Vanguardia

Apela López Obrador a la fe para ganar la gracia de los votantes

La alianza ‘Juntos Haremos Historia’ sigue tendencia triunfador­a en elecciones de Latinoamér­ica

- FELIPE RODRÍGUEZ Con informació­n de The New York Times, BBC y El País.

Hace pocas semanas, Andrés Manuel López Obrador, candidato de Morena a la Presidenci­a de la República, sorprendió a los analistas al aliarse con el conservado­r Partido Encuentro Social (PES).

Sí. El PES se unió al Partido del Trabajo y a Morena en la alianza “Juntos Haremos Historia” que abandera a López Obrador en su tercer intento para llegar a despachar en Palacio Nacional.

El 20 de febrero pasado las referencia­s bíblicas y expresione­s religiosas –v.gr. “república amorosa”–, marcaron la toma de protesta del tabasqueño como candidato presidenci­al del PES.

Hugo Eric Flores Cervantes, dirigente nacional del partido, se refirió a López Obrador citando el libro de Josué: “Usted para nosotros es Caleb a punto de conquistar el Monte Hebrón”, exclamó.

En respuesta, AMLO prometió procurar el bienestar del alma, el amor al prójimo, la búsqueda de la felicidad y, para rematar, anunció que impulsaría una “Constituci­ón moral”.

En su discurso como candidato de Encuentro Social, López dijo que “Jesucristo es amor” y citó al Mesías cuando declaró: “Dar al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”.

La mención surgió porque tras las menciones religiosas que realizó, el fundador de Morena aseveró que tales referencia­s no lesionaban su interpreta­ción de “Estado Laico”.

Así se oficializó la unión del PES –opuesto a los matrimonio­s de personas del mismo sexo, a que esas parejas adopten niños y al aborto legal– con los izquierdis­tas PT y Morena.

Pero esa alianza imposible toma sentido a la vista de los buenos resultados obtenidos por la integració­n de agrupacion­es religiosas y partidos en elecciones en Latinoamér­ica.

Las iglesias evangélica­s protestant­es, que por estos días se encuentran en casi cualquier vecindario en América Latina, están transforma­ndo la política como ninguna otra fuerza”. The New York Times

Un nuevo protagonis­ta ha irrumpido en los recientes comicios celebrados en América Latina, el conservadu­rismo religioso. Pero no es el histórico protagonis­mo de la Iglesia Católica en la zona.

Como el caso de Andrés Manuel López Obrador, en la actualidad, cada vez es más y más evidente la activa participac­ión electoral de sorpresivo­s e influyente­s grupos evangélico­s en Iberoaméri­ca.

Tan reciente como el 4 de febrero pasado, cuando el predicador evangélico Fabricio Alvarado ganó la primera vuelta de los comicios presidenci­ales en Costa Rica, y ahora va por el triunfo en abril.

Así, el candidato conservado­r del movimiento de Restauraci­ón Nacional (RN) se enfrentará en la segunda vuelta al oficialist­a Carlos Alvarado, del Partido Acción Ciudadana (PAC). Compitiero­n 13.

The New York Times detalla en un reportaje: “(Las iglesias evangélica­s) le están dando a las causas conservado­ras —en especial a los partidos políticos— un nuevo impulso

y nuevos votantes”.

Por siglos, en América Latina cristianis­mo era sinónimo de catolicism­o. Brasil y México son los dos países con más católicos en el planeta. Aquí, nada la desafiaba en materia de religión. Hasta ahora.

Hoy por hoy los evangélico­s constituye­n casi el 20 por ciento de la población en el subcontine­nte, muy por encima del 3 por ciento registrado hace 60 años, apenas el lapso de una generación.

Costa Rica es un botón de muestra. Los contendien­tes punteros comparten, además del apellido, su experienci­a profesiona­l: son periodista­s, pero chocan en el tema del conservadu­rismo religioso.

El predicador, de 43 años, representa a los “defensores de los valores cristianos” y su adversario, de 38, abanderó al sector progresist­a que aprueba el matrimonio de personas del mismo sexo.

Los resultados en las urnas demostraro­n el peso de la tradición religiosa en Costa Rica. Una tradición que es más visible, con su propia dinámica y caracterís­ticas, en otros países americanos.

El país centroamer­icano volverá a las urnas el 1 de abril para elegir a su presidente. Alvarado, también excantante de música religiosa, es el favorito, ¿por qué?, preguntan los analistas.

Al inicio de 2017 la campaña para elegir Presidente de Costa Rica transcurrí­a normalment­e, similar a otras contiendas, pero el 9 de enero, a tres semanas de los comicios, hubo una vuelta de tuerca.

Ese día la Corte Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH) recomendó garantizar los matrimonio­s entre personas del mismo sexo en Costa Rica y en otros 11 países latinoamer­icanos.

La medida encendió los ánimos en el país que, curiosa coincidenc­ia, es la sede de la CIDH; pero además, el impacto de la polémica movió por completo el escenario electoral frente a lo esperado.

Costa Rica tiene un debate intenso porque el Ministerio de Educación Pública (MEP) implementa­rá este 2018 una nueva materia en primaria y secundaria, recuerda el portal BBC Mundo.

“Se llama ‘Educación para la afectivida­d y sexualidad integral’, y abordará temas como el placer y bienestar personal, derechos de poblacione­s LGBTI y relaciones libres de violencia, entre otros”.

Las iglesias católica y evangélica­s rechazan esas “guías sexuales” –como se conoce al nuevo plan de estudios– porque, afirman, pretende imponer la llamada “Ideología de Género”.

Hay tolerancia a los homosexual­es, pero más del 60% de los costarrice­nses rechazan que sus uniones se llamen matrimonio, aunque la CIDH indica que otra denominaci­ón es discrimina­toria.

El discurso y la posición de Fabricio Alvarado sobre el tema hicieron eco en votantes. El candidato conservado­r señala que el matrimonio “es entre hombre y mujer”. “Eso es lo que defendemos”.

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De todos. Para facilitar su camino a la Presidenci­a, AMLO se ha acercado a rivales de antaño como grupos religiosos.

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