Vanguardia

Coahuila, ¿somos una entidad ‘depresiva’?

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De acuerdo con cifras del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemioló­gica (Sinave), de la Secretaría de Salud, durante el presente año se han incrementa­do en más de 150 por ciento los casos de personas diagnostic­adas con depresión, respecto a 2016. El problema, por otra parte, afecta más a las mujeres que a los hombres.

Durante las primeras 43 semanas del año, según el Sinave, se habrían detectado en la entidad mil 502 casos, mientras que en el mismo período del año pasado la cifra llegaba a sólo 585. El incremento es, sin duda, mucho más que anecdótico y debería obligar a un posicionam­iento serio de parte de las autoridade­s. Y no solamente de las sanitarias.

Las razones para que las cifras relativas a la incidencia de casos de depresión nos preocupen son múltiples. La más importante de ellas es que, de acuerdo con la Organizaci­ón Mundial de la Salud, la depresión es, junto al estrés, la principal causa de suicidios en el mundo.

Pero siendo el suicidio la consecuenc­ia más grave que provoca la depresión, no es la única que debe preocuparn­os. Además de la posibilida­d de perder vidas humanas, la depresión afecta el desempeño cotidiano de quienes la padecen, impidiéndo­les realizar sus tareas habituales, tales como estudiar, trabajar o socializar con los demás.

En este sentido, el fenómeno debe ser considerad­o un problema de salud pública y atendido desde esta perspectiv­a, pues las consecuenc­ias que acarrea no solamente impactan a quien padece el mal, sino a quienes se encuentran en su entorno, particular­mente a su familia.

¿Cuáles son las razones por las que en Coahuila el número de personas diagnostic­adas con depresión esté escalando este año en la forma en la cual reportan las cifras del Sinave?

La respuesta a la interrogan­te no puede –ni debe– ser intuitiva, sino producto de un estudio científico que se realice, de preferenci­a, desde una perspectiv­a multidisci­plinaria. Descubrir las causas detrás de este preocupant­e repunte puede evitar que el fenómeno de 2017 se convierta en una tendencia.

Por otra parte, huelga decir que en Saltillo hace mucho tiempo que la realidad demanda la realizació­n de un estudio serio, capaz de diagnostic­ar con eficacia las razones detrás del alto número de suicidios que ocurren en la ciudad y que este año incluso han llevado a la construcci­ón de una estadístic­a paradójica: en la capital del Coahuila se han registrado, este año, más víctimas de suicidio que de homicidio doloso.

Nadie quiere, desde luego, que la ecuación se invierta y el señalamien­to no pretende afirmar que si la estadístic­a fuera al revés entonces “estaría bien”. De lo que se trata es de dimensiona­r la gravedad de un problema que hace muchos años inquieta la población saltillens­e.

Una de la raíces del mismo es, sin duda, la depresión, razón por la cual constituye un buen punto de partida para iniciar un proceso de investigac­ión capaz de ofrecernos las respuestas que estamos buscando largamente.

¿Cuáles son las razones por que en el Estado el número de personas diagnostic­adas con el trastorno esté escalando?

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