Vanguardia

SEPA SU MECHA Y OTRAS FRASES MONCLOVENS­ES (2)

- CLAUDIA LUNA FUENTES claudiades­ierto@gmail.com

Solo es posible saber que uno habla raro, cuando que no es de Monclova -o de aquella región que sube hacia el norte a partir de la ciudad acerera-, te lo dice. Una de esas frases que te da el sello monclovens­e es decir: “sepa su mecha”. Es algo así como decir: “sepa la bola”. Esta frase es la respuesta a una pregunta de la que uno desconoce solución o respuesta. En su defecto, esta frase podría ser sustituida: “pues yo no sé nada… y ni sé quién lo sabrá”.

También, debido a la cercanía del vecino país, hay una palabra muy empleada: el porche, para referirse a ese espacio abierto y con algo de techo, que media entre la calle y la puerta principal de una casa familiar. Así, era común por las tardes, ir a sentarse a las mecedoras que estaban en el porche, para ir a tomar el viento fresco de la tarde.

Una palabra relacionad­a con la comida es: vianda. Esa olla de peltre o acero, apilada una sobre otra, o en solitario, rellenas de guisados para llevarse a los obreros. Y cuando a uno le da risa alguna situación, dice: “está bien botana”; es otra forma de decir que algo está muy divertido o que causa risa.

El historiado­r Javier Villarreal Lozano me compartió que la palabra “portola”, empleada para referirse a las sardinas, es una marca portuguesa. Dice: “esa palabra la he escuchado en varias partes, incluso aquí en Saltillo. Como mera curiosidad, el origen de esa palabra es la marca de una empacadora portuguesa que hace muchos años fue la primera en utilizar latas oblongas para empacar sardinas. Al parecer esas sardinas Portola fueron muy populares en Estados Unidos, donde la marca adquirió calidad de sustantivo”.

Y un amable lector de esta columna, Omar Urbina, también nativo de Monclova, me explicó que el salmón vaquero, era una marca de salmón consumida por allá de los años 50’s. Refiere que “era una lata cilíndrica grande, en comparació­n a las de ahora, quizá de 200 gramos, muy consumida por la gente de campo. El salmón se consumía con chiles en escabeche, galletas saladas y refrescos de sabores, principalm­ente de naranja, de la marca Mission, Bimbo o Barrilitos.

Me pide que recuerde que la palabra yuki es una palabra japonesa que significa nieve. Pienso que fue introducid­a posiblemen­te debido a la presencia de japoneses en Nava, Coahuila, ciudad industrial que se encuentra cerca de Monclova. Fue yuki la palabra que, de acuerdo a Omar, sustituyó en los años 60’s a la palabra: raspa. Se le decía raspa, porque el hielo se obtenía con un cepillo de metal que tallaba el lomo superior de un gran cubo de hielo y generaba un sonido peculiar. Esa raspa se colocaba en un vaso de vidrio translúcid­o.

Surtirse de víveres, era “hacer el mandado” pero también “hacer la nota”, es decir, ir por todo lo que uno anotaba en una larga lista.

Me dice que si bien, para mis padres la palabra guayín era usada para referirse a la carreta jalada por caballos, también se decía “espres”, que procede del express. O bien, la tan conocida troca, era una apropiació­n de trucks. Volvemos a las palabras en inglés

Una palabra para designar el acto de buscar cosas que no te pertenecen en cajones ajenos a ti, es: trasculcar. Si andas trasculcan­do es que andas viendo cosas que no te importan y es un acto de invasión.

Hay una palabra muy divertida: “ca” o “aca”. Se usa para referir el camino que uno tomará para visitar a alguien. Así, tenemos: -voy ca mamá. O bien: -voy aca mamá. Cuando uno va a ir a un destino lejano, es común escuchar: -está aca la madre. Una frase más local sería: “n’ombre, está aca la madre”. ¿Será n’ombre una contracció­n de “no, hombre”?

Otras palabras con sonidos interesant­es son: “ristra”, para referirse a una hilera larga de chorizos por ejemplo. “Acarrear” es otra palabra usada en la región que se usa para referir el acto de llevar cosas de un lugar a otro. Por ejemplo: acarrear agua.

Algunas de las palabras y frases de esta columna, fueron compartida­s durante un paseo dominical, salpicado de recuerdos, por la familia García, que pasó gran parte de su infancia en Monclova.

Y finalmente la frase que abarca numerosos pueblos y ciudades norteñas es: “córrele que nos agarran los indios”, o bien: “ya me agarraron los indios”. Esto, para referirse que a uno ya se le hizo tarde para salir a una cita o para llegar a otro destino. Esta frase tiene su referente en la realidad literal, ya que los primeros colonos de estas tierras, tenían qué viajar en carretas largas distancias, y preferían viajar a horas establecid­as como seguras, para evitar ser alcanzados por los indios que merodeaban montañas y caminos.

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