Deshumanizaciones
Alguien tuiteó una gran idea de Chesterton.
Afirma el destacado escritor inglés que algunas veces una época decadente y contradictoria se salva por alguien que resulta anacrónico en su pensamiento. Seguramente se refería el autor de “Ortodoxia” y de las aventuras del padre Brown, a voces que parecen discordantes porque evocan raigambres antiguas o porque hablan de frutos del porvenir que solo pueden adivinarse.
En épocas como la actual, se ensartan sucesos a dos minutos para las doce en el recién adelantado reloj del Apocalipsis. La ciencia denuncia máxima carga de armamento nuclear. Se da en un clima sin diplomacia de constantes amenazas recíprocas. Se incurre en actitudes deshumanizantes.
Se capta una creciente incapacidad para encontrar la medida en el uso de los satisfactores. Una falta de moderación, de sobriedad, de templanza. Esto causa toda clase de adicciones, de apegos enfermizos, de un uso que se convierte en abuso. El influjo mediático fomenta las adicciones proponiendo lo superfluo como indispensable. Tabaco, café, alcohol, drogas, imagen y pantalla. Una vertiente alarmante es la de la incontinencia como causa de la ignorancia y la inmadurez al relacionarse con el mundo de la sexualidad.
Por las mismas vías de comunicación se fomenta el consumismo. El resultado es una doble obesidad la de los cuerpos y la de las habitaciones. Grasa excesiva en aquellos por pésima nutrición y sedentarismo y acumulaciones desmedidas en los espacios hogareños.
La deshumanización se manifiesta en la actitud avarienta y codiciosa ante los recursos económicos. Se hace viral la corrupción contra conciencia y responsabilidad, contaminando conductas en todos los niveles y ambientes. No sólo se deshumanizan las personas sino el mismo ambiente social en todos sus matices.
Viene en esta funesta caravana eso que llaman depresión. Y va ensañándose en las vidas jóvenes en que debiera brillar el entusiasmo, la reciedumbre y la victoria sobre todo pesimismo.
Ahora que se busca dar un mandato ciudadano a quienes se les pida austeridad republicana, manejo limpio y transparente de los recursos para el bien común, hace falta humanizarse en plenitud.
Ni adicción, ni consumismo, ni incontinencia ni corrupción, ni sedentarismo y obesidad y mucho menos depresión pueden ser ingredientes en una ensalada nacional que tenga el sabor humano de lo mejor del pasado y lo màs esperanzador del futuro. El reto es ser anacrónico para salvar una época proclive a la decadencia autodestructora...