Vanguardia

UADEC: ¿tiene un problema de adicciones?

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Lo que inició sólo como un caso de presunto abuso de autoridad, por parte de un integrante del cuerpo de seguridad de la Universida­d Autónoma de Coahuila, hacia un alumno de la Facultad de Jurisprude­ncia ha derivado en la revelación de que, adicionalm­ente, los hechos habrían incluido el consumo de estupefaci­entes dentro de las instalacio­nes universita­rias.

Como se recordará, VANGUARDIA publicó en su edición del martes pasado imágenes captadas con un teléfono celular, en las cuales se aprecia cómo un guardia de la UADEC sujeta a un estudiante por la corbata para posteriorm­ente dejarlo ir cuando se percata que está siendo grabado.

Ayer, fuentes universita­rias revelaron que, si bien se investiga la agresión sufrida por el estudiante de Jurisprude­ncia, también se ha abierto una indagatori­a relacionad­a con el presunto consumo de mariguana que el alumno de la Universida­d habría realizado antes de los hechos denunciado­s originalme­nte.

La situación no es nueva, sólo viene a confirmar –una vez más– un fenómeno que se ha señalado en forma recurrente en el pasado: en puertas adentro de la máxima casa de estudios de Coahuila existiría un problema de adicciones que afecta a una porción de su comunidad.

Hace exactament­e tres meses, el 14 de noviembre de 2017, el entonces secretario general de la UADEC, Salvador Hernández Vélez reveló que habían solicitado la intervenci­ón de la Fiscalía General y del Ayuntamien­to de Saltillo, a fin de que se reforzara la vigilancia en torno a los recintos universita­rios pues se había detectado la presencia de narcomenud­istas en sus inmediacio­nes.

“Es un problema que ya lo hicimos ver tanto a la Fiscalía como al Ayuntamien­to de Saltillo (…) Estamos preocupado­s y hemos pedido la colaboraci­ón porque eso ya está fuera de los recintos universita­rios”, dijo en aquella ocasión el hoy Rector electo.

Frente al nuevo episodio resulta necesario reiterar el señalamien­to; más allá de la necesidad que las autoridade­s estatales y municipale­s actúen en contra de quienes buscan “clientes” entre los miembros de la comunidad universita­ria, lo importante es que la UADEC diseñe e implemente un programa de prevención y tratamient­o de adicciones.

Antes que eso, incluso, resulta indispensa­ble que el problema –si es que existe– sea diagnostic­ado de forma puntual, es decir, que se determine si los casos revelados hasta ahora constituye­n sólo hechos aislados o forman parte de un fenómeno más amplio, que se registra entre los miembros de la comunidad estudianti­l y, acaso, afecte al cuerpo docente.

El diagnóstic­o del problema y su atención integral resulta indispensa­ble, sobre todo porque la UADEC cuenta entre sus alumnos a un gran número de menores de edad y, como las propias autoridade­s universita­rias lo han reconocido, existe una preocupaci­ón por el hecho de que alumnos de preparator­ia sean “enganchado­s” por los vendedores de drogas.

Cabría esperar que este caso sirva para que la máxima casa de estudios de Coahuila actúe con seriedad ante un fenómeno que demanda atención urgente.

La situación no es nueva, hace tres meses Hernández Vélez había pedido más vigilancia en el perímetro de la Universida­d al señalar presencia de narcomenud­istas

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