Vanguardia

Región Sureste, ¿en riesgo la planta laboral?

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La empresa Fiat Chrysler Automobile­s anunció ayer que dejará de producir en la región sureste de Coahuila su modelo pick up “RAM Heavy Duty” debido a que, a partir de la reciente reforma fiscal aprobada en los Estados Unidos a iniciativa del presidente Trump, la producción de dicho vehículo será trasladada a la ciudad de Warren, Michigan.

Aunque paralelame­nte a este anuncio la firma automotriz ha señalado que la operación que mantiene en nuestra región no sufrirá ninguna disminució­n, pues la producción de la señalada camioneta será sustituida por la de un vehículo global, resulta imposible soslayar el hecho de que el anuncio se registra en medio de una ola de especulaci­ones según las cuales el gobierno de los Estados Unidos podría anunciar, el próximo mes, la salida de ese país del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. ¿Cuál sería el impacto en el

cluster automotriz coahuilens­e si el principal inquilino de la Casa Blanca decidiera llevar adelante su –tantas veces repetida– amenaza de sacar a los Estados Unidos del TLCAN?

Se trata de la pregunta que con mayor insistenci­a se ha repetido en el último año, desde que Donald Trump se impuso en la carrera presidenci­al estadounid­ense a su rival demócrata Hillary Clinton.

Y no es ociosa la repetición de la pregunta pues, de espaldas a lo que dicta el manual, Trump ha dejado claro que el discurso con el cual conquistó el voto estadounid­ense no era solamente un conjunto de ideas, construida­s a partir de la cuidadosa medición del mercado electoral, sino un conjunto de conviccion­es que si no se han concretado es porque no ha terminado de reunir el respaldo suficiente para ello.

En particular, está claro que los planteamie­ntos realizados en relación con nuestro país –la construcci­ón del muro, la deportació­n masiva de indocument­ados y la cancelació­n del TLCAN, entre ellos– constituye­n una parte irrenuncia­ble de su agenda.

En este sentido, múltiples voces han advertido que es necesario prepararse para que, tarde o temprano, Trump cumpla su palabra de sacar a Estados Unidos del Tratado de Libre Comercio y ello nos obligue a lidiar con una serie de consecuenc­ias indeseable­s.

Por ello, además de responder a la pregunta respecto de los impactos que una eventual cancelació­n del TLC tendría en nuestra región, las autoridade­s de los tres órdenes de gobiernos deben decirnos qué estrategia­s están diseñando para hacer enfrentar tal eventualid­ad.

Quedan claros, por lo demás, los plazos que tenemos para “prepararno­s”: dos años en el caso de la cancelació­n del proyecto de producción de la “RAM Heavy Duty” y poco más de medio año a partir de que Estados Unidos realizara el anuncio de retirarse del Tratado.

Lo que no puede ocurrir es que, en caso de actualizar­se los peores pronóstico­s, nuestras autoridade­s sean agarradas “con los dedos en la puerta”, es decir, desprovist­os de un preciso plan de acción para reaccionar de forma adecuada ante la contingenc­ia.

Las autoridade­s deben decirnos qué estrategia­s están diseñando para enfrentar una eventual cancelació­n de TLCAN; ayer ya se anunció la de la producción de la RAM Heavy Duty

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