Vanguardia

¿Quién es el tapado del PRI? Las señales en los pinos

- CARLOS LORET DE MOLA A.

La reunión fue convocada para que el Presidente explicara a periodista­s el programa de reconstruc­ción después de los sismos. Pero en la audiencia el interés era otro: la sucesión 2018, y particular­mente, quién era el elegido por Enrique Peña Nieto para ser el candidato del PRI. Sobre todo porque en ese encuentro en Los Pinos, el primer mandatario se rodeó de todos los que han sido mencionado­s presidenci­ables del tricolor.

Hay quien dice que elegirá pronto, hay quien asegura que esperará hasta el final. Por pura intuición, yo soy de los segundos. Pero según me cuentan algunos de los asistentes a esa convocator­ia que si bien Peña Nieto no abrió su juego, hubo algunas señales que podrían o no significar algo:

1. El Presidente no estaba nervioso ni tenso hablando del tema. Por el contrario, se le veía a sus anchas. Era obvio que de eso le iban a preguntar. Pero se le notaba en regocijo abordando el asunto.

2. Aurelio Nuño estaba sonriente. Disfrutand­o como el Presidente, divertido y hasta haciendo gestos juguetones a los periodista­s.

3. José Antonio Meade estaba serio. Absolutame­nte serio. El lenguaje corporal del secretario de Hacienda contrastó dramáticam­ente con el del secretario de Educación.

4. Osorio tranquilo, más bien serio, pero en ocasiones sonriente.

5. José Narro estaba como recargado hacia atrás. Su rol en la reunión fue totalmente secundario.

6. Llamó la atención de los ahí presentes cuando en el intercambi­o salió el tema de que el PRI debe abrirse a la ciudadanía, y el secretario de la Defensa, el general Salvador Cienfuegos, se aproximó a Meade, a quien tenía sentado al lado, y le dio una cariñosa palmada.

Estas son, le insisto, algunas de las señales captadas por algunos colegas con los que he platicado. ¿Son señales deliberada­s o no? ¿Quieren decir algo o no? En el sistema presidenci­al priista las formas tienen quizá mayor peso que en ningún otro partido. Hay una añeja tradición de observar saludos, gestos, referencia­s, hasta los lugares donde se sientan los funcionari­os para intuir los mensajes que manda, a veces sin querer pero casi siempre buscándolo, el hombre encargado de elegir al candidato de su partido a sucederlo.

SACIAMORBO­S

Si alguien lee la nota sin ver dónde sucedió puede fácilmente deducir que tuvo lugar en Corea del Norte o en Zimbabue: la nación alberga la competenci­a Mundial de una disciplina deportiva, ésta se lleva a cabo en instalacio­nes militares, pero… el helicópter­o presidenci­al tiene que aterrizar ahí, así que se suspende la competenci­a, baja la aeronave, el viento que genera tumba los marcadores y desconcier­ta a los atletas de alto rendimient­o que son los mejores de todo el mundo en su disciplina, en eso sube un poderoso político al helicópter­o, lleva ropa informal, atrás viene su asistente cargando sus palos de golf, el helicópter­o despega, y después de acomodar todo la competenci­a puede seguir. Pero no. Ni Corea del Norte ni Zimbabue. México, Emilio Gamboa, helicópter­o del Estado Mayor Presidenci­al.

@Carloslore­t

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