¿Por qué ellos no y nosotros sí?
En una entrevista realizada al actor de Hollywood, Denzel Washington, en diciembre del 2017, le preguntaron sobre el uso de la tecnología entre los jóvenes y respondió: “Si tú piensas que no eres adicto, solamente no la uses por una semana”. El reto no es fácil, y más cuando hay una dependencia tóxica. Y esto lo saben perfectamente los dueños, creadores y directores de las grandes compañías de tecnología como Google, Microsoft y Apple. Sin embargo, tienen conciencia que algo no está saliendo bien en su empleo. Chamath Palihapitiya, vicepresidente de Facebook, se siente culpable por las consecuencias negativas: “Hemos creado instrumentos que han roto las relaciones sociales del mundo”. El editor en jefe de Wired Magazine, Chris Anderson, tiene límites muy estrictos en el uso de la tecnología en su casa. Comenta que conoce sus grandes peligros y que nunca permite que sus hijos la tengan en sus recámaras. Evan Williams, fundador de Blogger y Twitter, compra cientos de libros a sus hijos y rechaza darles ipads.
Cuando Steve Jobs, presentó por primera vez el ipad en el 2010, comunicó que tendría mayor impacto que los celulares y las computadoras, y que todo mundo debería tener un ipad. Sin embargo, nunca dejó a sus hijos usar una. Y durante las comidas nunca permitió usar ningún aparato digital. Si hiciéramos una analogía con la religión, Apple sería la religión y Steve Jobs su principal predicador, y nos dice: “Hay que tener fe y creer en ella, pero por ningún motivo adorarla”. ¿Por qué?
Hay una gran ironía en los padres que trabajan en Silicon Valley, la capital mundial de la tecnología, que envían a sus hijos a escuelas donde no hay computadoras o tabletas a la mano. Los mandan a escuelas como Waldorf, donde los maestros prefieren que los alumnos aprendan a través de la manipulación y observación de objetos reales. Utilizan el mundo real para la enseñanza y el descubrimiento. En vez de pantallas, existen pizarrones con gis, libretas, crayolas y lápices. Todavía usan libros y realizan tareas y actividades a mano.
El año pasado, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) concluyó en un estudio realizado en sistemas educativos con una fuerte inversión en computadoras: “Los estudiantes que usan computadoras y tabletas frecuentemente en sus vidas, tienen mayor riesgo en adquirir pobres aprendizajes y bajo rendimiento académico”.
Mi pregunta es ¿Por qué ellos no la usan y nosotros sí? La respuesta es muy simple: los gurús o expertos de la tecnología no permitirán que sus hijos sean lastimados o destruidos por el Internet. Mientras tanto, los demás creemos que usarla les abrirá una gran cantidad de puertas en el futuro. Sin embargo, los hechos son diferentes, incrementa el riesgo de depresión y deteriora nuestro rendimiento y bienestar en la vida. Y la respuesta debe ser: “Porque ellos (los expertos y gurús) no la usan con sus hijos, nosotros tampoco debemos de usarla”.