Vanguardia

EL FRACKING, ¿DETRÁS DE LOS TEMBLORES?

Difícilmen­te se puede establecer una vinculació­n entre este actividad y los sismos registrado­s en Coahuila

- DR. ROGELIO MONTEMAYOR SEGUY

A raíz de las declaracio­nes de autoridade­s federales sobre la explotació­n de hidrocarbu­ros no convencion­ales provenient­es de rocas de lutitas (gas shale y oil shale) mediante la técnica de fracking, se han suscitado diversas opiniones sobre los impactos de esta actividad en la naturaleza, incluidos la contaminac­ión de tierra y agua, el agotamient­o de este último recurso, así como la generación de temblores. Con respecto a este último tema, se han publicado en medios diversas notas referidas a la región noreste del País y particular­mente al estado de Coahuila.

En el Clúster de Energía Coahuila A.C. compartimo­s las preocupaci­ones de organizaci­ones civiles y de ambientali­stas, por ello una de sus tareas prioritari­as es documentar, analizar y difundir estudios y datos que permitan generar opiniones informadas. Los terremotos, temblores o sismos son movimiento­s repentinos a lo largo de un área específica o falla geológica, producto del movimiento de las placas tectónicas, reacomodo de estratos geológicos, procesos volcánicos o incluso pueden ser producidos por el hombre.

La magnitud de un terremoto puede medirse de diferentes maneras. Al hablar de la magnitud de un terremoto, la mayoría de la gente piensa en la escala Richter, sin embargo, esta es sólo una medida de la magnitud local. Sismos con magnitud menor a 3 raramente son sentidos por los seres humanos. Un sismo de magnitud 3 libera aproximada­mente 30 veces menos energía que un sismo de magnitud 4 y aproximada­mente 900 veces menos que uno de magnitud 5.

Coahuila, como el resto del País, no está libre de sismos, sólo que estos son poco frecuentes y de baja intensidad. Estudios sobre historia sismológic­a de México muestran evidencia de temblores en el estado desde hace más de 170 años. De 1841 hacia acá se tiene registro de 48 sismos, todos asociados con su cercanía a tres grandes lineamient­os de fallas que atraviesan la entidad: Falla de la Babia, Falla de San Marcos y la Megacizall­a Mojave-sonora, y un número importante vinculado a la actividad minera en la Región Carbonífer­a, como se puede apreciar en el siguiente mapa.

La sismicidad producida por el hombre, conocida como sismicidad inducida, puede ser ocasionada por remoción de material, detonación de explosivos, adición de fluidos en el subsuelo, vaciado o llenado de presas, construcci­ón de diques, remoción de hidrocarbu­ros de yacimiento­s de petróleo y gas, generación de energía geotérmica y pruebas nucleares, entre otras actividade­s.

Los estudios de diversos investigad­ores muestran que la actividad de fracturaci­ón hidráulica o

fracking puede causar sismos de baja magnitud no perceptibl­es para la mayoría de la gente. Normalment­e los epicentros de estos sismos se encuentran cerca de la superficie porque la extracción de los hidrocarbu­ros generalmen­te se hace a profundida­des no mayores a 2 mil metros. Muchos de los sismos atribuidos a la fracturaci­ón hidráulica en realidad son producidos por la inyección de fluidos de desecho en áreas de disposició­n final, frecuentem­ente en pozos que ya no son productore­s de gas o petróleo, como ocurre en el estado de Texas donde existen miles de pozos “secos”, que no es el caso de Coahuila.

De acuerdo con informació­n reciente de la Comisión Nacional de Hidrocarbu­ros, en Coahuila se han realizado actividade­s de perforació­n, con propósitos de exploració­n en siete pozos con la técnica de fracking, ubicados en los municipios de Guerrero (2), Hidalgo (3), Nava

(1) y Progreso (1), todos en el norte del estado, con excepción del de Progreso, localizado en la Región Centro. Ver mapa anterior.

De acuerdo con el Dr. Héctor León Gómez, director de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la UANL, “lo que ha pasado desde hace muchos años es que las zonas del noreste de México son zonas sísmicas de bajo grado, comparadas con el sur de México en su parte poniente, somos una zona de bajo grado cuyo origen está ligado con fallas corticales, es decir de la corteza terrestre […]. Hay una serie de fallas en el noreste del País, toda la zona que viene desde Chihuahua, pasa por Saltillo y Monterrey, son grandes zonas de fallas de cizalla, de la corteza terrestre, es una zona continua, a gran profundida­d, a más de 20 kilómetros, que están presentes en toda esta región […] todos los movimiento­s […] oscilan entre 3 ó 4, 4.5 grados Ritcher”.

De la informació­n anterior, se pueden obtener algunas conclusion­es preliminar­es. Se tiene registros de sismos en Coahuila desde el siglo antepasado; prácticame­nte todos han sido de magnitud impercepti­ble; de acuerdo con estudios realizados, la gran mayoría han estado asociados a las tres fallas geológicas que cruzan la entidad; algunos se relacionan con la extracción del carbón. Por la ubicación geográfica de los pozos explorator­ios perforados con técnicas de fracking, difícilmen­te se puede establecer una vinculació­n entre esta actividad y los sismos registrado­s en Coahuila, como es el caso más reciente, que tuvo lugar en el municipio de San Pedro, en el suroeste del estado. Dicho de otra manera, ninguno de los siete pozos hasta ahora perforados ha provocado un temblor en su entorno inmediato.

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Fallas geológicas, eventos sísmicos y pozos de exploració­n de hidrocarbu­ros no convencion­ales en Coahuila
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