ANTIBIÓTICOS
CONTRA TRES PROPUESTAS LA RESISTENCIA MICROBIANA A LOS
Quienes hoy tienen 80 años nacieron y pasaron su infancia sin antibióticos. En toda una vida, esas personas han visto cómo el uso de esos medicamentos se extendió por todo el planeta, cómo salvaron a millones de personas —quizás también a ellos mismos— y ahora, cómo su abuso está disminuyendo su eficacia. Hasta el punto de que las infecciones pueden volver a convertirse en una de las principales amenazas para la salud pública. Y llevar a una ‘epidemia’ que mataría más gente que el cáncer (si no la remediamos).
“Si un grupo de extraterrestres nos mirase desde el espacio exterior se preguntaría qué especie podría ser tan estúpida como para provocarse a sí misma 10 millones de muertes al año, que es la cifra de víctimas que la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que para el año 2050 estaría muriendo por la falta de antibióticos efectivos...
“Esa especie somos los humanos”, ironizaba el profesor Lindsay Grayson, de la Universidad de Monash (Australia), durante el Congreso Internacional de Enfermedades Infecciosas, que se llevó a cabo durante los primeros días de marzo en Buenos Aires (Argentina).
En todas las jornadas de ese encuentro hubo propuestas para buscarle solución a la resistencia de los microbios a los antibióticos.
LA PRIMERA SUGERENCIA
Durante todo el congreso celebrado en Buenos Aires se abordaron iniciativas para solucionar lo que ya se considera una ‘emergencia sanitaria’. “Si la comparamos con un incendio, podríamos decir que se está expandiendo sin parar. Y para frenarla no necesitamos solamente helicópteros, sino también cortafuegos”, reflexionaba el profesor Lindsay Grayson frente a los asistentes al congreso médico de Argentina.
Para resolver el problema Grayson propone centrarse más en frenar las infecciones que en buscar métodos para vencer las resistencias microbianas. “Si no controlamos las infecciones, el futuro va a ser sombrío”, dijo.
Nota del editor. En el ámbito de los que conrolan incendios forestales se le llama ‘cortafuego’ a brechas libres de árboles y arbustos (como caminos de unos 10 metros de ancho), que se abren en los bosques de las zonas susceptibles a este tipo de incendios para evitar que los siniestros se propaguen.
Los cortafuegos que propone Grayson pasan por extremar las precauciones en los centros hospitalarios, que son los lugares donde se suelen producir y propagar las infecciones más graves.
“Es necesario mejorar la higiene de las manos, la limpieza de los hospitales y mejores materiales y equipos, para quienes hacen ese trabajo, que por cierto son muy mal pagados. “Hay que cambiar el diseño de los hospitales y asegurar que haya un baño para cada paciente. Dirán que esto es carísimo, pero el precio a la larga va a ser mayor”, señaló Grayson
UNA PROPUESTA DIFERENTE
El problema es que las bacterias, por el contacto con los antibióticos, su mal uso y su abuso, generan distintos mecanismos de resistencia; de manera que las medicinas van perdiendo su eficacia y son necesarias otras nuevas y más tóxicas para hacerles frente a las infecciones. Se calcula que cada año ya mueren en el mundo 700 mil personas por este concepto.
Pero además de evitar las infecciones, hay otras aproximaciones para atajar el asunto. Uno de los grandes problemas es que al ganado y a los animales de granja se les suministran cantidades ingentes de antibióticos.
Aunque en la Unión Europea están prohibidos para potenciar el crecimiento, muchos otros países los siguen utilizando. La recomendación de la OMS es erradicar esta práctica y restringir el uso de esos fármacos a animales que estén realmente enfermos.
Pero hay otros formatos más complejos, como los que generan los residuos que la industria farmacéutica vierte al medio ambiente, y se convierten en una enorme fuente de resistencia.
EL OTRO ENFOQUE
Aunque hace falta más investigación para conocer en su totalidad la naturaleza del problema, en el congreso celebrado en Buenos Aires los investigadores se han centrado en el uso de antibióticos por parte de los profesionales médicos y sus pacientes.
“Lo que esté sucediendo con los animales no nos debe distraer de la acción que debemos tomar en el campo de la salud humana, es decir, el uso racional de los medicamentos y la prevención de infecciones”, reclamaba Alison Holmes, especialista en el tema.
Todavía cuesta extender la regla básica, que dice: ‘solo hay que tomar este tipo de fármacos si los prescribe un médico’. Y entender de una vez por todas, que los antibióticos no son efectivos contra los virus, así que nada hacen contra una gripe o un resfriado, en contra de lo que cree casi la mitad de las personas, tanto en Europa como en el resto del mundo.
LA RUTA TRADICIONAL
Holmes reclamaba el papel protagonista del personal sanitario para liderar esta concienciación, con especial mención a la enfermería. “Son el grupo de personal más numeroso; hay que mejorar su papel a la hora de prescribir y administrat antibióticos”, afirmaba.
Más allá de las campañas y la concienciación, que los expertos consideran crucial, en el congreso se reclamó el papel de la tecnología para mejorar las dosis de antibióticos. “Es algo a lo que no le hacíamos mucho caso, se prescribían tres píldoras al día y listo; y tradicionalmente se administra la misma receta a todos los pacientes, independientemente de su peso, su talla y sus características particulares”, enumeraba la microbióloga Ursula Theuretzbacher.
Pero según el tipo de fármaco, la forma de actuar es distinta. Suelen requerir una dosis mínima para su efectividad y la absorción del cuerpo no es por lo general uniforme, sino que hay un pico que va bajando conforme pasa el tiempo.
En función del caso, puede ser mejor una dosis más baja pero más continuada. Y usar las cantidades exactas, ni más ni menos, es importante, ya que las bacterias pueden terminar generando resistencias tanto por el abuso como porque las cantidades sean insuficientes para terminar totalmente con ellas. Por esta razón se le insiste a los pacienes que deben completar los tratamienos que les ha indicado el médico aunque los síntomas hayan desaparecido.
Son solo algunas de las iniciativas para abordar un problema que ya preocupa a la OMS.
HAY QUE CAMBIAR EL DISEÑO DE LOS HOSPITALES Y ASEGURAR QUE HAYA UN BAÑO PARA CADA PACIENTE. DIRÁN QUE ESTO ES CARÍSIMO, PERO EL PRECIO A LA LARGA VA A SER MAYOR