Vanguardia

La gran familia

-

Coahuila es como una gran familia, más por lo cuantitati­vo que por lo cualitativ­o. No se me ocurre una mamá, lo que sí está claro es que papá lleva 90 años mandando. Cambia cada seis años y sus desórdenes salen del Palacio Rosa de Saltillo. Hay 38 municipios, pero entre todos ellos hay niveles. Como en las familias numerosas están los mayores, los de en medio y la chiquillad­a.

Hay dos hermanos mayores, se llaman Saltillo y Torreón. Se llevan toda la atención, son los más grandes, los que más gastan y, por lo mismo, los más preparados y los que más problemas generan. Se saben los consentido­s de papá, no podría vivir sin ellos, por eso les da más dinero sin exigirles mucho a cambio. Una parte de ellos les dice que deben ser más prudentes y cuidadosos, pero la otra les recuerda que se pueden relajar y festejar, total, papá siempre los habrá de considerar con especial afecto. Como son los mayores y los consentido­s sólo se hacen sombra uno al otro. De ahí que rivalizan a más no poder. Una vez asegurado el presupuest­o, todo es enfrentami­ento. Yo soy mejor que tú, yo aporto más que él, yo me merezco más porque le va a los Rayados del Monterrey y no al Santos Laguna.

Los de en medio siempre son un problema, ni gozas de las ventajas de ser el mayor ni te aplica la laxitud que se les da a los menores. El mayor de los de en medio es Monclova: a veces se siente el menor de los mayores y otras el mayor de los menores. Depende para dónde vaya la tempestad. Lo cierto es que, como buen hijo sándwich, es por mucho el más rebelde, tan rebelde que la mayoría de las veces no se pone de acuerdo ni consigo misma. Le siguen Piedras Negras, Ciudad Acuña, Ramos Arizpe, Nueva Rosita, Sabinas, San Pedro, Parras y Múzquiz. Entre los menores hay mayores, y también están los más pequeños, el resto, la chiquillad­a.

La geografía sirve. Se puede ser menor, pero si se está cerca ayuda, aunque sea poco. Si el pequeño Arteaga se queja, está tan cerca de papá que con tal de callarlo le regala una paleta o le compra lo que pida para que deje de llorar. El remedio para uno y otro dura poco, pero lo entretiene y gana algo de paz. Ese tipo de atención nunca la tendrían los pequeños Jiménez, Hidalgo, Juárez, La Madrid o Sierra Mojada. Papá hace mucho que los olvido. Son algo así como hijos regados, dejados en el camino.

Coahuila es uno de los estados más divididos que hay en México. Sus cinco regiones en vez de complement­arse rivalizan sin fin, y en ello el único ganador es un papá borracho y harto desordenad­o, al que no le importa el beneficio de sus hijos, sólo el suyo propio. Si sus hijos le sirven, qué bueno; si no le sirven, qué se hagan a un lado. De nada sirve que quieran mandar a papá a Alcohólico­s Anónimos o a un proceso de purificaci­ón para que se enderece. Papá se sabe enfermo, disfruta la enfermedad y tiene a los hijos tan divididos que no podrán con él.

Estamos en época electoral y el fenómeno se repite al interior de la partidocra­cia. PRI y PAN lo vienen haciendo desde hace mucho tiempo. El pastel importante está con los hermanos mayores, el resto –mientras le sirvan– se les respeta su pequeña parcelita de poder. Siempre me causó gracia cómo los más acomodados en mi pueblo, Piedras Negras, caravaneab­an al candidato del PRI en turno. Este último sólo les quita el dinero, las aportacion­es obligadas a la campaña, y a cambio se les da la pequeña parcela de poder, tierra y presupuest­o, pero no tanto, porque papá tiene y debe ganar más. A papá no le interesan ideas nuevas que beneficien a todos. Lo suyo es que lleguen las seis de la tarde para irse a la cantina, festejar, emborracha­rse y a lo que sigue.

Ahora el PAN también hace lo mismo. Designa candidatos sin importar quienes son, de dónde vienen y si benefician o no a la causa, a la marca, a sus objetivos, los que antes tenía. Hoy el PAN en su dirigencia estatal es una versión más del papá borracho e inútil a más no poder. Pierde todo en el juego, se lo gasta y en vez de enderezar el camino se sigue emborracha­ndo, elección tras elección. Basta con que el primo PRI le invite unas botellas para que de inmediato caiga en la tentación.

El líder estatal del PAN en Coahuila es la más reciente versión del papá borracho. No sé si es intenciona­l o no. En Torreón y Monclova no le quedó más que impulsar a los que ya se habían graduado. Los que llevan el chivo a casa. En el resto del estado hizo tal desorden, como de costumbre, que se espera que siga cosechando lo único que ha sabido producir: derrotas, derrotas, derrotas y más derrotas. Así como en Piedras Negras llevó al PAN al tercer lugar, que no nos sorprendan más derrotas azules el primero de junio. Este es el nuevo PAN.

Twitter: @chuyramire­zr Facebook: Chuy Ramírez

 ??  ?? JESÚS RAMÍREZ RANGEL
JESÚS RAMÍREZ RANGEL

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico