Amores que matan
La fecha llegó: Flores, dulces, corazones rojos, comidas, cenas románticas. Eso es lo que representa el día del Amor y la Amistad, ¿verdad? Bueno, quizá no. Y es que el origen de esta fiesta que ahora representa para nosotros la máxima expresión del amor, históricamente tiene muy poco de romántica, al menos no en el sentido tradicional.
La fiesta del amor, tiene orígenes oscuros y mortales provenientes de tradiciones paganas y cristianas que se entremezclan y cuyos orígenes exactos son desconocidos. Y aunque nadie ha señalado el origen exacto de la fiesta, quizás un buen lugar para comenzar es la antigua Roma, en donde entre el 13 y el 15 de febrero, celebraban la fiesta de los Lupercales, un festejo en donde jóvenes desnudos azotaban a las mujeres que encontraran en su camino con la piel de cabras y perros que habían sacrificado para la ocasión.
Siglos mas tarde, durante el reinado del emperador Claudio, el Imperio Romano experimentaba una agitación masiva llamada “La Crisis del Tercer Siglo”: El imperio se había dividido en tres estados que competían, con la amenaza de la invasión. Deseando tener un ejército fuerte, el emperador lanza un decreto que prohibía el matrimonio de los jóvenes, basado en la hipótesis de que los soldados solteros luchaban mejor que los casados, porque los soldados casados podían temer lo que pudiera suceder a ellos o a sus esposas o familias si murieran.
Pero esta determinación de la autoridad, chocaba con los valores de la iglesia cristiana de la época que pensaba que el matrimonio era un vínculo sagrado entre un hombre y una mujer y que debía ser alentado. Ahí es donde aparece la figura de Valentín, que como usted sabe, fue un sacerdote romano que casaba en secreto a parejas de jóvenes enamorados, contraviniendo el decreto del emperador Claudio que al enterarse de su desobediencia ordena su captura que sucedió según la tradición un 14 de febrero.
Hay leyendas que rodean las acciones de San Valentín mientras estaba en prisión. Una de ellas es la de Asterio, uno de los hombres que debía juzgarlo de acuerdo con la ley romana de la época y cuya hija era ciega, pero las oraciones de Valentín habrían devuelto la vista a la joven y el propio Asterio se habría convertido al cristianismo. La historia dice que las últimas palabras que escribió Valentín, fue una nota a la hija de Asterio y también se cree, que esto inspiró las cartas y tarjetas románticas de hoy.
Por supuesto que esto no salvó a San Valentín de ser golpeado, lapidado y, finalmente, decapitado en el año 269 de la época actual. Lo dicho, hay amores que matan. Siglos después, la fiesta de los Lupercales se consideró demasiado lasciva y con el crecimiento del cristianismo en Roma, en el año 494 el papa Gelasio I declaró el 14 de febrero el Día de San Valentín, pero hasta entonces no tenía nada que ver como el amor y la amistad.
Pasaron muchos años y en territorios normandos, empezaron a celebrar el Día de Galatin, que significaba “Amante de las Mujeres”. Hay historiadores que coinciden que en algún momento del tiempo, la fecha fue confundida con Día de San Valentín por la similitud en el nombre. Luego, autores románticos como Geoffrey Chaucer y Shakespeare ayudaron a sellar el día con referencias en sus obras.
Ya en el nuevo mundo y en la revolución industrial, la empresa Hallmark Cards inicia la producción en serie de las tarjetas de San Valentín y en 1913 y desde entonces el mes de febrero no ha sido el mismo, pues la fecha se convirtió en un gran negocio.
Según la firma de investigación de mercado IBIS World, las ventas del Día del Amor y la Amistad, alcanzaron el año pasado, tan solo en los Estados Unidos de América los 17 mil 600 millones de dólares y para las ventas de este año, se espera asciendan a de 18 mil 600 millones.
En lo personal, yo creo que este mito se estableció para señalarnos una verdad más grande. Uno que nos invita a mirar profundamente para poder descubrir la verdadera naturaleza del amor y el poder de un día tan importante. Un día que pasó de ser la fecha en que se torturó y dio muerte a un sacerdote cristiano, a la oportunidad única de dar y demostrar amor, gratitud y aprecio a todas aquellas personas que han tocado nuestras vidas. Feliz Día del Amor y la Amistad.
@marcosduranf www. vanguardia. com.mx/ diario/opinion
AGUSTÍN BASAVE
> México cambia y permanece?
JOSÉ ANTONIO CRESPO
> La guerra ‘intestina’ del PRIAN
MARGARITA ZAVALA
> Cuatro propuestas para defender al periodismo libre
Esto que entre risas se cuenta en la familia se cuenta porque el tío Taviano lo contó.
—No seas hablador, Octaviano –lo amonestó su esposa. Pero el tío Taviano era hablador, y habló.
Contó que en la noche de bodas su mujer, Lacha –así le decíamos a la tía Blasa—, se metió en el baño para vestirse. Así le dijo: para vestirse. Pero cuando salió, sonriente y provocativa, iba como Dios la trajo al mundo, o sea sin nada encima.
—Lo único que traía era un moñito en la cabeza -relataba el tío, que disfrutaba oyendo las carcajadas de quienes lo escuchábamos. Y su señora: —No seas hablador, Octaviano. Decía él que cuando le preguntó a Lacha por qué traía ese moñito ella le explicó:
—Es que mi mamá me dijo que aunque fuera ya mujer casada nunca perdiera mi pudor; que jamás me presentara ante ti sin nada encima. Y volvían a resonar las carcajadas, y otra vez la tía: —No seas hablador, Octaviano. ¡Hasta mañana!...