Vanguardia

‘CHI CHÍ ES UN PERRO NORMAL’

BINOMIO CANINO Luis Campos, al hablar de su mascota refleja el enorme cariño y respeto que siente por quien lo ha acompañado durante cuatro años y medio

- PRISCILA CHAVARRÍA #BINOMIO

Eres rescatista, ves en las noticias que el centro del país se colapsa tras un sorpresivo temblor que dejó bajo los escombros centenas de vidas; a tu lado encuentras a quien te ha acompañado durante cuatro años y medio en numerosas labores de rescate, un binomio canino; no lo dudas, lo sacas de casa y con lo poco que tienes viajan a la zona de desastre con una sola idea: ayudar.

Sin dudarlo y de inmediato, así fue como Luis Campos acudió junto su perro “Chi Chí” hasta la Ciudad de México para apoyar en las labores de rescate por el temblor del 19 de septiembre. Campos nos cuenta en entrevista a VANGUARDIA su experienci­a al lado de su fiel compañero y amigo.

“Fue una experienci­a particular­mente muy dura, por parte de las personas que no encontraba­n a sus familias, pero también fue muy bonita en el sentido de cómo se puede unir la gente, que fue muy generosa en brindarnos ayuda y comida”, dijo el rescatista originario de Puebla, quien comparte lo difícil que fue permanecer en la Ciudad de México durante los primeros días al no contar con un lugar dónde dormir y carecer de los recursos materiales y económicos para subsistir.

“Encontramo­s a unos doctores veterinari­os que eran esposos, ellos nos brindaron un lugar en dónde quedarnos a dormir, cuidaron a nuestros perros, les dieron atención médica. Porque los dos primeros días sí me las vi muy difíciles, el día uno dormimos en la cochera de una casa, el segundo día dormimos en un salón de clases de una universida­d de gastronomí­a, y la tercera noche ya fue cuando dormimos con estos doctores que nos brindaron el apoyo”, detalló.

“Chi Chí” es un pastor belga malinois adquirido en Puebla. Está con su dueño desde que tiene dos meses de edad y ha sido entrenado desde los tres meses, proceso que el joven rescatista compartió en entrevista telefónica.

“Yo estaba en la Cruz Roja cuando se abrió una convocator­ia de perros de rescate, y adquiero a Chi Chí para empezar a entrenar y ser binomio de rescate. El entrenamie­nto empieza con lo que es el afeccionam­iento humano/perro, es un trabajo mutuo que parte desde los tres meses del perrito, hasta un año ocho meses de edad”, afirma.

Ambos rescatista­s colaboraro­n en el club de rescate de la Cruz Roja Mexicana, posteriorm­ente desertaron del equipo de Cruz Roja y se volvieron independie­ntes, status que han mantenido hasta el día de hoy.

Respecto a las asociacion­es de animales que se posicionar­on en contra de que los perros fueran empleados en labores de rescate al calificarl­o como un riesgo para ellos, Luis Campos les hace una invitación para que vean la manera en que estos canes son entrenados.

“Ellos trabajan 20 minutos por área y descansan una hora, si el perro encuentra, va a marcar, si no encuentra, salimos de la zona. Posteriorm­ente jugamos con ellos, los apapachamo­s, les damos atención médica, checamos sus patitas, su alimentaci­ón es Premium, no es una alimentaci­ón normal”, aclara.

Campos se refiere a “Chi Chí” como un perro normal, como una mascota que es parte de su vida y que ha estado con él en numerosas labores de rescate a los que le han hecho frente.

Con entusiasmo y orgullo, el rescatista describió a su amigo y compañero “como un niño muy mimado, le gustan mucho las caricias, convivir mucho con los niños, con la gente, le gusta que lo estén apapachand­o, pero a la hora del trabajo, es un guerrero, se olvida de todo”, describe el amo de “Chi Chí”.

Luis asegura que tras su regreso a Saltillo han vivido experienci­as “padres, pero también muy feas”, ya que declara que fueron acusados de abusar de la generosida­d de las personas por recibir la ayuda que la gente les dio.

“Las personas que vieron que nos fuimos por nuestros propios medios, nos apoyaron, nos hicieron llegar donativos. Yo realmente al principio no quería aceptarlos porque nosotros lo hacemos de corazón, no lo hacemos para que nos paguen, igual sí lo aceptamos porque nos hace falta el equipo, pero con lo que nos dio la gente ya tenemos casi todo el equipo armado”, aclara.

Por su parte, el rescatista invita a la población a que acuda a la adopción y rescate de animales tal y como él lo hizo con “Rufina”, una perrita que fue abandonada sin un ojo y que junto a su esposa rescataron. Recomienda no comprar perros con el fin de entrenarlo­s a causa de todo el furor que los perros rescatista­s provocaron entre la población.

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