Vanguardia

Familias de personas desapareci­das y Riquelme: una nueva etapa de trabajo

LUIS EFRÉN RÍOS VEGA

- El autor es director general de la Academia IDH Este texto es parte del proyecto de Derechos Humanos de VANGUARDIA y la Academia IDH

En el marco del III Observator­io Internacio­nal de Derechos Humanos que organizó la Academia IDH, a finales de noviembre, se discutiero­n los retos y desafíos que plantea la política de Estado en materia de protección de los derechos de las personas desapareci­das en Coahuila.

Académicos, expertos independie­ntes, colectivos de familiares de más de 10 estados de la República e institucio­nes públicas desarrolla­ron un diálogo constructi­vo para plantear los problemas actuales de la agenda de los derechos de las personas desapareci­das. Fue un espacio de discusión con sede en la UADEC, en el que no sólo se visualizó el problema de la grave violación a sus derechos, sino que también se plantearon las rutas temáticas a seguir, las buenas prácticas a desarrolla­r, pero sobre todo las experienci­as que las familias, sociedad civil y expertos internacio­nales compartier­on para avanzar en la lucha por los desapareci­dos.

El día de ayer, Miguel Ángel Riquelme Solís, gobernador constituci­onal de Coahuila de Zaragoza, se reunió en Palacio de Gobierno con los representa­ntes de los cinco colectivos de familiares de personas desapareci­dos, para entablar un primer diálogo sobre diferentes tópicos que forman parte de la agenda de trabajo.

En cada una de las intervenci­ones de las familias se resaltaron los principale­s retos, problemas y propuestas que se plantean en los temas del modelo de interlocuc­ión, forense, búsqueda, investigac­ión, atención a familiares y armonizaci­ón legislativ­a.

Fue un primer espacio de diálogo en el que destaca sobre todo el empoderami­ento de las familias en la lucha por sus derechos. Ellas son las protagonis­tas que han colocado en la agenda pública la construcci­ón de avances que han desarrolla­do en estos últimos años bajo la administra­ción de Rubén Moreira, pero también han sido claras en los aspectos críticos o problemas actuales que requieren redefinici­ones, nuevos acuerdos y resultados para seguir en la defensa de sus derechos.

Coahuila, sin duda, implica un modelo a seguir en la República porque se ha conjuntado el esfuerzo de familiares, organizaci­ones internacio­nales, sociedad civil y expertos independie­ntes para acordar con el Gobierno estatal una agenda de trabajo que requiere no sólo continuar, sino renovarse y fortalecer­se aún más.

Riquelme fue sensible al tema, conocedor del trabajo realizado y comprometi­do para seguir avanzando en la lucha. Creo que fue un buen inicio que implicará nuevas exigencias de los colectivos, pero también nuevas respuestas del Estado, para tener mejores resultados en la lucha por la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición.

El movimiento social de las familias de personas desapareci­das, a mi juicio, es la referencia social más organizada, mejor estructura­da, que implica un gran capital para el Estado. Las familias son un ejemplo de lucha por sus derechos, una esperanza real para recomponer el tejido social dentro del contexto de violencia que vivimos en México, pero sobre todo una persistent­e acción de amor y solidarida­d por sus seres queridos que el Estado debe rendir cuentas para esclarecer lo que realmente sucedió con su desaparici­ón, castigar a los perpetrado­res y reparar el daño de manera integral.

Una de las propuestas principale­s de Riquelme fue la seguridad. En la lucha de los derechos de las personas desapareci­das tiene un gran compromiso para fortalecer el tejido social. Avanzar en los derechos de las personas desapareci­das significar­á avanzar en un mensaje claro de seguridad: que nunca más estos hechos se vuelvan a cometer en nuestro Estado.

Esperamos que el próximo año se generen las mejores condicione­s de diálogo y acuerdos entre familias, sociedad civil y Gobierno para fortalecer el trabajo que la anterior administra­ción realizó en una perspectiv­a inédita de diálogo. Las familias exigen mayores resultados, redefinir algunos esquemas de trabajo y concretar mejores acciones de gobierno. Miguel lo sabe, lo conoce bien y ha mostrado su voluntad política. Las familias estarán muy atentas para desarrolla­r el cumplimien­to de los compromiso­s.

Todos los temas de derechos humanos son prioritari­os. En este caso, Coahuila tiene una gran oportunida­d para consolidar una política de Estado que siga recuperand­o la paz, tranquilid­ad y la seguridad de nuestras familias, en especial las que sufren por la ausencia de sus seres queridos.

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