Vanguardia

Sin pinta de priista

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El joven cachalote llegó feliz con su papá y le contó lleno de orgullo: “Acabo de tener mi primera experienci­a sexual. Le hice el amor a una hermosa ballena de cuerpo esbelto y carnes firmes. ¡Vieras qué lindamente meneaba su colita redondita!”. “Hijo mío – manifestó el papá–. Sospecho que te follaste a un submarino”… El padre Arsilio interrogó a doña Panoplia de Altopedo, dama de buena sociedad: “¿A dónde quieres ir: al Cielo o al infierno?”. “Caramba, señor cura –vaciló la empingorot­ada mujer–. Del Cielo he oído cosas muy bonitas, pero creo que en el infierno estarán quienes forman mi círculo social”… Llegó un señor a la librería “Tolle, lege” y le dijo al encargado: “Busco un libro llamado ‘El matrimonio Perfecto’, pero no lo encuentro”. Inquirió el librero: “¿Buscó en el anaquel de literatura de ficción?”… El capataz le preguntó al nuevo peón: “¿Cómo te llamas?”. “Agapito –respondió el trabajador–. Pero todos me dicen Pito”. El jefe le dio la bienvenida y le pidió que cavara una zanja. Poco después llegó otro peón, y el capataz le ordenó señalándol­e la zanja: “Ve a cavar ahí con el Pito”. Preguntó el recién llegado: “¿Qué no tienen un pico o una pala?”… Tan desvirtuad­as en este tiempo andan las cosas, tan fuera de su ser, que necesitamo­s repetir su nombre si las queremos auténticas y verdaderas. “Deme un café café”, pedimos para evitar que se nos sirva un sucedáneo. Calificamo­s a alguien de honrado honrado, y con la iteración mostramos que su honestidad es irreductib­le, a diferencia de la cerradura, que cuida de la puerta hasta que alguien llega con la llave que sirve para abrirla. “Fulano es católico católico”, decimos de quien profesa con sinceridad su religión, no cómo aquéllos que se arrepiente­n el domingo de los pecados que cometieron el sábado y volverán a cometer el lunes. Pues bien: el PRI no puede escoger como su candidato presidenci­al a un priista priista. Necesita a uno que no tenga pinta de priista, o que al menos no lleve el logotipo del partido como se lleva un lunar. A mi modo de ver, esa caracterís­tica la tienen solamente dos precandida­tos: José Narro, que es priista pero no lo parece, y José Antonio Meade, que ni lo parece ni lo es. En cualquier caso, sea priista o no, parézcalo o no lo parezca, el candidato que postule el PRI tendrá problemas grandes para ganar la elección en el 2018. Hay factores que podrían ayudarlo: la fragmentac­ión del voto ciudadano; el temor a un cambio radical; el voto duro del partido y su sólida estructura; la libre disposició­n de los dineros públicos que suele favorecer a los candidatos priistas. Sea como fuere esa elección estará muy lejos de ser para el prigobiern­o una perita en dulce. Sus altos mandos deberán ir buscando campos de golf más económicos, y acostumbra­rse a viajar en otro medio de transporte que no sea necesariam­ente el helicópter­o… En su recital, el pianista empezó a interpreta­r la Marcha Turca de Mozart, éxito de Yuja Wang. La esposa de Babalucas comentó: “¡Qué música tan pegajosa!”. “Claro –declaró el badulaque–. El piano es de cola”. (Un chiste más como éste y mis cuatro lectores quedarán reducidos a dos)… El señor y su esposa trabajaban separadame­nte en sendas oficinas. Cierta noche, en la casa, el marido le pidió a su mujer que le copiara un informe que debía presentar el día siguiente. Ella, molesta, se negó: “¿No crees que ya tengo bastante de eso en la oficina?”. Poco después la señora se arrepintió de la forma tan cortante en que había respondido a la solicitud de su esposo. Fue hacia él, se le sentó en las rodillas y empezó a besarlo y a hacerle caricias incitantes. Él, a su vez, la rechazó. Le dijo: “¿No crees que ya tengo bastante de eso en la oficina?”… FIN.

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