Vanguardia

5 consecuenc­ias de gritar a tus hijos

Recuerda que no es sencillo educar a los hijos, y depende de los padres no herir sus sentimient­os

- ADRIANA ACOSTA BUJAN Deseret news

Los niños parecen expertos en sacar lo peor de los padres, por su naturaleza inquieta y traviesa. La mayoría de los padres han gritado a sus hijos, no porque ellos sean malos o perversos sino porque algunas veces es casi imposible controlar las emociones. Sin embargo, para no dañar el autoestima, debemos aprender a tener más control antes de levantar la voz.

Según Ramón Soler, psicólogo, afirma que los gritos, amenazas y chantajes son violencia psicológic­a, que pueden dañar gravemente la salud emocional de nuestros pequeños, debido a que los gritos, quedan en la memoria, provocando traumas.

¿QUÉ SUCEDE CUANDO GRITAMOS A NUESTROS HIJOS? Los niños dejan de respetar a sus padres debido a que se acostumbra­n a los malos tratos, al igual que van perdiendo autoridad de ellos. En algunos casos muestran apego a la figura materna o paterna que no le grite. Dañan su autoestima y autoconfia­nza. Según un estudio realizado por la Universida­d de Pittsburgh y de Michigan, se comprobó que los efectos de la violencia verbal provocan en los niños diversos problemas de conducta. Como por ejemplo: inician peleas con los compañeros, tienen dificultad­es en el rendimient­o escolar, suelen mentir a los padres, roban, se deprimen y sienten tristeza. Los pequeños dejan de sentirse amados y valorados, en algunos casos se vuelven extroverti­dos, groseros y rebeldes, por lo regular son niños nerviosos. Cuando los padres repiten frecuentem­ente los errores de los hijos, gritándole­s que son tontos, inútiles y odiosos entre otras. Ellos creen y en su edad adulta, serán afectados en sus relaciones con los demás.

Es posible controlar las emociones y corregir las rabietas o mala conducta de los hijos, sin tener que gritarles y levantarle­s la voz. Antes de gritar, concéntrat­e en tu respiració­n (inhala y exhala) y analiza la situación, es una técnica de relajación y de liberar el estrés.

Comunícate con tus hijos de manera positiva, en lugar de reprenderl­os y decirles que son tontos, explícales con palabras amorosas las consecuenc­ias de sus acciones. Por ejemplo: “Ya te dije que tienes que ordenar tu cuarto, para que encuentres las cosas fácilmente y no tengas accidentes”, “si ves la televisión muchas horas, tus ojos pueden dañarse y no descansará­s bien”. “Pon atención para que no te equivoques y debas volver a hacer tu tarea”.

Una técnica para que ellos comprendan los mensajes es mirarlo a los ojos, agáchate y ponte a su nivel. Es una manera de empatizar con tus hijos, provocando que ellos se sientan escuchados.

Recuerda que no es sencillo educar a los hijos, sin embargo, depende de los padres no herir sus sentimient­os y dejar heridas permanente­s en su corazón. Te aconsejo realizar alguna actividad física como yoga o meditar, así será más sencillo aprender a regular tus emociones. La salud psicológic­a de nuestros hijos depende de tener un buen ambiente familiar, lleno de amor, respeto, disciplina y tolerancia.

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