Los independientes, mal y de malas
El comienzo de la temporada estacional cuya principal característica es la renovación, bien nos sirve para traer a la mente el tema “La maldita primavera”, versión en español de la canción escrita por el italiano Amerigo Paolo Cassella, que en 1981 hiciera famosa la cantante veracruzana Yuri; misma balada que tiempo después fue bien interpretada por la exacadémica Yuridia y por cientos de miles de mujeres mexicanas que, bajo la influencia del dios Baco o así en seco, la cantan con tremendo dolor y harta pasión en cualquier tipo de festividad en donde haya un karaoke (hasta eso, siempre reciben sonoros aplausos del respetable y una buena calificación por parte del infaltable aparatejo musical).
A quienes el final del invierno y el equinoccio primaveral no les dejó buen sabor de boca ni mucho menos ganas de cantar, fue a los aspirantes a una candidatura por la vía libre. En esta misma columna lo adelantamos: la historia de los independientes en México difícilmente tendrá un final digno de ser contado. Al inicio del proceso electoral la algarabía de los “sin partido” estaba desbordada. Se llegó a manejar la cifra de 86 ciudadanas y ciudadanos que aspiraban a participar en los comicios presidenciales sin el cobijo de alguno de los institutos políticos con registro nacional. Luego, se supo que tan solo 40 de ellos continuarían el tortuoso trámite requerido. De entrada, la cosa ya pintaba cuesta arriba; recordemos que para lograr el chabacano “sueño independiente”, los aspirantes debían reunir la friolera de 866 mil firmas de apoyo por parte de personas debidamente inscritas en el padrón electoral y que estás pertenecieran a —por lo menos— 17 entidades del país. Como si esto fuera poco, el INE mando confeccionar una complicada aplicación para teléfonos móviles, a través de la cual, las mentadas firmas quedarían registradas y serían validadas para determinar su procedencia.
Así, los personajes que más ruido hicieron en su propósito de conseguir la ansiada candidatura fueron quedándose en el camino. Por poner solo un ejemplo, el periodista Pedro Ferriz de Con, quien sin vacilación alguna anunciaba a los cuatro vientos que sería el próximo presidente de México, apenas reunió poco más del 10 por ciento de las firmas que le fueron exigidas. Obviamente después del descalabro que le dejó su aventura política, el también conductor de radio y televisión, utilizó todos los medios disponibles para despotricar, lo mismo contra el sistema de partidos, que contra los consejeros que integran el desprestigiado órgano electoral nacional. Incluso, Ferriz llegó al extremo de solicitar la nulidad del proceso para la obtención de firmas de apoyo porque —según él— los grandes capos del crimen organizado están detrás del mercado negro de credenciales de elector y, por esa razón, no pudo cumplir con la cuota solicitada; ahora sí que “un mundo nos vigila”, dijera su inolvidable padre.
De los muchos aspirantes independientes, tres lograron colarse en la etapa final del proceso y tan solo una de ellas pasó la prueba del ácido. Margarita Zavala llegará a la elección presidencial sin portar el emblema de Acción Nacional, pero con el apoyo de un buen número de panistas, lo que indudablemente ya encendió los focos rojos en el cuarto de guerra de Ricardo Anaya. Por su parte, el autodenominado “Jaguar” Armando Ríos Piter, así como Jaime Rodríguez “El Bronco”, se quedaron con las ganas de ver sus nombres en la boleta electoral. A ambos les fue rechazada la candidatura por la presunta simulación de apoyos y uso de credenciales falsas. Ahora, será el TEPJF el órgano que tendrá la última palabra respecto al proceso de validación de firmas que realizó el INE, una vez que los suspirantes descalificados presenten sus respectivos recursos ante el mencionado Tribunal.
Aquí en confianza, todo parece indicar que el “sueño independiente” fue una efímera moda, al menos en este país. Tal vez quien debe pagar la factura por la apatía hacia los políticos “autónomos” y “neutrales” es el mandatario con licencia del vecino estado de Nuevo León. Tan gris ha sido su actuación, que ya pocos recuerdan que en 2015 se convirtió en el primer Gobernador en llegar al cargo por la vía libre y, además, con un alto bono democrático. Muy lejos de las glorias pasadas, “El Bronco” ve como se le escapa la anhelada candidatura presidencial y, para colmo, ahora es investigado por el uso indebido de recursos públicos para promover sus pretensiones. Habrá que estar atentos del desenlace de ésta interesante historia; por lo pronto, mal y de malas para los independientes en México. www. vanguardia. com.mx/ diario/opinion
ALBERTO AZIZ NASSIF
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