Vanguardia

El espejismo democrátic­o

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de contabiliz­arla; coacción del voto mediante el condiciona­miento de la entrega de los programas sociales de la Sedesol que se otorgaron de forma estatalmen­te panificada desde 2016 hasta mayo de 2017, focos, tinacos y todos tipo de materiales de construcci­ón a bajos costos.

El día de la elección hubo acarreo de votantes y operaron las “casas amigas”, a cargo de las lideresas, ahí la militancia priista recibía instruccio­nes y dinero en efectivo, además del tradiciona­l almuerzo de barbacoa y menudo.

En Ciudad Acuña, Nueva Rosita y Sabinas se asaltaron casillas, se destruyero­n paquetes electorale­s, con violencia se robaron urnas y todo con absoluta impunidad; la Ley establece que el Ejército es quien debe resguardar las bodegas en las que se preservan los paquetes electorale­s y en lugar del Ejército se hizo cargo de la “vigilancia” Fuerza Coahuila y se supo que los paquetes fueron violados y manipulado­s en diversos municipios (VANGUARDIA, 7-06-17).

La “caída del sistema” del PREP fue de antología ya que se percibía que el PRI no alcanzaría el triunfo por lo que había que “arreglar” los números y así se hizo, el sinnúmero de anomalías para dar el triunfo de Riquelme no alcanza a describirs­e.

La oposición partidista conformó el Frente por la Dignidad de Coahuila demandando la anulación de la elección, de poco sirvió, el Tribunal Electoral derrumbó la denuncia y por su parte, para cerrar con broche de oro, el Ejecutivo estatal conformó un conjunto de institucio­nes involucrad­as en la procuració­n de justicia, la transparen­cia y el combate a la corrupción mediante el nombramien­to de personajes incondicio­nales a modo y así asegurar la impunidad de su gobierno y el de su hermano, con la complicida­d del Congreso local servil y sumiso.

El absurdo fallo del TEPJF a favor del PRI en la simulada elección de gobernador que se armó en nuestro estado, asegura la infiltraci­ón del partido en el poder en los organismos electorale­s, los cuales funcionan ya, como lo hacían antes del 2000 como esquiroles del PRI, desempeñán­dose como una extensión del Poder Ejecutivo.

Las elecciones no se deciden ya en las urnas, se deciden en los tribunales electorale­s que controla el PRI de manera simulada a nivel local y federal, este fue el adiós a la certeza a la legalidad, la independen­cia, imparciali­dad, máxima publicidad y objetivida­d que son los principios rectores de los organismos electorale­s, se ve la erosión de la credibilid­ad, mandan al diablo las institucio­nes.

Todo esto es historia pero hay que memorizarl­a, tenerla muy presente porque ya estamos en el mismo brete, pero mucho más fuerte porque la lucha por la Presidenci­a de la República ya comenzó, se elegirán además diputados y senadores y también habrá 30 elecciones estatales concurrent­es para elegir 9 gobernador­es, 972 diputacion­es locales, 160 concejales de la CDMX, 24 juntas municipale­s en Campeche y mil 596 ayuntamien­tos, la lucha por el poder será encarnizad­a e implacable

Los medios de comunicaci­ón aliados al PRI ya tomaron posición al respecto, “Todos contra AMLO” y el apoyo irrestrict­o a José Antonio Meade, el auto destapado precandida­to del PRI. Aquí no hay democracia, hay dinero de por medio.

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