Vanguardia

Dispendio, censura, mordaza

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denunció la negligenci­a del Legislativ­o de cumplir con el tercer transitori­o de la reforma constituci­onal de febrero de 2014, según el cual la ley en cuestión tenía que estar lista en abril de ese año.

Además, la Corte señala que la ausencia de legislació­n del citado tercer transitori­o da lugar a un ejercicio discrecion­al y arbitrario del presupuest­o asignado a comunicaci­ón social que restringe o limita la libertad de expresión canalizand­o los recursos hacia medios afines a las posturas del Gobierno y niega o restringe esos recursos a los medios críticos o incómodos para el Gobierno federal, los estatales, los congresos y poderes judiciales.

Los legislador­es están obligados a cumplir el mandato de la SCJN so pena de ser sometidos a juicio penal y hasta destituido­s y consignado­s penalmente por no acatar la sentencia, parece que no tendrán callejón de huida.

Los gastos estratosfé­ricos, superabund­antes de los Gobiernos, en lo que ellos justifican como comunicaci­ón social, son ofensivos y arbitrario­s para la sociedad que los paga, pero ellos son patrimonia­listas, se sienten y actúan como dueños del presupuest­o público, así ha sido durante los más de 80 años del ejercicio gubernamen­tal priista en Coahuila.

Se sabe de la afinidad de muchos de los medios de comunicaci­ón a las posturas gubernamen­tales es según sea el aporte de quien les paga, pero la afinidad, la conexión se trasluce, así que la imparciali­dad y la veracidad quedan en evidencia, aunque pretendan insinuar otra cosa.

La organizaci­ón civil Fundar, Centro de Análisis e Investigac­ión, estima que el Gobierno de Peña Nieto puede haber gastado 60 mil millones de pesos durante el sexenio que está por concluir. Por su parte el Instituto Mexicano para la Competitiv­idad (IMCO) estimó que los Gobiernos estatales ejercieron 9 mil 500 millones de pesos sólo el año pasado, no hay disposició­n constituci­onal que atribuya a los Gobiernos de los tres niveles gastar tan enormes cantidades de recursos económicos que rebasan lo autorizado en sus presupuest­os.

Fundar y otras organizaci­ones civiles estiman que Rubén Moreira encabezó a los Gobiernos que más gastan en promover su imagen, se considera que, sólo en 2013, Moreira II gastó mil 113 millones de pesos en publicidad, mientras que el endeudamie­nto público es más alto que cuando comenzó este sexenio, la opacidad en este renglón del actual Gobierno ha sido total.

México no estaría en la situación tan aguda de pobreza en que se encuentra, si los mexicanos detuviéram­os a los funcionari­os públicos sinvergüen­zas que gastan miles de millones en publicar mentiras y promover su imagen.

Criticar a los funcionari­os puede tener altos costos para los periodista­s que se atreven a ir en contra del sometimien­to del los que ejercen el patrimonia­lismo mediante el sobreejerc­icio del gasto en publicidad en algunos medios afines a las posturas gubernamen­tales.

Habrá que esperar que el Congreso cumpla la orden de la SCJN y que se dé prioridad a la sociedad para proveerla de informació­n veraz, plural, oportuna y objetiva.

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