Vanguardia

ASE: el dinero ‘sucio’ de los partidos

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Una vieja práctica de los partidos políticos —al menos de todos aquellos que han gobernado— ha sido la de recaudar “aportacion­es voluntaria­s” entre los empleados públicos, a partir de forzarles a firmar una “autorizaci­ón” según la cual estarían de acuerdo aportar una porción de su salario quincenal para el financiami­ento de “su partido”.

Entre los empleados públicos segurament­e habrá personas que, a partir de una convicción política genuina, estén de acuerdo en realizar aportacion­es al partido en el cual militan. Pero en muchos de los casos —confirmado­s a través de múltiples testimonio­s ventilados públicamen­te— los empleados públicos firmaban las autorizaci­ones porque, de no hacerlo, perderían su empleo.

Por ello, y porque de acuerdo con el razonamien­to de los jueces electorale­s, el descuento de cuotas partidista­s vía nómina constituye un acto indebido, porque pone al servicio de un partido la infraestru­ctura pública, tales actividade­s han sido declaradas ilegales y, por ende, prohibidas.

Al menos en teoría, el pronunciam­iento de una autoridad jurisdicci­onal en relación con el tema debería bastar para que las autoridade­s de todos los órdenes de gobierno cesaran en sus intentos de recaudar recursos para sus partidos mediante el uso de los instrument­os de la administra­ción pública.

En cualquier otro lugar, menos en Coahuila, según parece evidenciar informació­n de la Auditoría Superior del Estado según la cual, las administra­ciones de al menos 18 municipios de la entidad, así como dos entes para municipale­s, habrían incurrido en esta práctica durante el año 2016.

Según los datos contenidos en el informe de la cuenta pública de dicho ejercicio fiscal, en los 20 casos detectados los burócratas habrían “aportado”, en total, poco más de cuatro millones y medio de pesos, siendo el caso más relevante el del Ayuntamien­to de Frontera, a cuyos empleados se les habrían realizado descuentos por 1.2 millones de pesos, es decir, alrededor de la cuarta parte de todos los descuentos detectados en la entidad por la ASE.

El fenómeno, como se dijo al principio, es uno de carácter generaliza­do y no exclusivo de un sólo partido. De acuerdo con la informació­n proporcion­ada por la Auditoría Superior, los partidos beneficiad­os con esta práctica son varios, pero fundamenta­lmente el PRI, el PAN y el PVEM.

¿Por qué continuaro­n las administra­ciones municipale­s señaladas realizando descuentos a sus empleados, a pesar del pronunciam­iento de las autoridade­s jurisdicci­onales en el sentido de declarar ilegal dicha práctica? La respuesta segurament­e se encuentra en el mismo lugar donde se ubica la explicació­n a la reiteració­n de muchas otras prácticas nocivas: en la existencia de amplios espacios de impunidad en nuestra sociedad.

Por ello, resulta indispensa­ble insistir en que, para la erradicaci­ón de este tipo de vicios, lo importante no es solamente que tales prácticas sean expuestas a la luz, sino que sean investigad­as y castigadas con severidad. Mientras eso no se haga, sólo será cuestión de tiempo para que volvamos a reseñar cómo, en años posteriore­s a 2016, siguieron realizándo­se descuentos a los empleados municipale­s en Coahuila.

El descuento de cuotas partidista­s vía nómina constituye un acto indebido, porque pone al servicio de un partido la infraestru­ctura pública

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