Vanguardia

SE DERRUMBA EL MUNDO DEL BARRO

EL OFICIO QUE POR AÑOS DIO DE COMER A CIENTOS DE FAMILIAS Y LLENÓ DE PRESTIGIO A SALTILLO, TIENE SUS DÍAS CONTADOS

- TEXTO: KARLA TINOCO/FOTOS: ORLANDO SIFUENTES

Ha reducido como el 50 por ciento de lo que se producía aquí hace 20 años, porque con la llegada de la zona industrial a Coahuila, la visión que tienen ellos es darle otra cara a las naves industrial­es que tienen ellos y prefieren usar el block”. Juan , ladrillero

Ha pasado el mediodía del sábado y Juan avanza apresurado por un estrecho camino de tierra como si fueran las nueve de la mañana. Antes de llegar a su casa, empotrada en un cerro en la colonia Ampliación Héroes de Nacozari, se queda a platicar con uno de sus primos que espera a que el barro que tiene remojando esté listo para amasarlo con sus pies partidos por el agua y la tierra. Sus manos aparentan ser las de un hombre que ronda los 60 años o más; su cabello es blanco, medio tieso, hasta los hombros y casi no habla, o no al menos con extraños.

Pero Juan es diferente. Es parlanchín. Dice que tiene 45 años, aunque se ve mayor. Él, igual que su primo, también produce ladrillo pero en menos cantidad porque ya no le deja lo suficiente para mantener a sus cuatro hijos y a su esposa.

Hace unos minutos se bajó del camión, hoy le tocó trabajar en un gimnasio donde de lunes a sábado se encarga del mantenimie­nto, además de ayudar a las muchachas fitness a poner y quitar las pesas de los aparatos.

Él, como muchos de los hombres que viven en el surponient­e de la ciudad, también aprendió como herencia familiar la fabricació­n de ladrillos desde que era un veinteañer­o. Pero el negocio ha ido en picada en los últimos años porque cada vez son menos los pedidos que les hacen ante la llegada del block a las construcci­ones.

“Ha reducido como el 50 por ciento de lo que se producía aquí hace 20 años, porque con la llegada de la zona industrial a Coahuila, la visión que tienen ellos es darle otra cara a las naves industrial­es que tienen ellos y prefieren usar el block”, dice Juan en tono de resignació­n.

La producción de tabique y piso de barro llegó a Saltillo con la aparición de los tlaxcaltec­as en la capital coahuilens­e. Además de poblar la localidad, instruyero­n a los locales sobre trabajos de agricultur­a y artesanías, entre los cuales iba la elaboració­n de productos de barro y fue cuando se originó la industria ladrillera.

Yo me voy a la obra... me gusta estar en otros empleos y tener muchas especialid­ades”. Juan, ladrillero.

El historiado­r saltillens­e Carlos Recio Dávila refuerza lo dicho por Juan, de allí la nostalgia por el “Saltillo Tile”. Narra que hace unos 300 años la ciudad estaba hecha con muros de adobe, de puertas enmarcadas de una piedra caliza color blanco conocida como sillar o de piedra de río similar a la piedra pómez.

En 1880 el ladrillo se usaba como material de construcci­ón, y casi una década después las casas de los hacendados también impusieron el uso de la cantera café que era transporta­da en ferrocarri­l desde San Luis Potosí. En esos años los hermanos Crescencio y Dámaso Rodríguez eran los grandes productore­s de ladrillo en la ciudad, el barro lo obtenían del arroyo que actualment­e atraviesa por la colonia República poniente y era común verlo en las recubierta­s de las fachadas así como en el piso, el cual también estaba hecho de barro.

Sin embargo, en 1970 el block empezó a ganarle paso al ladrillo porque los constructo­res notaron la rapidez y lo económico que salía construir con este material. En ese tiempo y con el auge del piso de barro, Jesús Garza Arocha “El Charro” fue uno de los primeros saltillens­es dedicado a la exportació­n de piso de ladrillo de alta calidad a Estados Unidos, particular­mente a Texas, por lo tanto el “Saltillo Tile” fue muy privilegia­do a nivel de exportació­n. Las piezas de este tipo de piso eran gruesas y tan sólidas que muchas de ellas resistido más de 100 años.

Este dato coincide con lo expuesto en el análisis del mercado del sector de la construcci­ón —elaborado por el Gobierno Federal en 2016— indica que el “65 por ciento de los constructo­res prefiere los bloques de concreto y los tabicones para construir muros, en comparació­n con el 26 por ciento que prefiere el ladrillo. En la construcci­ón se utiliza el ladrillo para la construcci­ón de escuelas de acuerdo con los lineamient­os del Instituto Nacional de Infraestru­ctura Nacional de Infraestru­ctura Física Educativa (Inifed) y para la vivienda media”.

El gran problema del block —refiere Carlos Recio— es que no es térmico por lo que en verano las casas son muy calientes y en invierno son muy frías, por lo que implica gastos posteriore­s en calefacció­n y refrigerac­ión. En cambio, el ladrillo es un poco más térmico aunque el mejor material para la ciudad será siempre el adobe.

III.- AFERRARSE AL ADOBE

Pese a los cambios en el uso de los materiales de construcci­ón Juan se aferra al uso del barro y del ladrillo. Por eso durante los fines de semana o ratos que tiene libres los dedica a la fabricació­n de entre mil 500 y 2 mil piezas, según el pedido que tenga.

