Drogas: un problema de oferta y demanda
De acuerdo con el secretario General de la Universidad Autónoma de Coahuila, Salvador Hernández Velez, en la máxima casa de estudios de nuestra entidad existe “preocupación” debido a la presencia recurrente de “dealers” que expenden droga a los alumnos de dicha institución, en las inmediaciones de las instalaciones universitarias.
“Es un problema que ya lo hicimos ver tanto a la Fiscalía como al Ayuntamiento de Saltillo… Estamos preocupados y hemos pedido la colaboración, porque eso ya está fuera de los recintos universitarios”, dijo el segundo al mando en la UADEC.
Más adelante, Hernández Vélez reconocería el verdadero fondo del problema, que no es solamente la existencia de vendedores de droga, sino el hecho de que hay consumidores de la misma entre los estudiantes universitarios, lo cual provoca que, aún cuando las autoridades han actuado ante la denuncias, los narcomenudistas sólo se retiren temporalmente de los recintos universitarios, para volver en cuando la vigilancia se relaja.
Frente a tal realidad, la pregunta que cabe hacer a las autoridades universitarias es, ¿qué está haciendo la máxima casa de estudios de Coahuila para prevenir que sus alumnos —y, eventualmente, sus empleados— se incorporen al contingente de los consumidores de estupefacientes?
Porque si algo está claro en relación con la drogadicción es que las estrategias preventivas son las más eficaces al momento de combatir el tráfico y comercialización de sustancias ilícitas.
La ecuación es simple: si no hay consumidores no importará cuántos individuos pretendan comercializar droga —dentro o fuera de los recintos universitarios—: simplemente sus esfuerzos no encontrarán eco y tal hecho los obligará a buscar “clientes” en otra parte.
Pero si la acción de la Universidad se limita a “dar aviso” a las autoridades estatales y municipales, y esperar que este sólo hecho baste para que el narcomenudeo que afecta a la comunidad universitaria se disipe, difícilmente va a ocurrir algo concreto.
En este sentido, lo relevante sería que la UADEC contara con un programa serio de detección, seguimiento y control de los casos de estudiantes y/o integrantes del personal docente y administrativo, que tengan problemas de farmacodependencia, a fin de combatir eficazmente el narcomenudeo cuya existencia ha sido reconocida por Hernández Vélez.
Lo anterior es particularmente importante si, como se consigna en el reporte periodístico que publicamos en esta edición, el problema no se limita a las escuelas y facultades de la Universidad, sino que se extiende a las escuelas preparatorias —como la Escuela de Bachilleres Mariano Narváez— cuya población estudiantil se encuentra integrada, al 100 por ciento, por menores de edad.
Habrá pues que atender el problema de forma integral, es decir, no solamente desde la perspectiva de que existen proveedores interesados en comercializar su ilegal producto, sino reconociendo que existen consumidores que alientan la existencia de los primeros.
Lo relevante sería que la UADEC contara con un programa serio de detección y seguimiento y control de los casos de estudiantes que tengan problemas de farmacodependencia