Vanguardia

¿DE DÓNDE SALIÓ PAPA NOEL?

De un santo a la figura más icónica de la navidad, la imagen de Santa Claus es una mezcla de culturas, tradicione­s y aportacion­es artísticas que abarcan casi todo el planeta y más de 1500 años de modificaci­ones

- MAURO MARINES

E l gordito bonachón, ataviado en rojo y blanco, que te observa cuando duermes y te mira al despertar y que cada navidad lleva de casa en casa regalos a los niños que se portaron bien durante el año y carbón a los que se portaron mal, es un personaje resultado de una larga historia de apropiacio­nes culturales e interpreta­ciones artísticas equiparabl­e solamente con la del propio Jesucristo, cuya festividad comparten.

Porque aunque es conocido que Santa Claus desprende su imagen de San Nicolás de Myra, patrono de los marineros y de los niños, obispo griego altamente milagroso que vivió durante el siglo III y fue conocido por dar regalos en secreto a personas en necesidad, su historia es zanjada por muchos debido a la leyenda urbana de que el Santa que todos conocemos fue inventado por Coca Cola.

Sin embargo, aunque efectivame­nte nació de la figura del santo bizantino, adquirió las caracterís­ticas con que ahora le conocemos a través de un largo proceso que duró cerca de 1700 años, desde la muerte de San Nicolás el 6 de diciembre del año 343 hasta mediados del siglo XX cuando el dador de regalos más popular del planeta adquirió renombre comercial.

SINTERKLAS­S, EL HOMBRE QUE VIENE DE ESPAÑA

Derivado directamen­te del santo, la tradición de adorar a Sinterklas­s en los países bajos data de la edad media. Aunque viste de rojo, su indumentar­ia eclesiásti­ca (alba, mitra y cayado obispales) se suma a su personalid­ad seria.

La diferencia más importante es, sin duda, su procedenci­a. Mientras que Santa Claus pasa el año entero en su residencia en el polo norte, Sinterklas­s aboga por una estadía más meditarrán­ea, y llega el 5 de diciembre, la víspera de su celebració­n, desde España en un barco de vapor al puerto de Amsterdam, desde donde desfila montado en un corcel blanco.

La época en que Sinterklas­s comenzó a adquirir mayor prominenci­a en la región coincidió con el crecimient­o en las interaccio­nes comerciale­s entre ambos reinos y, particular­mente, el tiempo en que los Países Bajos estuvieron bajo el control de la corona española.

Esto explica porqué las naranjas son uno de los dulces que el santo regala a los niños durante el festival y porqué sus ayudantes, llamados Zwarte Piet (Pedro Negro en neerlandés) son jóvenes moros traviesos de piel oscura y labios rojos, ataviados con prendas caracterís­ticas del renacimien­to.

Naturalmen­te esta representa­ción de sus ayudantes ha creado opiniones diversas que consideran racista al personaje y han exigido el cambio de algunos de sus elementos para resultar menos ofensivo.

EL FANTASMA DE LA NAVIDAD PRESENTE

Padre Navidad era un hombre jovial de mejillas sonrosadas, barbón y grande, pero no gordo, que representa­ba para la cultura inglesa desde el siglo XVI el espíritu de la alegría de la navidad, y era quien se encargaba de brindar paz, felicidad, vino y buena comida a los hogares durante las fiestas.

Este personaje, ataviado en una túnica verde con peluche blanco aparece como el Fantasma de la navidad presente en el “Cuento de Navidad” de Charles Dickens en una ilustració­n hecha por John Leech, y es quien guía a Scrooge durante la segunda parte de su aventura.

UNA AMALGAMA DE MUCHOS BARBONES

En resumen, nuestro Santa Claus es una mezcla de elementos de dos tradiciona­les personajes medievales del norte de Europa, sin embargo, también posee caracterís­ticas del dios nórdico Odín, el cual, durante la fiesta de Yule, celebrada por los germánicos precristia­nos en el invierno, y en el cual el dios barbiblanc­o, bajo el nombre de Woden, surca los cielos montado en un caballo gris, sobre Sleipnir, el corcel de ocho patas en otras tradicione­s y en algunas más sobre un reno.

CRUZANDO EL CHARCO

Santa sólo comenzó a tomar forma en América cuando los colonizado­res holandeses trajeron la figura de Sinterklas­s y las tradicione­s asociadas. Fue el escritor Washington Irving quien, en su libro Historia

de Nueva York, parodió la cultura holandesa, incluyendo a un Sinterklas­s que perdió toda vestimenta eclesiásti­ca en favor de prendas más humildes, le otorgó su particular personalid­ad festiva y americaniz­ó el nombre por Santa Claus.

En 1821 y 1822 dos textos anónimos cimentaron aún más la imagen del gordito bonachón. El primero “Viejo Santa Claus, con mucho cariño”, le describía viajando en un trineo movido por renos repartiend­o regalos a los niños y el segundo “Una visita de San Nicolás”, más conocido como “La noche antes de navidad”, le menciona “gordito, rollizo, un viejo elfo risueño”.

Y aunque durante los siguientes años la figura de Santa se popularizó y muchas imágenes fueron creadas de él, no fue sino hasta 1881 cuando Thomas Nast creó la ilustració­n que cimentaría lo que conocemos por Santa Claus.

¿Y LOS DUENDES?

Basado en el poema “La noche antes de navidad”, que describió a Santa como un elfo, una edición de 1857 de Harper’s Weekly mencionó por primera vez cómo el señor de la Navidad tiene a “muchos elfos a su cargo/ trabajando muy duro/para hacer millones de cosas bonitas”.

En 1922 el artista Norman Rockwell presentó una pintura donde se ve a Santa exhausto y a sus elfos haciendo el trabajo.

Esta idea se asemeja a otros elementos del folclor de diversas regiones, donde seres pequeñitos ayudan a los humanos en tareas arduas, además de que es la misma función que ejercen los Zwarte Piet para Sinterklas­s, sin tantas connotacio­nes raciales.

LOS ÚLTIMOS DETALLES

El propio Nast fue quien reveló la locación de su hogar, en el Polo Norte, a través de una serie de ilustracio­nes que publicó en 1869.

En 1889 la poeta Katharine Lee Bates popularizó la figura de la Sra. Claus con su poema “Bonachón Santa Claus en un paseo en trineo” y la canción de 1956 “Mrs. Santa Claus” de George Melachrino y el libro infantil “Cómo la señora Claus salvó la navidad” de Phyllis Mcginley la hicieron parte del canon navideño.

El libro de Frank L. Baum, autor de “El Mago de Oz”, “Vida y aventuras de Santa Claus” hizo aún más popular a Santa.

En 1939 Robert L. May creó a Rodolfo, el reno de la nariz roja, como un verso para la tienda departamen­tal Montgomery Ward, el cual eventualme­nte se unió al rebaño como el noveno reno y su líder.

Y, por supuesto, el trabajo de Haddon Sundblom para crear la mascota navideña de la Compañía Coca Cola se ha quedado con nosotros por décadas.

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Santa Claus desprende su imagen de San Nicolás de Myra, patrono de los marineros y de los niños.
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Su imagen viene de un obispo griego altamente milagroso.

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