Las fac ñus
le está practicando estimulación manual al occiso, pero ahí sígale con sus “posteos”, que el destino de México depende sin duda de que usted le dé “compartir” a esa nota de sopitas.com.
Advierto, sin embargo, que mi paciencia está llegando a un límite. Le insisto: no me importa en qué sentido va lo que se publica, si va en contra de mis creencias, ideales, principios o convicciones. Lo que sí me tiene bien harto en cambio es la falta de rigor, de sustento y de corroboración de lo que circula en redes y en no pocos medios de comunicación e “informativos”.
Soy bien consciente de dos cosas: Primero, que los individuos tenemos la necesidad de respaldar nuestras creencias más que de desafiarlas, así que sólo le damos crédito a aquello con lo que comulgamos.
Y segundo, que lo de cotejar versiones, acreditar fuentes y verificar hechos son especialidad (no exclusividad) de la gente de nuestro oficio, es decir, los comunicólogos, por lo que es un tanto difícil que el lector/ciudadano promedio se tome tantas molestias.
¡Pero no la chinguen! ¡Tantitito sentido común, por favor! No hay que ser ningún experto (¿o sí?) para poder discriminar la información fehaciente de las chorradas.
A mí no me asusta un encabezado que afirme que el Peje es parte de la conspiración reptiliana que busca apoderarse del planeta, eso como quiera, pero ver que el responsable de la publicación es el portal de Ariztegui con Z, Lachancla.com o theguachingtonpost.mx, eso sí es de primaria.
¡Carajo! Si de los medios formales y debidamente acreditados tenemos que creerles la mitad y tomárnosla con muchas reservas, reproducir los contenidos de cíber-pasquines (sólo porque nos acomoda su versión) nos deja parados igual que la vieja beata crédula que andan alertando a todos de la Segunda Venida del Señor, nomás porque unos Testigos de Jehová le dijeron que el fin se acerca.
Entendamos que las “fake news” (o “fac ñus”, como dice El Bronco) han sido desde los albores del internet un redituable negocio: Un portal malicioso inventa y publica un infundio de escándalo (como la muerte de alguna celebridad), la gente difunde el chisme sin detenerse a corroborarlo y el susodicho portal recibe un millón de visitas y cobra a los anunciantes. ¡Bingo!
Pero otra vertiente muy distinta, más perversa (se puede, sí) y que entraña mayores peligros sociales es la desinformación con el ánimo de influir en la opinión de los votantes y, por ende, en el resultado de una elección o, lo que es lo mismo, en la vida de un país. Y eso, válgame la expresión, sí que está bien cabrón.
La influencia de las noticias falaces y maliciosas ya se dejó sentir en una elección presidencial en los Estados Unidos, con las nefastas consecuencias que ya todos conocemos y padecemos. Y en México, como siempre a la saga de los gringos, parece que estamos deseosos de repetir sus mismos errores.
Una iniciativa encabezada por Animal Político, AJ+ Español y Pop Up Newsroom convocó a todos los medios a hacer frente común en contra de las “fake news” y ofrecen sus servicios para corroborar la veracidad de las notas que consideremos sospechosas. ¡Qué fregón! (No deje de utilizar esta herramienta #Verificado2018).
Ya Facebook y el INE habían celebrado un acuerdo de colaboración en este sentido, pero tratándose de una entidad eminentemente extranjera y el árbitro electoral fungiendo como censores de la información que ellos estimen inconveniente, la verdad, me dan más miedo haciéndose los “buenaonda”.
Sin embargo y como en todo, la mayor responsabilidad recae sobre los ciudadanos. Tenemos que echar mano del sentido común para discriminar la información objetiva (sí, “la objetividad bla, bla, bla…”) de la basura, pero sobre todo, tenemos que apelar a nuestro sentido de la responsabilidad y a nuestra decencia para no darle difusión a la primera pendejada que nos cuadre nomás porque nos gustaría que fuera cierta, o porque nos parece muy chistosa aunque contribuya a alimentar una calumnia. No se vale, el futuro de México depende del comportamiento de todos.
En lo que a mí concierne, no estoy dispuesto a tolerar el estiércol desinformativo. Publique en contra del partido o candidato que quiera, o en favor del que más le enamore (aunque sea del jodido PRI), pero si se trata de un embuste evidente, de un rumor evidentemente malicioso o de una mentira que hasta un ciego podría poner al descubierto, quedará desacreditado y para siempre bloqueado por este humilde servidor, empero ello no le quite el sueño, aunque espero sí el jugarle chueco a su País y compatriotas.
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