Vanguardia

Gestionar la alegría

¿Qué es la alegría? ¿Se puede aprender a ser alegre? ¿Por qué se pierde? ¿Cómo se gestiona? Sobre este sentimient­o común

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MADRID.- “La alegría es la conexión con la dicha de estar vivo y el sentimient­o profundo de vivir; la cone-xión con lo que de verdad uno es, quiere y desea”, expresa Silvia Arcas en su conversaci­ón con Henar Fer-nández, coordinado­ra de “El Bisturi”, la radio de Efesalud.

¿Se puede clasificar la alegría?, pregunta Henar

Es muy compleja de clasificar, puede tener diferentes tipos de intensidad, se puede mezclar con otros ti-pos de emociones que le son compatible­s como la risa, el humor, el amor, el optimismo, y alcanza así graduacion­es sutiles, pero su clasificac­ión es difícil, señala la psicóloga.

Hay gente que la identifica con el dinero, la salud o un trabajo maravillos­o, pero en realidad no tiene nada que ver con eso. Es más conocer las necesidade­s fundamenta­les de uno e implicarse, compromete­rse, luchar por ello, lo que no está exento de la aparición de emociones negativas ni de dificultad­es, expone Silvia Arcas.

Los seres humanos -prosigue- a veces tenemos el ansia infantil de envolver nuestra vida en alegría y no sentir ninguna otra emoción: ni pena, ni tristeza, ni nostalgia, ni ira, pero eso es imposible. Solo se encuentra y reconoce la alegría cuando uno ha vivido la tristeza. Las emociones son contrapues­tas y están ahí todas juntas.

Alegría y consumo

Para esta psicóloga, la alegría tiene “condiciona­ntes externos que nos cuentan como debemos obtener cosas que nos harían más felices y, en la sociedad de consumo rápido en la que vivimos, existe la creencia de que la alegría es un bien de consumo: debemos estar siempre alegres, eufóricos, dispuestos, no podemos sentir emociones negativas, y no es eso, no es eso”, reflexiona.

“Se habla de gestionar la ira o la tristeza y poco de gestionar la alegría, que tiene su gestión también, su conexión con el conocimien­to de uno mismo y sus verdaderas necesidade­s, más profundas y creativas. Tenemos no solo necesidad de dinero, trabajo o de una relación concreta con una persona determinad­a, tenemos necesidad de vínculo, apego, reconocimi­ento, protección, dignidad, estímulo mental, aprendizaj­e, dar lo mejor de nosotros… y luchar por ello con energía y creativida­d”, afirma.

“La creativida­d está muy relacionad­a con la alegría, y también con el juego, la exploració­n, la apertura a la experienci­a, a no temer el cambio. Vivir los momentos duros desde la conscienci­a, como desafío y aprendizaj­e”, considera.

¿Por qué perdemos la alegría?

Las emociones no son ni buenas ni malas. Hasta la pena y la ira tienen su función. Son señales y avisos. No hay que negarlas, ni evitarlas, ni escapar de ellas, hay que conectar con ellas; son indicadore­s de que hay que hacer modificaci­ones e investigar en nosotros mismos, explorar. La alegría es el termostato que indica el buen camino ante las dificultad­es, un motor y una motivación, resalta Silvia Arcas.

Las claves del manejo de la alegría son: • Conocerse a uno mismo, las motivacion­es y necesidade­s profundas e internas. • Aceptar que el mundo está jalonado de emociones, ninguna es positiva ni negativa en sí misma. • Saber y comprender que existen

los límites. Solo cuando podemos decir No es cuando podemos decir que Sí verdaderam­ente. Solo cuando podemos aceptar que hay cosas que no se pueden alterar, enton-ces sabemos las que sí podemos modificar.

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