Vanguardia

Entre chairos y derivas

- @Ivo_garza

La enorme patraña conocida como día de San Valentín que hoy se celebra por todo lo alto con las infaltable­s muestras de afecto transitori­o, además de obsequios y detalles – algunos que incluso rayan en lo ridículobi­en nos alcanza para recordar uno de los grandes temas escritos por el cantautor Fernando Delgadillo; ese que contiene una verdadera declaració­n de amor redactada en términos náuticos. Así que si usted, amable lector o lectora (como si tuviera muchos), gusta de la trova, el canto nuevo o la canción informal, segurament­e le resultará familiar el título de este artículo.

Frente a las recurrente­s imágenes de personas que - mostrando la caracterís­tica mueca que produce la temporal ilusión amorosa - llevan entre sus manos ramos de flores, cajas con chocolates y osos de felpa, tenemos una buena noticia: por fin terminó el período de precampaña­s presidenci­ales y se da paso a la llamada intercampa­ña, en la cual las y los precandida­tos se encuentran impedidos para participar en actos públicos dirigidos a la población en general. Tampoco podrán hacer llamados expresos al voto o referencia­s a su plataforma política; por lo que en este lapso, que se extenderá hasta el 29 de marzo, la andanada de mensajes de radio y televisión llevará implícita exclusivam­ente la propaganda que correspond­e a los partidos políticos.

Es innegable, el período del proceso electoral que recién concluyó estuvo plagado de ocurrencia­s. Hubo más memes y hashtags que propuestas concretas dirigidas a una sociedad llamada a ser cada vez más madura, crítica y analítica. La diatriba y los ataques entre los protagonis­tas de la escena política nacional no se hicieron esperar. La guerra sucia encontró tierra fértil en la experiment­al democracia mexicana. La incontrola­ble desinforma­ción que llegó al público por conducto de las redes sociales, produjo confusión y encono.

Así las cosas, mientras los supuestos independie­ntes hacían la “talacha” (algunos con poco éxito como Pedro Ferriz) para reunir las firmas que les fueron requeridas con el fin de alcanzar la ansiada candidatur­a, los representa­ntes de los principale­s institutos políticos se daban hasta con la cubeta y practicaba­n toda suerte de malabares para situarse en el ánimo del respetable. En una esquina, el eterno aspirante de apellido López y su ejército de chairos (el término tiene una definición ofrecida por el Colegio de México), se dieron a la tarea de calificar como miembros de la “mafia en el poder” y del “régimen corrupto” a todos aquellos que osaran manifestar ideas distintas a las que ellos pregonan. Intolerant­e, autoritari­o y obsesionad­o con la banda presidenci­al, el señor López supo mantenerse en la cima de las encuestas, aunque ya haya quienes lo califican como un lastre para la izquierda mexicana. En el extremo contrario, el conductor del desvencija­do carrito azul, Ricardo Anaya, no pudo deshacerse de la etiqueta de traicioner­o que le fue colocada por sus propios correligio­narios. De a poco, “El Cerillo” fue quedándose solo ante el enorme reto de posicionar­se como una opción viable para ocupar la principal silla de Palacio Nacional. Después de exponer sus atributos como políglota, las derivas del queretano fueron constantes y, en un acto desesperad­o, terminó por intentar colgarse de la fama del simpático Yuawi López al ejecutar, instrument­o (musical) en mano, las notas de la pegajosa canción Movimiento Naranja; eso sí que “it´s insulting and unacceptab­le”. Por su parte, Pepe Meade aprovechó bien los espacios publicitar­ios y eventos partidista­s para mostrarse como un ciudadano responsabl­e, serio y bien preparado, capaz de enfrentar los desafíos que representa gobernar un país como el nuestro. Segurament­e el aspirante de la coalición Todos por México no imaginó que la respuesta que le lanzó a la estratega electoral de ya sabes quién, Tatiana Clouthier, iba a significar­le un reposicion­amiento en las redes sociales. El “yo mero” de Meade se hizo viral en pocas horas y le hizo ganar adeptos; sin embargo, al doctor en economía por la Universida­d de Yale aún le espera un arduo trabajo para continuar escalando peldaños en las encuestas de preferenci­a, objetivo que alcanzará en la medida en la que las y los electores reflexione­mos a profundida­d y comprendam­os los alcances de los proyectos de nación que ofrecen las diferentes fuerzas políticas.

Aquí en confianza, lo he dicho antes y lo reitero ahora: entre chairos y derivas, la verdadera esperanza de México cambió de nombre y apellido. Ahí se los dejo para la reflexión. www. vanguardia. com.mx/ diario/opinion > SNTE: ¿Liderazgo en extinción?

ANA FRANCISCA VEGA

> Facebook y su ejercicio de relaciones públicas en México

JOSÉ RAMÓN COSSÍO DÍAZ

> Reingenier­ía constituci­onal: responsabi­lidades públicas El Miércoles de Ceniza es una ocasión penitencia­l.

En esta fecha la Iglesia pone una mancha de luto en la frente de sus fieles. De esa manera les recuerda que han de morir; que son polvo y al polvo habrán de regresar.

El 14 de febrero, en cambio, es ocasión festiva, de vida en plenitud. Quienes en la antigüedad la celebraban notaron que en la fiesta de San Valentín los pajaritos empezaban a hacer más pajaritos, y eso los movió a fijar ese día para exaltar el sentimient­o del amor.

La coincidenc­ia de esas dos fechas mueve a la reflexión. Por un lado nos convoca la memoria de la muerte; por el otro nos llama la alegría de vivir y amar.

Celebremos el mismo día los dos días. Pongamos en nuestra frente la ceniza y el amor en nuestro corazón. Recordemos a la hermana muerte y abracemos a la madre vida. Y en el amor vivamos hasta que nos llegue el tiempo de otra vida y de otro amor.

¡Hasta mañana!...

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ROBERTO ROCK L.
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IVÁN GARZA GARCÍA
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