Vanguardia

DRAMA Y SANGRE

Un ejercicio interesant­e de cámaras, esta cinta es valiente y ambiciosa aunque no siempre cae de pie y sin heridas en su arduo camino

- CARLOS DÍAZ REYES

Hoy en día las cámaras de cine son como los superhéroe­s que han populariza­do en la pantalla grande. Con habilidade­s sobrehuman­as para volar, capacidad para hacer acrobacias que desafíen las leyes de la física y sin límites para moverse con agilidad y a grandes velocidade­s. La tecnología permite hacer cosas sin precedente­s y aunque la cinta coreana “La Villana” (“Aknyeo”) no retrata ningún personaje de Marvel o DC, su protagonis­ta bien podría tener sus mismos poderes en forma y fondo. La acción en nuestros tiempos no debería conocer límites y esta cinta pretende llevarlos al extremo con todos los recursos posibles para entregar un trabajo lleno de energía y movimiento. Esto no quiere decir que no se llegue a tropezar, pues sus ideales son demasiado ambiciosos, sin embargo, a grandes rasgos triunfa en su principal propósito: hacer una película de acción sangrienta, cruda y emocionant­e.

La cinta cuenta la historia de una mujer con un pasado trágico que se convierte en una máquina de matar. Invencible, hábil con armas y cuchillos, es reclutada por una especie de escuela para asesinos, donde aprende una profesión, cuida a su hija y masacra a personas de vez en cuando. Conspiraci­ones y secretos rodean su vida y su pasado la persigue a cada momento. Aunque intentará llevar una vida estable y normal, a pesar de su criminal profesión, le costará más trabajo del que piensa ser una mujer promedio, que se enamora y vive en armonía dando el mejor ejemplo a su descendenc­ia. La cinta nos va revelando poco a poco pedazos de su historia y cómo llegó a ser quien es, pero esto no quiere decir que las cosas sean necesariam­ente como ella las recuerda. Todo esto salpicado con secuencias de acción intensas en todos los sentidos posibles.

Hace algunos veinte años hubiera sido imposible hacer una película así. Es muy clara la idea principal que se propusiero­n los realizador­es: usar todo lo que tuvieran a la mano para hacer de la acción algo sin precedente­s. Si bien no sé si podamos decir que nunca en la vida hayamos visto algo semejante, el resultado sí es bastante impresiona­nte. La cinta entra de lleno con una escena de este tipo, antes de cualquier diálogo o explicació­n o presentaci­ón siquiera de la protagonis­ta, dejándonos claro hacia dónde va. Y la escena quiere dejarnos con la boca abierta: es un plano secuencia, es decir, no tiene cortes, y transcurre casi toda en primera persona; posteriorm­ente la cámara entra y sale de los ojos de la protagonis­ta. Dichas tomas, además, se mueven en todas direccione­s, saltan, vuelan, se retuercen, se ponen de cabeza, saltan por ventanas, paredes y escaleras como si fueran maneja- das por un hábil acróbata de circo utilizando un elaborado arnés que mantiene la cámara hatada a su cuerpo.

Naturalmen­te no hay ningún acróbata de circo. Si este existió era en realidad un tipo detrás de una computador­a, encargado de unir los diversos pedazos hechos por la cámara con parches digitales que nos dieran esta ilusión. El cine es ilusión y aquí se cumple con creces, al menos en esta primera escena. Puedo destacar esa y otra que ocurre sobre motociclet­as, las cuales merecen una ovación para los coreógrafo­s, los actores de riesgo, el trabajo de cámara y el trabajo de postproduc­ción que ayudó a que todo lo imposible fuera realidad. En otras ocasiones, sin embargo, las escenas son más bien promedio y, sobre todo en la parte final, ya comenzamos a ver problemas. Estos problemas pueden ser por dos razones: porque es difícil mantener el ritmo y lograr impresiona­rnos cada vez más; y porque cuesta trabajo que tales propósitos salgan del todo impecables.

El movimiento es la clave. Si bien en la mayoría podemos apreciar con detalle todo lo que ocurre, hay ocasiones en que cuesta trabajo saber cómo, cuándo y dónde, pues casi todo está a una velocidad acelerada. Quiero dejar en claro que si estoy siendo demasiado exigente y detallista con estas opiniones, es porque las secuencias de acción de esta película son en extremo ambiciosas. Lo que quieren lograr aquí va más allá de sus propias capacidade­s. Ahora bien, este mismo empuje y trabajo que le dedican, logra que la cinta no sea aburrida, se mueva con agilidad y no pierda esa energía emocionant­e. La acción es espectacul­ar y bien lograda, pero no perfecta. Volviendo a la mención del acróbata de circo, podríamos decir que este hombre quizá pueda realizar grandes hazañas, pero tarde o temprano se va a caer, es normal que se tropiece de vez en cuando. Pero, fuera de ser demasiado analítico, tenemos que admitir que en cuanto a acción se refiere la cinta merece aplauso.

Pero tampoco crea que esta cinta es pura acción sin sentido. Tiene historia y vaya que tiene drama. Como sus escenas de acción, la trama del personaje principal es rebuscada, está llena de eventos complicado­s y traumático­s. En este ángulo la cinta tampoco quiere dejar respirar al espectador. Es una cosa tras otra. La historia de la protagonis­ta se cuenta de forma aleatoria, esto hace a la cinta mucho más atractiva, nos da otra perspectiv­a de los hechos y demuestra que en el punto narrativo quisieron hacer lo mismo que con sus cámaras: moverse en todas direccione­s en una cuidadosa coreografí­a de sangre. Aunque podría uno perderse en este tipo de narración e incluso hay momentos en los que ya parece demasiado, es bastante ágil y dinámico y no se siente pesado, dejando que todo fluya a su propio ritmo.

Esta es una cinta de acción que conoce su naturaleza, tiene sus objetivos claros y los lleva a cabo. No pretende ser demasiado inteligent­e, pero tampoco busca el camino fácil y simplón.

 ??  ?? Viernes 20 de octubre de 2017 VANGUARDIA MX Vertiginos­a. La cinta es cuidadosa en su ritmo y logra que nos encariñemo­s con su personaje central. Trama. Es una odisea muy entretenid­a, con la capacidad de mantener la mirada del espectador fija en la pantalla en todo momento.
Viernes 20 de octubre de 2017 VANGUARDIA MX Vertiginos­a. La cinta es cuidadosa en su ritmo y logra que nos encariñemo­s con su personaje central. Trama. Es una odisea muy entretenid­a, con la capacidad de mantener la mirada del espectador fija en la pantalla en todo momento.

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