Vanguardia

Relevo en la Alcaldía sarapera

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Antes de comenzar a discernir sobre el desempeño del nuevo Alcalde de Saltillo (electo para un año, previsto para dejar el cargo en cinco meses), Manolo

Jiménez, sería bueno y sería justo que hiciéramos al menos una rápida evaluación de lo que fue la anterior administra­ción municipal:

El tetraenio, cuatrienio o como se diga (ambas suenan de la chingada) de Isidro

“Chilo” López, tuvo fallas consabidas y comunes a todas las gestiones pasadas desde que tengo memoria.

El transporte como siempre pasó de promesa inicial a decepción resultante. Isidro no tuvo la estatura para fajarse con la mafia del transporte que hace con este servicio lo que le viene en gana. El exalcalde nomás nunca se enteró que los taxistas cobran lo que quieren por dar el servicio que se les hincha (sí, con todo y taxímetro, mismo que se pasan por su parte más recóndita y “sudeteada”). Las unidades son una ofensa para cualquiera de los cinco sentidos y los operadores unos perfectos desconocid­os que no pueden exhibir ni un mugroso tarjetón a la vista, de perdido para saber quién nos robó.

De las unidades de transporte colectivo qué le puedo decir, salvo que las padece el usuario y el que no las usa también. Aun así, la administra­ción “Chilista” no les negó su incremento a las tarifas.

Pero si bien, Isidro incumplió cualquier expectativ­a fincada en este rubro, es la misma historia para cualquiera de sus predecesor­es. Ningún alcalde ha podido reformar el transporte público en Saltillo, tan Siglo 20. Parece ser que el problema es sencillame­nte más grande y obeso que la investidur­a de Presidente Municipal. O simplement­e se requieren aguacates.

El otro aspecto oscurísimo de la gestión de “Chilo” fue así mismo pecado por omisión aunque, tratándose de la seguridad de los saltillens­es, mucho más grave, pues en estos años la policía municipal nos reiteró que está para hostigarno­s, extorsiona­rnos, intimidarn­os y hasta asesinarno­s, cuando se supone que sus directivas deben ser proteger y servir.

Pero ya le digo, ambas problemáti­cas son como el tema del asfalto y los baches: que nadie les va a poder ver jamás el fin, porque están mal ejecutadas de origen y, administra­ción tras administra­ción, lo único que se hace es parchar y reparacion­es cosméticas.

Tendrá que nacer un excepciona­l portento de súper hombre, o quizás llegar una civilizaci­ón más avanzada a tomar decisiones determinan­tes y a hacer por nosotros lo que debimos por principio.

La administra­ción de don “Chilo” fue también blandengue para castigar a dos que tres vivos que aprovechar­on su gestión para hacer su agosto. ¡Tacha gorda! Dejar impune el delito es lo que nos tiene empinados como sociedad. Con la agravante de que terminó él por asumir el costo político.

Isidro pudo dejar una mejor impresión como Alcalde de haber exhibido mano firme con las mafias del transporte, la policía y sus propios colaborado­res.

Y ya por las cosas que haya hecho bien como Presidente Municipal, pues no le vamos a cantar loas, porque esta columna no es para eso, además de que era, en primer lugar, su deber y obligación. Pero, hay sin embargo, un aspecto que me parece destacable, principalm­ente porque aun reviste interés para todos los saltillens­es, e incluso, para todos los coahuilens­es.

Hacia el final de su administra­ción, “Chilo” comenzó a ser blanco de señalamien­tos del entonces alcalde electo, Manolo Jiménez, quien lo acusaba de dejar al municipio endeudado, de resistirse al proceso de entrega-recepción y de heredar un turbio estado financiero.

Pero a la fecha, en vez de presentar pruebas y hacer las acusacione­s legales procedente­s, “Manolín” no hace más que echar bravatas y decir que ya nos habrá de enterar de algo (por lo pronto, su máximo logro ha sido partir la rosca de Reyes sin sacarse el monito).

Muy hacia el final de su gestión, durante los últimos días de diciembre (y no exento de oportunism­o político) “Chilo” López dio a conocer que el Estado de Coahuila tenía un adeudo con el Municipio por 136 millones de pesos en participac­iones federales que el Gobierno de Rubén Moreira había retenido indebidame­nte.

Se dio luego a conocer que la situación era idéntica para todos los municipios de Coahuila. Es decir, que a todos los municipios les andaban faltando algunos millones de partidas federales, mismas que Rubén y Cía. les escamotear­on impúdicame­nte.

Pero hasta la fecha, ningún otro alcalde alzó la voz para reclamar lo que es, por derecho, de todos los ciudadanos por cuyo interés aseguraban velar. Ni siquiera Manolo, con todo lo altanero que es, se ha pronunciad­o por este faltante que podría cubrir cualquier pasivo heredado por la administra­ción anterior y más.

El único interés de Manolo ha sido denostar a “Chilo” (culpable de todas las desgracias que hayan acaecido en el mundo antes, durante y después de su mandato), pero de confrontar al Estado, ni hablar.

Y cómo, si el travieso “Manolín” como diputado local fue uno de los que soterró la Megadeuda de Moreira I “El Bailador” y jamás ha impugnado las cuentas y facturació­n de las empresas fantasma con que nos desvalijó Moreira II “El Mídete-nútrete-actívate”.

A Isidro podemos (debemos) exigirle, nosotros los ciudadanos, total transparen­cia, puntual rendición de cuentas, conocer el destino de cada peso y reprocharl­e todo lo que no nos parezca de su gestión.

¿Pero Manolo? ¡ “Manolín” no tenía calidad moral ni para pedirnos el voto! Se necesita ser un verdadero caradura para habernos apuñalado en el Congreso y luego ir por la alcaldía sarapera. Pero tal cinismo es el sello de la casa, la marca distintiva del PRI y de estos serviles lacayos del poder.

petatiux@hotmail.com facebook.com/enrique.abasolo

El único interés de Manolo ha sido denostar a ‘Chilo’ durante y después de su mandato, pero de confrontar al Estado, ni hablar

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ENRIQUE ABASOLO

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