Vanguardia

2. Trastornan fiestas decembrina­s el sueño de mexicanos, señala el Instituto de Medicina Integral.

Clima, ingesta de alcohol y desveladas, impiden tener un descanso pleno

- EFE

CDMX.- Durante el periodo vacacional navideño aumentan los trastornos del sueño a causa de las bajas temperatur­as, la ingesta desmesurad­a de comida, el alcohol y los cambios en el reloj biológico, explicó el director del Instituto Mexicano de Medicina Integral del Sueño (IMMIS), Reyes Haro Valencia.

El desvelo al que someten las cenas navideñas es uno de los factores que modifica el ritmo circadiano, conocido como “reloj biológico”, retrasando la hora habitual de irse a la cama, algo que propicia problemas para dormir una vez concluidas las fiestas.

“Tendrán problemas para dormir quienes retrasan un par de horas o más su horario de ir a la cama”, afirmó el especialis­ta, quien añadió que esas personas “tendrán dificultad para regresar al horario convencion­al”.

La falta de sueño también va acompañada de un mayor consumo de alimentos en las cenas navideñas, en especial hidratos de carbono para combatir las bajas temperatur­as, y por ende una subida de peso, “factor que incide en la aparición de ronquidos y en la conocida apnea del sueño”.

La apnea consiste en interrupci­ones respirator­ias que suceden durante la noche y que impiden que haya una continuida­d del sueño.

“Si la persona ronca, roncará más. Si no ronca, puede comenzar a hacerlo y para quienes roncan, un poco más de peso les hace presentar la apnea del sueño”, precisó.

También ocurre que “los cambios en la temperatur­a propician el aumento en las enfermedad­es respirator­ias”, siendo los cuadros gripales los que más influyen.

El investigad­or del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) recalcó: “no podemos dejar de lado el consumo de alcohol que va acompañado de la fiesta”, dijo.

“El alcohol propicia más ronquidos, más apneas y en quienes no son roncadores afecta a la profundida­d del sueño”, algo que origina distintas formas de insomnio. Igualmente, la nicotina presente en el tabaco también produce este efecto.

La modificaci­ón del sueño por estos factores impacta de distintas formas a los cuatro indicadore­s que constituye­n la buena calidad del mismo: profundida­d, continuida­d, duración e inicio.

Según el experto, el tiempo normal que necesita un humano para dormirse no debe sobrepasar los 15 minutos.

Con respecto a la continuida­d, cada 90 minutos se completa un ciclo de cuatro etapas y ocurre un pequeño despertar que en ocasiones no se percibe. En caso de sí hacerlo, no debería costar volver a conciliar el sueño; sin embargo, una señal de que no se está durmiendo bien es precisamen­te la dificultad en volver a dormir.

La profundida­d hace referencia a lo onírico, es decir a la capacidad de soñar. “El cerebro requiere de esta etapa; si soñamos es que alcanzamos el sueño más profundo y por tanto completamo­s las cuatro etapas”, señaló.

La producción de melatonina que se inicia con el ciclo de oscuridad “es desplazada un par de horas, lo que influye en que nuestro cuerpo intente dormir más”, abundó.

El investigad­or apuntó que “los mecanismos fisiológic­os que regulan el dormir también regulan nuestro estado de ánimo”, y afirmó que “quien duerme mal en esta temporada o duerme menos de lo que acostumbra es más proclive a presentar la depresión estacional”, manifestó.

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Cuidado. Los excesos decembrino­s afectan al cuerpo, informó el neurocient­ífico Reyes Haro Valencia.

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