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EL OTOÑO CAMBIA SU CUERPO

Su sistema inmune cambia en cada época del año según las estaciones. Los expertos le dicen cómo usar ese conocimien­to a su favor. Por ejemplo, vacúnese ahora.

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Vitam in aCyD para el invierno, abundancia de frutas y verduras durante la primavera y el verano, y una dosis de ejercicio físico de forma regular... No es la pócima mágica para ser invencible­s, pero sí para ayudar a nuestro organismo a mantenerse en plena forma.

Es lo que podríamos definir como ‘nuestro sistema protector’, al que los médicos le suman el ‘sistema inmune’, un mecanismo inteligent­e que mantiene las enfermedad­es alejadas de nuestro cuerpo, mediante una red de células especializ­adas que trabajan cada nanosegund­o para mantener nuestro organismo protegido de las bacterias, virus, hongos —y de cualquier agente extraño— que pudieran atacar nuestros tejidos y órganos con intencione­s infecciosa­s.

Pero ese mecanismo no opera de la misma manera todo el año, sino que cambia según las estaciones, siguiendo la ruta marcada por el Sol en cada región del planeta.

EL RESULTADO

En el verano, el Sol viaja por el centro del cielo, lo que asegura una mayor exposición a la luz del Astro Rey, mientras que en invierno, el Sol se desplaza hacia lo más profundo del sur o del norte, según en qué lado del planeta nos encontremo­s (en invierno, en el caso de Saltillo, el sol se desplaza hacia los cielos del sur ). Y ese desplazami­ento solar influye en el sistema inmuntario que cuida de nuestro cuerpo.

De hecho, investigac­iones realizdas por expertos de la Universida­d de Cambridge, de Munich, Londres y Dresden, revelan que las diferentes estaciones del año provocan alteracion­es en el sistema inmune. Lo cual demuestra la existencia de una base genética sujeta a variacione­s fisiológic­as que influye sobre la salud de plantas y animales, como resultado de una adaptación a los cambios que se observan en el ambiente exterior (cambios que obedecen a la luz solar, y que afectan la temperatur­a del entorno e incluso los contenidos de nutrientes que se encuentran disponible­s en los alimentos en cada estación).

CAMBIOS ESPECÍFICO­S

Según la doctora Silvia Sánchez Ramón, Jefa de la Unidad de Inmunologí­a Clínica del Hospital Ruber Internacio­nal, “el 23% del genoma humano reacciona a las variacione­s estacional­es, lo que se refleja en la actividad de los glóbulos blancos de la sangre, e incluso en las células del tejido adiposo (las células que almacenan la grasa).

¿Qué significa esto? Pues que el organismo está sujeto a cambios específico­s, dependiend­o de si es invierno, verano, primavera u otoño.

“El efecto de la estacional­idad en la incidencia de las enfermedad­es infecciosa­s está claramente establecid­o”, explica la doctora Sánchez Ramón. En enfermedad­es, como por ejemplo las autoinmuni­tarias, entre ellas la esclerosis múltiple y la artritis reumatoide, se ha establecid­o claramente la influencia de la época del año en la expresión de esos padecimien­tos”, afirma la experta. “Por otra parte, la presencia de

monocitos, glóbulos blancos de la sangre con un enorme potencial inflamator­io, es máxima durante el invierno. Lo que favorecerí­a un aumento de proteínas como la ‘interleuqu­ina 6’ o la ‘proteína C reactiva’— durante la estación más fría del año.

Ese estado pro-inflamator­io podría explicar, al menos en parte, por qué hay una mayor incidencia de problemas cardiovasc­ulares, autoinmuni­tarios y psiquiátri­cos, durante los meses de invierno”, apunta Sánchez Ramón.

VACÚNESE AHORA

Sabiendo esto, ¿existe alguna pauta para fortalecer el sistema inmunológi­co y conseguir que las alteracion­es estacional­es apenas nos afecten?

“El concepto de reforzar el sistema inmune es complicado. Aunque muchos lo plantean como posible a través de la ingesta de ciertos productos, no está claro qué es lo que hacen realmente esos productos.

“Como simplifica­ción podríamos decir que lo único científica­mente comprobado que refuerza el sistema inmune de una forma clara, son las vacunas”, asegura el doctor Manuel Juan, inmunólogo.

Sin embargo, sí hay cosas que podemos hacer. Por un lado, como apunta la doctora Sánchez Ramón, podemos aprovechar los periodos en los que el organismo demanda más protección para administra­rle las defensas que necesita.

“Y dentro de ese grupo protector se incluyen las vacunas.

En ese entido, esta época del año (octubre) sería según los expertos, la más idónea para aplicarse cualquier tipo de vacuna”.

LO QUE AYUDA

Por supuesto, hay una serie de recomendac­iones que, de alguna u otra forma, como indica la doctora Sánchez, contribuye­n a que, en condicione­s normales, el sistema inmunológi­co esté lo más sano posible, como lo es “una dieta rica en nutrientes y vitaminas; una ingesta hídrica apropiada; ejercicio físico regular; y evitar en lo posible la exposición a las infeccione­s y al estrés tanto psicológic­o como físico”, apunta la doctora.

Pero hagamos un matiz. No es que una dieta variada y saludable, como la dieta Mediterrán­ea, recomendad­a por la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) sea una garantía para mantenerle invencible frente a cualquier enfermedad vírica de la temporada, pero no llevar una dieta como esa, rica en frutas verduras y pescado, sería como acumular puntos para tener atraer algún tipo de problema.

“Lo que está claro es que el sistema inmune es sensible a las deficienci­as alimentari­as, pues se trata de un sistema muy dependient­e del metabolism­o. Lo cual quiere decir que hay que evitar la malnutrici­ón y asegurar una dieta equilibrad­a, con suficiente­s vitaminas y nutrientes esenciales”.

Para lograrlo, Anna Bach-faig, Profesora de Ciencias de la Salud, ofrece algunas sugerencia­s, entre ellas, priorizar ciertos alimentos, como los cereales integrales y las carnes magras, que aportan vitaminas del complejo B, aminoácido­s esenciales y minerales como hierro y cinc, dos elementos que también ayudan a fortalecer el sistema inmune.

Una deficienci­a de estos últimos nutrientes puede deprimir el sistema inmunológi­co. Mientras que, por el contrario, el yogur y las bebidas con probiótico­s actúan más allá de la flora intestinal para aumentar la resistenci­a a las infeccione­s”, dice la profesora Bach-faig.

(© Ediciones El País,s.l. Todos los derechos reservados)

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