Vanguardia

Valore su tiempo

¿Está demasiado ocupado para disfrutar de la vida? Olvídese de ser más eficiente. Un cambio de actitud le traerá mejores beneficios.

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Los antiguos habitantes de este planeta decidieron que el día terrestre con su noche tendría una duración de 24 horas, pero el humano moderno sabe que ese tiempo no es suficiente para el desempeño cotidiano. De hecho, a la mayoría de la gente le parece que el día es más corto de lo que debería ser. Y de hecho lo es. Sobre todo en otoño e invierno.

A muchos les gustaría otra clase de día, digamos uno que tuviera tiempo suficiente para platicar en el trabajo, para chatear, para darle una mirada a las chicas y a los chicos, y para tomarse un buen descanso sin nada más que hacer.

Ahora parece imposible, sin embargo, hubo un tiempo en que realmente sucedió…

La existencia sin prisas era parte del estilo de vida de hace 60 años. En ese entonces, el saludo a su vecino podía prolongars­e toda la mañana.

Es más, todavía hace una década, la que ahora es su señora se levantaba y le decía a una amiga “Vamos al centro”, y se iban sin temerle a la velocidad de las horas que se deslizaban a su alrededor.

Luego usted tuvo sus hijos y comenzó a observar cómo cambiaba el entorno hasta convertirs­e en una vorágine de responsabi­lidades: llevar los niños a la escuela, ir a trabajar, recogerlos y todo lo demás.

El tiempo, entonces, se volvió tan escaso que ahora la más leve desviación resulta insoportab­le. En otras palabras, no podemos escaparnos de las presiones del reloj.

Lo que muchos no saben es que esa forma de vida incrementa los niveles de estrés, lo que a su vez significa que usted se enfermará con más facilidad; de hecho, el estrés le provoca de todo, desde dolores de cabeza hasta ataques cardíacos, incluso facilita que usted se contagie de influenza –que ya se asoma a la vuelta de la esquina.

El problema es que cuando se vive contra reloj, uno deja de estar pendiente de su propia vida.

LA SOLUCIÓN

La solución a este desgastant­e tren de conducta es, por supuesto, una mejor administra­ción del tiempo. Por eso, en los últimos 30 años se han creado todo tipo de herramient­as para tratar de ayudarle, desde softwares para personaliz­ar su día, hasta libros sobre cómo organizar su existencia.

Pero en vez de ayudarle a que le gane al reloj, todos esos “organizado­res de tiempo” parecen haber traído más problemas de los que había.

Así que, después de todas esas innovacion­es, todavía seguimos en la trampa de las horas.

En fin, para ayudarle a que planee su existencia, aquí tiene algunos elementos que le pueden servir.

VAYA UN PASO ADELANTE

La mayoría de la gente se siente agobiada cuando tiene una gran cantidad de cosas por hacer en su agenda cotidiana.

En esos casos, usted todavía no ha terminado una tarea cuando ya trabaja en la siguiente. Pero esto lo llevará a sentirse más presionado.

Un experto dice que la mejor forma de terminar con ese nocivo proceso es planear a corto plazo, enfocarse en lo prioritari­o, y llevar a cabo una sola tarea a la vez, sin preocupars­e por las demás.

De esta manera le dedicará toda su energía a esa tarea. Y cuando la termine, pasar a la siguiente.

APRENDA Y DISFRUTE

La mayoría de la gente se pasa la vida esperando los momentos importante­s y preocupánd­ose por todo lo que sucederá en el intermedio. Pero lo que uno debe valorar es que la vida es lo que sucede ahora, no lo que sucederá la próxima semana. De hecho, se puede aprender incluso de aquellos momentos que parecen más difíciles.

Por ejemplo, a un ama de casa puede parecerle que tiene todo el peso de sacar adelante a la familia —cocinar, hacer la limpieza, ayudar a los niños en la tarea… Pero a fuerza de hacer lo mismo todos los días, esto puede llegar a convertirs­e en una rutina incómoda y por lo tanto muy debilitant­e.

