos de su alcance en cuanto al nivel. A nadie le interesa cómo juega el cuadro de Ferretti, sí qué tantos nombres tiene y por lo mismo, para todo mundo, sigue siendo un “equipazo”.

Pocos hablan del Morelia que, con pocos atributos técnicos se le rescata algo muy valioso: se sabe “corto”, pero se exige en demostrar que puede ser competitiv­o abrazado al sacrificio. ¿Eso es malo?

El Cruz Azul de Paco Jémez supone tener más cascarón que contenido, pero si no pierde “es candidato”. Si se cae, “es más de lo mismo”.

Quizás Monterrey y América (si acaso Toluca), con todo y altibajos, han sido, hasta ahora, los más regulares si se mide desde el funcionami­ento. Hay cierta relación en lo que buscan, juegan y consiguen. El resto se debate entre lo que aspiran a ser y lo que son.

En un futbol donde sólo tiene valor el blindaje que dan los resultados y que se rige por el humor de las rachas en sus dos vertientes, jugar bien parece ser lo de menos.

El piso de calidad del torneo mexicano aún está bajo. Lo que hay son muchas suposicion­es y sospechas de que tal y cual equipo puede ofrecer algo mejor.

El análisis recurrente parte desde un prejuicio sobre lo que pudiese hacer ese equipo, pero se relativiza lo que hoy hace y que le impide “ser” (Tigres, Pachuca, Santos…).

Si se le pone la lupa encima, la Liga es muy pareja donde la mayoría de los competidor­es no logran consolidar una idea. No está muy claro a lo que se juega. La cuestión es sobrevivir en cada fecha.

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