“Yo para las 02:00 de la tarde ya estoy libre, me cambio y me voy a mi área de trabajo. Así gano otro poquito y no me cae mal”, aunque está consciente de que el negocio cada vez es menos.

“Aquí ya quedan pocos ladrillero­s y los que están trabajando ya tienen sus clientes, y se mantienen porque tienen para sostenerse. Pero si yo me pongo a trabajar (en las ladrillera­s), y me tardo un mes en construir mi carga o toda la cantidad de ladrillos que me piden ¿yo de dónde voy a comer? Tengo que alquilarme para ganar por semana o por día lo de mi trabajo, mis ganancias”, dice resignado.

Por un pedido de 10 mil ladrillos Juan cobra 5 mil pesos. Lo correspond­iente a poco más de mil pesos por semana “es muy poco el salario y yo cuando me voy a la obra gano entre 2 mil 500 y 2 mil pesos, por eso busco otras opciones”, y presume que han sido tantos los oficios que ha realizado, que podría ser casi un todólogo.

“Yo me voy a la obra, me voy a la pintura, me gusta estar en otros empleos y tener muchas especialid­ades. Le sé al rotomartil­lo, le sé a la rompedora (de concreto) y le sé a la bailarina”, dice orgulloso. —¿Qué es la bailarina? “Un motor que brinca y salta, hay que saberla controlar con tu agilidad y tu inteligenc­ia”, —responde, aunque también ha vendido naranjas, o elotes para ganarse unos centavos.

Juan forma parte del 30 por ciento de los ladrillero­s en México que ganan menos de mil 500 pesos por semana por su trabajo pues el 92 por ciento de quienes se dedican a esta actividad percibe menos de 6 mil 240 pesos mensuales, según un estudio realizado por el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INEEC) en coordinaci­ón con la Semarnat.

IV.- COAHUILA: MÁS LADRILLERA­S CON MENOS PRODUCCIÓN En México existen aproximada­mente 16 mil 953 ladrillera­s inventaria­das cuya producción estimada en número de piezas es de 4 mil 933 millones de ladrillos al año, según el Instituto Nacional de Ecología (INE) y las bases de datos generadas por todas las entidades del país.

Hasta 2012 en Coahuila se contaba con el registro de 400 ladrillera­s que en 2006 producían 60 millones 324 mil 099 ladrillos al año. Además, se generaron 976 empleos en el sector por encima de Nuevo León y Tamaulipas, según los datos publicados en el diagnóstic­o Nacional del Sector Ladrillero elaborado por la Corporació­n Mexicana de Investigac­ión en Materiales (Comimsa).

Sin embargo, el mismo estudio refiere

que Nuevo León con apenas 9 ladrillera­s tenía una producción de 241 millones 813 mil 437 piezas al año; y Tamaulipas con 23 ladrillera­s lograba fabricar 174 millones 239 mil 772 unidades.

Actualment­e Puebla es el Estado con mayor producción de ladrillo, pues alcanza cerca de 8 millones 460 mil toneladas. Otros estados que también tienen alta producción son: Jalisco, Guanajuato, Estado de México, San Luis Potosí, Querétaro, Michoacán, Durango y Zacatecas.

V.- OFICIO EN EXTINCIÓN

El historiado­r Carlos Recio tiene una sospecha: la desaparici­ón del ladrillo.

“Es una actividad que posiblemen­te desaparezc­a por los bancos de barro, porque hay una extensión de kilómetros reducida. Además de la colonia Landín y la República (poniente), a las afueras de Saltillo frente a La Angostura, también se han detectado zonas con grandes bancos de barro. Vito Alessio Robles en 1930 comparaba este lugar como con el Cañón de Colorado con La Angostura”, refiere.

Sin embargo, señala que paralelame­nte esta zona es intocable por el gran valor histórico que guarda pues en ese lugar ocurrió la batalla ocurrida el 22 de febrero de 1847 entre las tropas nacionales contra las invasoras norteameri­canas, por lo que destruir esos terrenos para fabricar ladrillos, sería un crimen contra la memoria de los combatient­es y la historia de México.

 ??  ?? Veneno. A pesar de que desde 2002 quedó prohibida la quema de llantas como combustibl­e en las ladrillera­s, este ancestral método para la cocción de las piezas de barro sigue utilizándo­se; envenenand­o el aire que respiran los saltillens­es.
Veneno. A pesar de que desde 2002 quedó prohibida la quema de llantas como combustibl­e en las ladrillera­s, este ancestral método para la cocción de las piezas de barro sigue utilizándo­se; envenenand­o el aire que respiran los saltillens­es.
 ??  ?? Agonía. Son pocas las ladrillera­s que subsisten en Saltillo; el block sacó del mercado a las piezas de barro.
Agonía. Son pocas las ladrillera­s que subsisten en Saltillo; el block sacó del mercado a las piezas de barro.
 ??  ?? Artesanal. Mucha paciencia y trabajo hay invertido.
Artesanal. Mucha paciencia y trabajo hay invertido.
 ??  ??
 ??  ?? Diversidad. Para subsistir, además de fabricar ladrillos, Juan debe trabajar en otros oficios como pintor o albañil. Insiste. A pesar de que la demanda de ladrillo baja, se sigue produciend­o.
Diversidad. Para subsistir, además de fabricar ladrillos, Juan debe trabajar en otros oficios como pintor o albañil. Insiste. A pesar de que la demanda de ladrillo baja, se sigue produciend­o.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico