Coahuila: el reto de combatir las adicciones
El Gobierno de Coahuila reaccionó ayer frente a los datos de la encuesta conducida por VANGUARDIA, según la cual existe una percepción más o menos generalizada entre los jóvenes de Saltillo respecto de la “facilidad” para acceder a sustancias psicotrópicas, además de considerarse que en los últimos años se ha registrado un incremento en el consumo de estas.
Cuestionado al respecto, el titular del Ejecutivo, Rubén Moreira Valdez, reconoció que existe “una presión” de los grupos delincuenciales dedicados al narcotráfico para ingresar al territorio de la entidad y por ello advirtió sobre la necesidad de que los padres de familia “y ellos (los jóvenes) entren en la conciencia de no adquirirlas (las drogas)”.
Respecto a la opinión expresada por los encuestados, en el sentido de que una estrategia eficaz para prevenir el consumo de drogas sería legalizarlas, el Mandatario estatal se pronunció en contra de tal posibilidad debido a que estas constituyen un problema social “grave” e incluso algunas pueden resultar mortales para quienes las utilizan.
Es un hecho significativo el que la autoridad estatal reconozca la existencia de un fenómeno de consumo de drogas que requiere atención por parte de las instituciones públicas, pues tal hecho constituye el primer paso para proceder al diseño e implementación de estrategias eficaces en este sentido.
Hace falta, sin embargo, avanzar con mayor rapidez en las acciones que siguen al diagnóstico del problema, pues prácticamente cualquier estudio realizado sobre el particular muestra claramente una tendencia a la alza en el número de individuos que han consumido alguna droga, al menos una vez.
En este sentido, sin duda es acertado el señalamiento relativo al hecho de que los padres de familia tenemos una responsabilidad importante en el proceso de educación y formación de nuestros hijos como estrategia preventiva y que los propios jóvenes tendrían que desarrollar una conciencia clara respecto de su propia salud.
Las cifras de la encuesta realizada por esta casa editorial parecen evidenciar, sin embargo, que muchas personas no cuentan con la información suficiente para adoptar las mejores decisiones y en este sentido el sector público debe asumir una posición más proactiva, de tal suerte que se tenga una mayor eficacia en la contención del fenómeno.
Y es que al final no se trata de averiguar “quién tiene la culpa” de que exista un creciente consumo de estupefacientes y de que cada día más jóvenes estén ingresando al mundo de las drogas, sino de diseñar e implementar estrategias que sean eficaces en la contención y reversión de las estadísticas.
En este camino, si bien la responsabilidad debe asumirse de forma compartida por la sociedad y el Gobierno, a éste último le toca el análisis de la película completa y por ello debe avocarse al diseño de políticas públicas que hagan de la participación colectiva una herramienta más eficaz.
Porque en el epílogo de la historia, lo que debemos preguntarnos es cómo vamos a hacerle para que los indicadores actuales no mantengan la misma dinámica indeseable que actualmente muestran.
El creciente consumo de estupefacientes obliga a implementar estrategias que sean eficaces en la contención y reversión de las estadísticas