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RICINO Historia de un veneno discreto —y efectivo

Las abuelitas del siglo pasado tenían su remedio favorito. Uno de ellos era el aceite de ricino. La pregunta es, ¿sabían ellas que las semillas del ricino albergan uno de los venenos más potentes que existen en la Naturaleza?

- VANGUARDIA MX | VIERNES 5 DE ENERO DE 2018

Tal como lo fue en la antigüedad, el ricino es también un arma del siglo 21. Una delicada forma de matar, que llegó a convertirs­e en un arte durante el Renacimien­to, y así ha permanecid­o desde entonces.

Dos sucesos cercanos lo ponen de manifiesto. Por un lado, las sospechas todavía vigentes sobre la muerte del líder palestino Yasser Arafat; y por el otro, las evidencias del trato dispensado al líder opositor ucraniano Viktoryush­chenko, cuyo rostro invadido por las huellas de un espantoso acné, fue una prueba viva de un intento de envenenami­ento con fines políticos.

La esencia de un buen veneno siempre ha perseguido la misma virtud: ser letal y no dejar huella. Y en ese sentido, los expertos reconocen la existencia de nuevas y poderosas sustancias capaces de hacer su trabajo de la manera más discreta y efectiva.

El envenenami­ento era una práctica habitual en las clases dirigentes para dirimir sus diferencia­s de una manera limpia y educada’. Se lograba eliminar al adversario con discreción y asepsia, bajo los efectos de una ‘enfermedad’ rápida e irreversib­le.

Muertes aparenteme­nte naturales, como la del líder ruso Vladimir Lenin o la del papa Juan Pablo I, alimentan los archivos de casos sospechoso­s. De hecho, el listado de los que se incluyen en el enigma ha llegado a ser muy extenso.

MIRE ESTE CASO Georgi Markov era un escritor búlgaro exiliado en Londres desde 1969, donde tenía una gran influencia política en tiempos del régimen comunista de Todor Zhivkov, quien en junio de 1977 decidió silenciar al escritor. La orden fue dictada en una reunión del Politiburó y encargada al entonces ministro del Interior, Dimiter Stoyanov, quien pidió ayuda a la KGB (la policía secreta soviética).

Markov ya había sufrido dos atentados contra su vida, uno en Londres y otro durante un viaje a Cerdeña, pero ambos fracasaron. Sin embargo, el 7 de septiembre de 1978, cumpleaños del dictador búlgaro, el intento fue más efectivo. Ese día Markov se dirigió como de costumbre a tomar el autobús cerca del puente de Waterloo, en Londres, para dirigirse a su casa.

Al llegar al sito ocupó su lugar en la cola, casi de inmediato sintió un pinchazo en su muslo derecho. Giró y pudo observar a un hombre que estaba manipuland­o un paraguas, por lo que no sospechó nada extraño. El hombre pidió perdón y se marchó en busca de un taxi.

Cuando llegó a su casa, Markov observó que tenía una pequeña herida en su muslo, pero no le dio mayor importanci­a. Más tarde comenzó a sentirse enfermo.

Al día siguiente fue al hospital, donde le diagnostic­aron septicemia (envenenami­ento de la sangre) Markov falleció tres días después.

En la autopsia se descubrió la existencia de una pequeña esfera de dos milímetros de diámetro, en el área donde fue punzado por el paraguas.

La pequeña esfera contenía trazas de ricino. En síntesis: tras la caída del régimen soviético, dos oficiales de la KGB admitieron haber organizado el asesinato.

TIEMPO DE RECORDAR Los lectores con más de 50 años probableme­nte saben de lo que estamos tratando cuando nos referimos al ricino. La razón es que muchos de ellos deben haber recibido su respectiva dosis de esta medicina, que llegó a ser muy popular en las manos de las mamás y las abuelas del siglo XX.

El aceite de ricino, con su sabor amargo caracterís­tico, era el remedio preferido para purgar y laxar a los niños. De hecho, no faltaba en ninguno de los botiquines familiares de mediados del siglo pasado.

Se le llamaba también ‘aceite de castor’ porque en inglés se le conocía como ‘castor oil’.

Lo que pocos saben es que las semillas del ricino albergan una de las toxinas más poderosas que existen en la Naturaleza, la ricina, mil veces más letal que el cianuro. De hecho, en las Agencias de Inteligenc­ia son muchos los que creen que el ricino se presta para ser utilizado como un arma bioterrori­sta. Y por ello han decidido desarrolla­r un antídoto.

De hecho, tras ocho años de investigac­ión, científico­s británicos anunciaron, en octubre del año 2000 que estaban listos para producir el antídoto contra el envenenami­ento por ricina.

La antitoxina –desarrolla­da por el Laboratori­o de Ciencia Y Tecnología de Wiltshire, en Inglaterra— protege hasta 24 horas después de haberse expuesto al contacto del tóxico.

La ricina se extrae de las semillas del Ricinus communis, un arbusto que crece en los lugares secos del mundo, incluyendo los alrededore­s de Saltillo, y que ha sido utilizado ampliament­e para extraer el aceite de ricino.

La toxina no se encuentra en el aceite, pero sí en la pulpa que se desecha después de haberlo extraído. La dosis letal, es decir, la cantidad que se necesita para matar a una persona, depende de la forma en que entra al organismo (oral, nasal o dermal). La dosis letal media es de alrededor de un miligramo de ricina, por kilogramo de peso corporal. Provoca aglutinami­ento de las células sanguíneas y colapso múltiple de pulmones, hígado y riñones.

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