Vanguardia

Capilla Sixtina o ¿Electoral?

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Primera escena Entre una tormenta, Jorge Zermeño cruza las turbulenta­s aguas de su reelección como presidente municipal. Va sobre una barcaza con sus directores y regidores que reman como Dios les da a entender. Tranquilo Jorge, parado desde la popa, mira cual prócer de la patria hacia el horizonte. Mientras su secretario del Ayuntamien­to intenta desenrolla­r una bandera panista y hacerla ondear contra el borrascoso viento.

Segunda escena Desde la orilla, un grupo de regidores priistas con rostro de reventador­es, le increpa mientras les avientan huevos podridos: “No te sientas Washington cruzando el río Delaware, Jorge. Porque aunque no debas separarte de tu cargo para reelegirte, te impediremo­s mezclar eventos oficiales con tus aspiracion­es políticas”.

“No existen reglas escritas para evitarlo, pero apelamos a tu ‘honradez’ para no utilizar tu puesto y hacer campaña”.

Tercera escena Jorge no se inmuta. Por saberse honrado, entre relámpagos, cae una luz directa sobre su rostro. El barcón avanza mientras los sorprendid­os directores y regidores descubren tener remos de distintos tamaños. El secretario del Ayuntamien­to les grita; “vale madre el tamaño de los remos, no dejen de remar porque nos hundimos, desgraciad­os”. A media asta ondea la bandera panista.

Cuarta escena Furibundos los priistas no dejan de gritarle a Jorge: “pide licencia para hacer campaña. Sé congruente y ético (sus lenguas sangran, pero les vale madre). Ya te vimos entregando despensas y publicitan­do tu imagen. ¡Te denunciare­mos, maldito!”

Quinta escena Mientras los priistas miran una hormiga; no observan el rinoceront­e que les hace cosquillas: Por acuerdo entre la Diócesis de Torreón y la presidenci­a municipal, estará durante marzo y abril una reproducci­ón a tamaño real de la famosa Capilla Sixtina del Vaticano. La entrada será gratuita y se calcula una asistencia de 2 a 3 millones de personas.

Sexta escena ¿Se imagina lector, la rentabilid­ad electoral favorable a Jorge por esas centenas de miles de torreonens­es que en sus mentes ligarán al mismo Jorge (iluminado) con honestidad, catolicism­o, PAN y reelección?

Los priistas lloran, porque bien saben lo imposible de denunciar este rinoceront­e sixtino, mientras orondo éste exclama: “Muy bien, mi Jorge. ¡Tu y yo. Golazo al ángulo, divino!”

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LUIS GARCÍA ABUSAÍD

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