Es hora de la meritocracia
¿Por qué no pueden aplicar en “el sistema de gobierno mexicano”, criterios sabios como lo hacen los fundadores de empresas innovadoras de clase mundial?, en lugar de elegir a hombres y mujeres con formación profesional idónea para cada cargo importante, unos prefieren a los que fueron sus compañeritos de kínder, otros eligen a mercenarios que ejecutan cualquier cosa que les ordenen.
A la Ética la han arrojado al excusado (que también se escribe con “e”). Éxito guarda semejanza con la palabra existo. Más en el proceso de existir se toman buenas y malas decisiones, buenas y malas acciones. Pero cuando, aun sabiendo que son malas acciones se llevan a cabo con premeditación, alevosía y ventaja, ahí empieza la desgracia de un país. Son los tres agravantes de la criminalidad.
Echemos un vistazo a la mentalidad de Mark Elliot Zuckerberg, fundador y CEO de Facebook. Él es partidario de fomentar la meritocracia y aplicar el criterio “la mejor idea debe ser la ganadora”.
También expresa su visión de una globalización perfecta y los pasos para llevarla a cabo: Expandir la prosperidad y la libertad para promover la paz y el entendimiento, sacar personas de la pobreza, acelerar la ciencia, terminar con el terrorismo, combatir el cambio climático, prevenir pandemias, el progreso requiere que la humanidad esté unida, no solo como ciudades o naciones, sino una comunidad global.
Instó a los graduados de la Generación 2017 de Harvard a romper la inercia del nacionalismo exacerbado, anunció que con 60 mil millones de dólares como empresa, Facebook se encargará de dar el siguiente paso para desarrollar y fungir como la infraestructura social que dé a las personas el poder de construir una comunidad global que funcione para todos.
Ignoro si el Departamento del Tesoro estadounidense otorgue descuentos tributarios a las personas morales que aporten recursos, estructura económica y operativa para fines filantrópicas, pero lo que sucede en México es peor que “lo que sucede en las Vegas”, “La Casa Nunca Pierde”. Los grandes evasores y su ruta de dinero a paraísos fiscales son protegidos con silencio, distractores y vista gorda, muuuy gorda…
¡Decídete a ser feliz hoy!