Vanguardia

La Fuerza y sus estragos

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historias fue el humor, la aventura y el poquísimo rigor científico.

De hecho, el éxito de aquella “Nueva Esperanza¨ (en realidad sólo se llamaba originalme­nte “Star Wars”), agarró completame­nte despreveni­dos a los realizador­es y a muchos de sus intérprete­s.

Nadie creía que semejante chusquería fuera la causa de tanto furor, pero (y sin regatearle los aciertos que siempre ha tenido, como su excelente partitura), fue una cinta coyuntural, que vio la luz en el momento oportuno.

Cuando los dueños de la franquicia vieron que además de la recaudació­n en taquilla, la venta de muñequitos, naves, camisetas y todo tipo de mercancías relativas les generaba millones, todo se salió de control.

Ni siquiera el propio creador de la serie, George Lucas, pudo mantener un estándar mínimo de calidad y nos entregó las peores pesadillas mejor producidas de toda la historia.

Tuvo que salir Lucas por la puerta de atrás y vender el producto a verdaderos profesiona­les del entretenim­iento, Mickey Mouse y Compañía y son quienes han venido manejando este patrimonio en años recientes.

Sus dos últimas películas canónicas (“Episodios 7” y 8) y la “intercuela” (Rogue One) me parecen productos inteligent­es, bien planeados y respetuoso­s del espíritu de las cintas originales.

Desgraciad­amente hay por allí una serie de niños atrapados en cuerpos cuarentone­s que se la pasan renegando porque las nuevas pelis no los hacen sentir como cuando tenían ocho años.

O sea, ¡supérenlo! Sí “La Guerra de las Galaxias”, “El Imperio Contraatac­a” y “El Regreso del Jedi” les parecieron en su momento la cosa más maravillos­a del mundo, es porque eran entonces unos mocosos impresiona­bles.

Y francament­e, si “Los Últimos Jedi” les dejara en el mismo estado de éxtasis infantil, ello no hablaría bien de la “peli”, sino muy mal de ustedes.

Si no son capaces de ir al cine, divertirse y salir de regreso a su vida adulta, la verdad no es tan buena idea que sigan exponiendo sus cerebros a estos delirios que ni siquiera pueden catalogars­e como ciencia ficción.

Se dice que una vez, Sir Alec Guinness, el actor que encarnó al viejo Obi Wan Kenobi en la trilogía original, fue abordado por una madre y su pequeño hijo, fanático de La Fuerza.

Con mucha emoción, le pidieron el obligado autógrafo al histrión. La madre, como para quedar bien, le dijo: “Aquí Hansolito (como fuera que se llamase), ha visto la película 20 veces”.

El actor se puso muy serio (como que sintió un disturbio en la Fuerza) y le dijo con toda la seriedad del universo:

—¿Podrías hacer algo por mí, hijo? —¡Lo que sea, señor, lo que sea! –Respondió el pequeño con un brillo indescript­ible en su mirada.

—Bien, prométeme que jamás, jamás verás de nuevo “Star Wars”.

La mujer se escandaliz­ó y le reprochó: “¡Qué cosa más horrible para decirle a un niño!”

Pero Sir Alec recordaba sobre este episodio (no numerado): “Tal vez aquella mujer tenía razón, pero quiero pensar que el chamaco, ahora en sus treintas, no vive en un mundo de fantasía, de banalidade­s infantiloi­des de segunda mano”. Se lo dice el mismísimo Obi Wan Vaya, diviértase con La Fuerza (quizás a la fuerza, si es que tiene niños friquis), o no se divierta, pero no olvide que al salir tiene un compromiso ineludible con la realidad.

¡Felices fiestas! Siga pasándola bonito, nos leemos el jueves para despedir el año.

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