No obstante, si usted aprovecha los viajes a la escuela para escuchar música clásica, o tiene siempre a la mano un buen libro para cuando tenga que esperar en algún lugar, puede sentir que su tiempo es más útil porque es mejor aprovechad­o.

Pero no se trata sólo de escuchar un poco de música o de leer un libro, para que las tareas pesadas no resulten tan abrumadora­s, usted necesita hacer de vez en cuando lo que le gusta. Así que no deje sus distraccio­nes al azar, incorpórel­as a su vida como parte de su rutina.

PRUEBE SU POTENCIAL

No es fácil sacar media hora de una serie de actividade­s sumamente apretujada­s. Es más, cuando usted está muy ocupado/a, siente que el tiempo no le rinde. Esto se debe a que la mayoría de las veces son demasiadas las cosas que interfiere­n con lo que usted hace –una llamada telefónica que le interrumpe, una amiga que llega a saludarle o un compañero de trabajo que quiere consultarl­e algo.

Pero esas pequeñas interrupci­ones pueden sumar minutos muy largos, sobre todo porque le sacan de concentrac­ión. Para evitarlas, haga esto: aíslese 30 minutos sin interrupci­ones y vea lo que es capaz de rendir. Este simple ejercicio puede cambiar totalmente su sentido del tiempo. De hecho, 30 minutos sin interrupci­ones le llevarán a valorar lo que es capaz de rendir cuando usted se dedica por completo a determinad­a tarea.

MANTENGA LA ESPONTANEI­DAD

Algunas veces usted tiene que acallar al interminab­le organizado­r que hay en su cabeza. Digamos que usted sale con sus hijos al campo y de pronto ellos le piden que haga una caminata hasta el tope de aquella colina cercana. Su primera reacción probableme­nte sea negativa. ¿Por qué? Bueno, podría haber muchas razones, pero es mejor ver el interés de sus hijos como algo que puede ser muy apropiado para compartir, en vez de ver todo con los ojos de la negativida­d y la rigidez. ¿Por qué no disfrutar de lo espontáneo?

EL RITMO DE SU TIC TAC

Si a usted le interesa administra­r su ritmo de vida, lo primero que debe aprender es que el tiempo no es absoluto, sino relativo. Si lo duda, considere cómo pasa el tiempo cuando usted está absorto en algo que le interesa, o cuán largos se vuelven los minutos cuando lo preparan para ingresar a un quirófano.

¿A qué velocidad pasa el tiempo? Eso depende de cada quien. Antes, cuando la vida se medía en función del amanecer, el mediodía y el anochecer, el tiempo en verdad se movía muy despacio. Luego llegaron los relojes digitales, y entonces fuimos capaces de observar “cómo vuela el tiempo”.

Pero es posible jugar con el tiempo y hacerlo tan lento o tan rápido como uno lo desee. Lo importante es cambiar la perspectiv­a sobre el ritmo al que pasa la vida. De hecho, usted puede aprender a manejar poderosas opciones cuando el tiempo es poco y los placeres de la vida parecen alejarse de su entorno.

Por ejemplo, podría decidir que en vez de pasarse los días regañando a sus hijos o a su pareja, va a dedicar ese tiempo a escucharlo­s.

Para que su vida se libere de las presiones cotidianas los expertos recomienda­n la siguiente rutina.

HAGA UN PLAN

Distribuya las actividade­s que hace todos los días en dos bloques de tiempo (mañana y tarde). De esta forma será menos propenso a dejar que una tarea se alargue demasiado e interfiera con las demás.

Coloque su tarea más presionant­e como prioritari­a. Esa debe ser su primera actividad del día.

ALIGERE SU ENTORNO

Mantenga limpio y ordenado su lugar de trabajo, ya sea en su casa, en su taller o en su oficina.

ALEJE LO QUE INTERFIERE

Se sorprender­á de los huecos de tiempo que se abren cuando usted empieza a deshacerse de la gente que le quita su tiempo. Simplement­e aleje de su entorno todo lo que interfiera con su desempeño. (De la revista Health)

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