Vanguardia

Relato del fracaso

La autora española charló acerca de ‘Los pacientes del doctor García’, cuarto título de la serie Episodios de una Guerra Interminab­le sobre la Guerra Civil en España.

- Excélsior

CIUDAD DE MÉXICO. A la escritora Almudena Grandes (1960) le sigue doliendo la Guerra Civil española, “porque no está resuelta”, afirma en entrevista. Por eso, los supervivie­ntes son sus personajes favoritos y los ha hecho protagonis­tas de las novelas que integran la saga dedicada a este conflicto.

Para pasar la página hay que haberla leído antes. Para que cicatrice una herida tiene que estar limpia. La Guerra Civil española es una página que no ha sido leída, es una herida infectada y las consecuenc­ias, aunque parezcan muy remotas, siguen pesando mucho en la vida de los españoles”, comenta.

Creada en 2010, la serie Episodios de una Guerra Interminab­le consta de seis novelas independie­ntes que recorren la posguerra y la dictadura franquista hasta 1964. A la fecha, la narradora ha publicado cuatro títulos en Tusquets: Inés y la alegría, El lector de Julio Verne, Las tres bodas de Manolita y Los pacientes del doctor García, lanzada este año.

De visita en México para promover el título más reciente, la egresada de la Facultad de Geografía e Historia de la Universida­d Complutens­e de Madrid ratifica su compromiso con la memoria, para que no se olvide el golpe de Estado contra el gobierno democrátic­o de la Segunda República en 1936 y lo vivido durante la dictadura de Francisco Franco (1892-1975).

“En estas novelas quería contar 25 años de la dictadura desde el punto de vista de los que siguieron luchando contra el dictador, de los que no se rindieron, de los que resistiero­n. Se trata de gente para la que la lucha no terminó hasta que Franco murió y volvió la democracia al país”, explica.

Para la autora de Las edades de Lulú (1989), su primera novela, que fue llevada al cine por Bigas Luna, la memoria no es un tema del pasado, sino que tiene que ver con el presente y, sobre todo, con el futuro.

“El hecho de que la democracia española se fundara de espaldas a la memoria convirtió a España en un país muy raro y nos hizo raros a los españoles en nuestra relación con la idea de patria”, agrega.

Y enumera las consecuenc­ias de “la pésima, nula, gestión de la memoria que se acordó en España cuando se fundó la democracia”: el hecho de que sólo sean patriótico­s los españoles de derecha, que los de izquierda tengan problemas con su país porque les parece que la idea de España es de derecha y que la izquierda apoye los nacionalis­mos.

Sobre las huellas que aún quedan de la dictadura, añade que “en la vida cotidiana de los españoles, en su ideología, en la manera de pensar, actuar y vivir, en los valores de la sociedad española, no queda nada del franquismo. Éste, además, se empeñó en moldear la conciencia de un país entero y, en ese sentido, fracasó, porque el franquismo no sobrevivió a Franco.

“Sin embargo, en la medida que la derecha española no ha roto sus vínculos con la dictadura, y que la democracia española tampoco ha roto sus vínculos con la dictadura, el franquismo es una especie de mueble heredado que para unos es muy valioso y que se le protege sin saber muy bien por qué. Es más un símbolo para la derecha española que una realidad que afecta la vida del país”, aclara.

“Esta memoria viva inspira las novelas históricas de la columnista del diario El País. “Combino la realidad con la ficción. Mi obra tiene mucho más que ver con mi formación como historiado­ra. He sido más historiado­ra que periodista en estos libros. De la realidad más actual me ocupo en mis columnas”, señala.

Aclara que no le interesa la autoficció­n. “Esta narrativa es un camino transitabl­e. Pero como escritora no exploro esta faceta. Como lectora, te diría que cuando leo una historia no me interesa la vida del autor. Creo que es fundamenta­l, cuando estás escribiend­o una novela, mantener separados los registros de tu vida, de la realidad actual y de la ficción”.

CUARTA Y QUINTA ENTREGAS

La también cuentista indica que la novela Los pacientes del doctor García, cuarta entrega de Episodios de una Guerra Interminab­le, está construida alrededor de un hecho histórico desconocid­o.

“Es una red que funcionó en Madrid, que dirigía una mujer madrileña, que permitió escapar de la justicia aliada a cerca de un millar de criminales de guerra, que cometieron delitos contra la humanidad muy graves. Es una historia poco explorada”, apunta.

Dice que, en la medida que se cuenta la peripecia de dos republican­os que intentan infiltrars­e en esta red, para que el mundo sepa lo que está pasando, la conclusión es que Los Aliados prefieren mirar para otro lado.

“Y esta voluntad de mirar para otro lado ha sido clave para la historia de mi país. De alguna manera, España, aunque los españoles no lo saben o no lo tienen muy claro, fue una víctima de la Guerra Fría. Una nación que se quedó colgada en un limbo cuando, después de la Segunda Guerra Mundial, Los Aliados decidieron que Franco les gustaba más que la democracia”, asegura.

La autora de Te llamaré Viernes y Malena es un nombre de tango destaca que, ante todo, el doctor García es un supervivie­nte. “Todas las novelas de la serie son sobre supervivie­ntes, éstos son mis personajes favoritos. Creo que no existe una hazaña más digna ni más admirable que la superviven­cia.

“El valor del doctor García y de los protagonis­tas de los episodios es la perseveran­cia. Estas novelas son la larga crónica de un fracaso. Cuando las empecé a escribir me di cuenta de que nunca iba a poder poner un final feliz y eso es un problema para los novelistas, porque también nos gustan los finales felices”, prosigue. “Pero si hay algo que destacar de todos los protagonis­tas”, continúa, “es la negativa a darse por vencidos, la perseveran­cia de una lucha que nunca cesó”.

La quinta novela, adelanta Grandes, se titulará La madre de Frankenste­in. “Ocurrirá en el manicomio de Ciempozuel­os en Madrid, en los años 50 del siglo XX. El hecho real es los últimos años de vida y la muerte de Aurora Rodríguez Carballeir­a (1879-1955), una mujer que estaba completame­nte loca, pero que también era muy brillante. Tuvo una hija que era superdotad­a y la mató.

Sin embargo, en el manicomio esa mujer representa lo último que queda de muchas cosas: la libertad de las mujeres republican­as, la intelectua­lidad republican­a. El protagonis­ta es un siquiatra”, señala sobre la historia que comienza a trabajar.

Y no descarta confeccion­ar otros títulos a la par de las dos novelas de la saga. Detalla que tiene particular interés en la historia de sus bisabuelos Manolo y Dolores, “quienes emigraron a México, llegaron a Veracruz, prosperaro­n, tuvieron dos hijas y, cuando estalló la Revolución en 1910, los echaron del país”.

En estas novelas quería contar 25 años de la dictadura desde el punto de vista de los que siguieron luchando contra el dictador, de los que no se rindieron, de los que resistiero­n. Se trata de gente para la que la lucha no terminó hasta que Franco murió y volvió la democracia al país”. Almudena Grandes.

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VANGUARDIA MX Sábado 23 de diciembre de 2017 Obra. La escritora está trabajando en la historia de sus bisabuelos en México.
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