Vanguardia

Oración sencilla

- ARMANDO FUENTES AGUIRRE

‘CATÓN’ CRONISTA DE LA CIUDAD

Antes de ponerme a escribir miro una pequeña estampa que tengo sobre mi mesa de trabajo. En esa hojita está la oración llamada “de San Francisco”, pues se atribuye al santo. Ya no la leo, pues la sé de memoria, pero la miro para recordarla, porque en ella se encierra todo un tratado para ejercer bien la tarea del periodista. Aquél que siga sus dictados no errará jamás en el desempeño de su oficio. Y yo no quiero errar, aunque frecuentem­ente caiga en yerro.

Voy a poner aquí esa oración. La pondré primero en italiano, porque así la escribió quien la compuso, y así se le ha atribuido al Poverello. En seguida la pondré en español, pues así es como digo su primera frase cuando empiezo a escribir cada día.

Preghiera semplice. Oh, Signore: fa di me un istrumento della tua pace. Dove é odio, fa ch’ io porti l’ amore. Dove é offesa, ch’ io porti il perdono. Dove é discordia, ch’ io porti l’ unione. Dove é dubbio, ch’ io porti la fede. Dove é errore, ch’ io porti la veritá. Dove é disperazio­ne, chi’ io porti la speranza. Dove é tristezza, ch’ io porti la gioia. Dove sono le tenebre, ch’ io porti la luce.

Oh divino maestro: fa ch’ io non cerchi tanto ad essere consolato, quanto a consolare;

ad essere compreso, quanto a comprender­e; ad essere amato, quanto ad amare. Poiché si é dando che si riceve, perdonando che si é perdonati, e morendo in te che si risuscita a vita eterna... S. Francesco.

Esta es mi traducción:

Oración sencilla. Oh, Señor: haz de mí un instrument­o de tu paz. Donde haya odio lleve yo amor. Donde haya ofensa, perdón. Donde haya discordia, unión. Donde haya duda, fe. Donde haya error, verdad. Donde haya desesperac­ión, esperanza. Donde haya tristeza, alegría. Donde haya sombras, luz.

Oh divino maestro: haz que no busque yo ser consolado, sino consolar; ser comprendid­o, sino comprender; ser amado, sino amar. Porque dando es como recibimos, perdonando es como tú nos perdonas, y muriendo en ti es como nacemos a la vida eterna. San Francisco.

¡Cómo quisiera yo vivir esa oración, no nada más decirla! Si la viviera merecería esa bella condecorac­ión que se pone a sí mismo el católico cristiano cuando se persigna.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico