¿Sabemos qué hace y dónde está nuestro hijo?
¿Sabemos dónde está nuestro hijo? ¿Sabemos con quién está en las redes sociales? ¿Sabemos los sitios de internet que frecuenta? Los padres de hoy vivimos muy desconectados de la vida de nuestros hijos. El fin de semana pasada ocurrió un accidente automovilístico donde participaron seis muchachos adolescentes. Cuando les hablan a sus papás para notificarles que se encuentran en el hospital, todos ellos –incrédulos– creyeron que se trataba de una broma porque pensaban que estaban en una reunión de un amigo. Los muchachos decidieron salir de la reunión porque ya se había acabado el alcohol. Fueron a comprar más, pero lo empezaron a consumir afuera del depósito, y al regresar a la reunión ocurrió el accidente. Un papá decía: “No puede ser. Yo dejé a mi hijo en la casa y lo recogería a las 2 de la mañana”. Otro, sorprendido, comentó: “Mi hijo sabe que no puede salir de la reunión sin mi autorización y menos ir a comprar alcohol”.
Los padres de hoy vivimos más ausentes en la vida de ellos. ¿Cuántos papás están pendientes de lo que hacen los muchachos en su casa? ¿Cuántos supervisan las reuniones de adolescentes? ¿Cuántos adultos vigilan que no tomen alcohol en sus casas? ¿Cuántos se cercioran de sus actividades?
Un estudio realizado en México sobre sustancias adictivas reportó que su mayor consumo no ocurre en la calle o en los antros, sino en la casa de los padres. Recuerdo en mi adolescencia, mis padres me advertían sobre los riesgos que podía encontrar en la calle, pero nunca en la casa de mis amigos.
Por cuestiones de seguridad, evitamos que nuestros hijos pasen mucho tiempo en la calle y organizamos su vida en nuestras casas para garantizar su integridad. Incluso muchos papás, para evitar que vayan a otros lugares, los dejan totalmente libres y con poca supervisión y límites en sus casas. Una mamá me decía: “Prefiero que mi hijo tome en mi casa y no preocuparme de lo que hace allá afuera”. Otros papás prefieren no estar en casa mientras sus hijos viven verdaderas orgías. Otros mienten que van a estar en casa y supervisándolos. Un estudio publicado en los Estados Unidos reporta que más del 40 por ciento de los adolescentes mienten sobre sus actividades a los padres. Solamente el 15 por ciento de los adultos saben realmente sobre lo que hacen sus hijos. La mitad de los padres dicen que saben perfectamente lo que hacen. Sin embargo, muchas veces no es real.
En nuestro libro: “La vida secreta de nuestros hijos”, cuya publicación será a finales del presente año, tenemos una gran cantidad de testimonios de adolescentes, cuyos papás ignoran: chicas que se pasan la noche con el novio y sus papás creen que están en la casa de su amiga; adolescentes se escapan a otra ciudad y sus papás piensan que están con sus amigos, o chicos menores de 10 años que frecuentan sitios de pornografía y borran todo rastro de su historial en sus aparatos electrónicos. Quizás siempre han existido estas vidas secretas de los hijos, pero al menos antes existía la obligación de cuidarnos. Recuerdo que si me escapaba de la escuela con mis amigos y en la cuadra de la casa algún vecino me veía vagabundeando por la calle, inmediatamente le hablaba a mi madre y se lo reportaba. Y claro, cuando llegaba a casa me tocaba un buen castigo. Todos nos cuidábamos. Y ahora ¿quién cuida a nuestros hijos?