Post Apocalipsis Electoral
Los últimos 121 días, a partir de las elecciones recientes, han cubierto de sombras la mínima esperanza para Coahuila.
Amplios sectores de clases medias y altas, algunos analistas y grupos otrora “ciudadanos” se convirtieron en pregoneros de partidos políticos opuestos al régimen priista, bajo una premisa: “En estos seis años, nada se ha hecho en Coahuila por la deuda heredada por Humberto. Rubén lo protegió. Y Riquelme blindará a ambos. La corrupción liga a los tres”. Y concluyen: “Los logros de Rubén en inversión, empleo y seguridad pública son mentiras”.
¡Ay! de aquel atrevido que pondere o analice, sin halago o pasión, dichos resultados; pues su destino será la hoguera en leña verde encendida por el fanatismo ciego de sus detractores que blanden la cimitarra de la honestidad y protegen sus cuerpos con el escudo de la moral a ultranza.
Los problemas de Coahuila son innegables e indefendibles. Pero, ¿no podríamos discutirlos con argumentos racionales y fundamentados, de tal suerte que edifiquemos, poco a poco, un piso mínimo de civilidad democrática?
Igual con los logros. Pocos o muchos. ¿Alguien los sabe, más allá de la lisonja o el rechazo facilones?
El punto es claro. Nos falta enorme trecho para construir esas condiciones mínimas para deliberar sobre nuestras diferencias, y construir, de a poco, una civilidad democrática.
Por eso en Coahuila, hoy se enfrentan los blancos contra los negros. Los buenos contra los malos. Los honestos contra los deshonestos. Los puros contra los impuros. Cuando bien es sabido, que la condición humana los hace parecerse más de lo que imaginan.
Pero ahí están: crispados. Divididos. Enfurecidos. Sin puntos de contacto para dialogar y abrir espacios de esperanza para un Coahuila que está por encima de ambos bandos, aunque, en su irracional soberbia, prefieran ignorarlo.
Sombras post apocalípticas cubren el futuro inmediato de Coahuila. Gane quien gane. Todos perdemos.
Nota: Regresaré a este espacio editorial el 13 de noviembre próximo. Hasta entonces, apreciado lector.