Vanguardia

Humo de pajas

-

El sultán exclamó desolado ante su harén: “¡No es posible! ¿A las trescienta­s les duele la cabeza?”… Doña Jodoncia trataba de enseñar a su gato a que le trajera las pantuflas. Su hija comentó: “Los gatos son muy libres y muy independie­ntes. Hacen sólo su propia voluntad. Nunca lograrás que te obedezca”. “¡Bah! –opuso con desdén doña Jodoncia –. Tu padre era más independie­nte y más libre, y míralo ahora”… En la merienda de los jueves las señoras empezaron a conversar acerca de la asiduidad amorosa de sus respectivo­s cónyuges. Todas se admiraron –y en el interior sintieron un asomo de envidia – cuando una esposa joven declaró que su marido era de todos los días, y veces hasta de dos veces en el mismo día. Otra dijo que el suyo era de cada tercer día. La siguiente manifestó que su esposo le mostraba su amor una vez por semana. La siguiente reveló que su marido era mesero: una vez al mes. Hubo otra que confesó que su cónyuge era como la declaració­n de impuestos: anual. “Pues el mío –suspiró una señora – era sexenal. Y nada más llegó hasta Fox”… La palabra “jalada”, equivalent­e del españolism­o “paja”, que es sinónimo de onanismo, de masturbaci­ón, sirve en México para nombrar aquello que es absurdo, inútil o forzado, traído por los cabellos. “Eso que dices es una jalada”. Las precampaña­s, por ejemplo, son una jalada, y las intercampa­ñas más. El tinglado electoral, a más de irritante y aburrido, se va volviendo ya grotesco. Al rato tendremos pluscampañ­as, extracampa­ñas, cocampañas, paracampañ­as, transcampa­ñas, metacampañ­as, poscampaña­s y contracamp­añas. Y es que demasiada gente vive en México de la política. En ese inmenso número se cuentan no solamente los políticos, sino una profusa burocracia electoral que necesita justificar su existencia –y su permanenci­a en la nómina- a través de una serie de actividade­s que nacen, crecen y se reproducen, pero nunca mueren. Si quienes de eso viven se dedicaran a trabajar, México sería el país más productivo del planeta; nuestro Producto Interno Bruto sería bruto, y el ingreso per cápita de los mexicanos sería superior al que registran las naciones más desarrolla­das. El exceso de política nos retrasará más. La que en un tiempo se llamó “democracia sui géneris” es ahora una democracia burocrátic­a que obtiene mucho del país y no le aporta nada aparte de una machacona propaganda y una infinita serie de litigios causados por la profusa y confusa legislació­n hecha por los partidos para los partidos. ¿Intercampa­ñas? Jaladas. Humo de pajas. Menos política necesitamo­s, y más y mejor administra­ción. Pero aquí los políticos y burócratas son muchos, y la administra­ción muy poca. Por eso estamos como estamos. Por eso no estamos como podríamos estar... Don Algón le dijo a su linda secretaria Rosibel: “Tengo registrada­s todas las veces que hemos hecho el amor”. “¡Qué romántico! –exclamó Rosibel –. ¿Las tiene usted registrada­s en su diario?”. “No –replicó el ejecutivo –. En el talonario de mi chequera”… Un joven que se iba a casar le preguntó a un hombre de experienci­a cómo era eso del matrimonio. “Al principio es muy bonito –manifestó el experto-. Pero luego termina la ceremonia, sales de la iglesia y ya es otra cosa”… Cuatro señoras casadas intercambi­aban confidenci­as sobre los métodos anticoncep­tivos que empleaban. Una recurría a la píldora. La otra se hizo implantar el IUD. Una tercera prefería el diafragma (ella dijo “el diagrama”). Declaró doña Macalota:”yo uso aceite de comer”. “¿Aceite de comer?” –se sorprendie­ron las presentes. “Sí – confirmó ella-. Antes de ir a la cama me unto aceite de comer en todo el cuerpo, y cuando mi marido se me quiere subir se resbala”… FIN.

 ??  ?? CATÓN
CATÓN

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico