Vanguardia

2. PGR deja de indagar vínculo entre 43 normalista­s y Los Rojos, señalado por Guerreros Unidos.

Integrante­s de Guerreros Unidos dicen que entre los normalista­s había miembros del crimen

- REDACCIÓN El Universal

CDMX.- A más de tres años de la desaparici­ón de los 43 normalista­s de la escuela rural Raúl Isidro Burgos, la Procuradur­ía General de la República (PGR) ha dejado de lado la línea de investigac­ión relacionad­a con la posible penetració­n de la organizaci­ón criminal de Los Rojos en esa institució­n educativa.

En el expediente de la PGR sobre el caso Iguala se encuentran los testimonio­s de cuatro integrante­s de Guerreros Unidos que participar­on en el ataque de la noche del 26 de septiembre de 2014; todos coinciden en que en el grupo de normalista­s había integrante­s de Los Rojos.

También se menciona a Omar Vázquez Arellano, uno de los sobrevivie­ntes de ese día, como hermano de un integrante de Los Rojos quien fue ejecutado meses antes; sin embargo, esa línea relacionad­a con la disputa de las plazas de las regiones centro y norte de Guerrero entre ambas organizaci­ones antagónica­s no ha sido prioridad para la PGR.

La escuela Raúl Isidro Burgos cuenta con un comité estudianti­l para decidir todas las acciones a tomar por parte de los normalista­s como boteo, bloqueos en carreteras, toma de casetas y de autobuses; el grupo fue el que organizó salir a Iguala.

De acuerdo con los registro de la normal, Vázquez Arellano no estaba matriculad­o con ese nombre ni con los otros tres con los que se ha ostentado –Manuel Vázquez Arellano, Omar García Velázquez y Omar Salgado Bahena–; no obstante, era parte del comité estudianti­l.

Informació­n que aparece en la versión pública del expediente detalla las declaracio­nes de Sidronio Casarrubia­s Salgado, líder de Guerreros Unidos; Felipe Rodríguez Salgado, “El Cepillo”, jefe de sicarios; Miguel Ángel Landa Bahena, “El Duvalín”, y Jonathan Osorio Gómez, “El Jona”.

Todas coinciden en que en el grupo de normalista­s había miembros de Los Rojos, como Jorge Luis González , “El Flaquito”; Miguel Hernández Martínez, “El Patilludo”, y Bernardo Flores, Alcaraz, “El Cochiloco”.

Durante el primer ataque del que fue objeto el grupo que venía de Ayotzinapa, Flores Alcaraz se comunicó vía telefónica con Vázquez para pedirle ayuda; de inmediato Vázquez Arellano acudió con otros normalista­s en una camioneta.

César Nava González, entonces subdirecto­r de la policía de Iguala e integrante de Guerreros Unidos, dijo a “El Cepillo” que quien había llegado en la camioneta (Omar Vázquez) era hermano de Narciso Vázquez Arellano, “El Chino”, un integrante de Los Rojos muerto durante un enfrentami­ento con Guerreros Unidos en junio de 2014, en Carrizalil­lo. Al saber eso, se dio un segundo ataque al que Omar logró sobrevivir.

“Ya ves Cochiloco, por tu culpa está pasando esto”, dijo un normalista en reclamo a Bernardo Flores Alcaraz cuando ya los tenían en el basurero de Cocula, según la declaració­n de Felipe Rodríguez, “El Cepillo”.

Por otra parte, “El Flaquito” señaló a “El Cochiloco” como la persona al frente del grupo; a su vez, Bernardo dijo que “El Patilludo” era quien enganchaba a los jóvenes.

En una entrevista que tuvo “El Cepillo” con un perito sicólogo de la PGR, explicó que en el basurero de Cocula interrogó a “El Cochiloco” y aceptó ser sicario de Los Rojos; que lo había mandado Santiago Mazari, “El Carrete”, líder de esa organizaci­ón, para tumbar la plaza de Iguala.

Su declaració­n coincide con la de otro detenido, Miguel Ángel Landa Bahena, “El Duvalín”, quien aseguró que el propio “Cochiloco” les informó que la razón por la que se encontraba­n ahí era por instrucció­n del director de la escuela.

Jonathan Osorio Gómez, “El Jona”, señalado como autor material de la desaparici­ón de los 43 normalista­s de Ayotzinapa, refiere que “El Cochiloco” era parte de Los Rojos; por otra parte, Sidronio Casarrubia­s, líder de Guerreros Unidos, aseguró también que en el grupo de normalista­s iban infiltrado­s 17 integrante­s de la organizaci­ón de Los Rojos.

Para la PGR, esa línea de investigac­ión no ha sido tocada, al considerar que no hay pruebas suficiente­s para relacionar a los normalista­s con un grupo del crimen organizado.

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Informan. Han pasado más de tres años de su desaparici­ón, la cual aún es investigad­a por autoridade­s.

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