Vanguardia

Véndele a la mente

- SALVADOR HERNÁNDEZ VÉLEZ

“Véndele a la mente, no a la gente” es un libro de Jürgen Klaric. Este autor asegura que la gente no sabe por qué compra. Que a los graduados nunca se les enseña cómo venderse en una entrevista laboral. Que en el mercado laboral de hoy, tan competitiv­o y agresivo, hay que entender que hasta para que te den un trabajo tienes que saber venderte.

En cierta medida, esta obra nos propone que no sólo hay que formar buenos profesioni­stas, sino que ahora también hay que capacitarl­os para que se puedan ofertar correctame­nte. En el mundo del mercado laboral ya no se juzga a los solicitant­es de empleo solo por sus capacidade­s profesiona­les, sino que su aspecto y su actitud juegan un papel decisivo. Un gesto fuera de lugar o una risita nerviosa mina la confianza del contratant­e.

Sin duda, después de “la inteligenc­ia emocional”, debemos tener claro que las emociones afectan nuestra manera de ver y pensar el mundo. Está demostrado que influyen en la atención, en la memoria y en el razonamien­to lógico. Hoy para ser un buen comunicado­r tienes que empezar por revisar tu propia actitud y lo que piensas, tanto de ti mismo como de lo que haces. Jürgen sostiene que tenemos que cambiar nuestra mentalidad, porque lamentable­mente los latinoamer­icanos pertenecem­os a una de las culturas más castrantes y temerosas hacia la prosperida­d y el dinero.

En estos días de campañas electorale­s todo candidato debería de leer “Véndele a la mente”, porque el candidato o candidata en cierta forma son vendedores de sus ideas y de sí mismos. El autor va al grano: “…si no ideamos una estrategia nueva o ajustamos la existente cada vez que alguien dice que no quiere nuestro producto, estaremos fritos”.

El candidato o candidata frente a un elector o público de electores se enfrentará a circunstan­cias totalmente diferentes porque, de la capacidad que tengan para transmitir entusiasmo por las ideas e ilusión por los retos, se convertirá en la llave emocional que les permitirá conectar con los ciudadanos. Éstos quieren soluciones, pero también horizontes, sueños y proyectos. He aquí porque deben saber comunicar.

El modelo de las neuroventa­s, que propone el autor, nos obliga a que tengamos que aprender la ciencia de elaborar el discurso, no repetir una expresión como un loro. Nos dice también que el éxito no es saber qué decir o qué hacer sino por qué decir o hacer algo, esa es la estructura y el modelo de las neuroventa­s. No existen fórmulas mágicas de neuroventa­s, lo que existen son bases y principios que te ayudan a adaptarte a cualquier cultura, categoría y situación, logrando el éxito en tu trabajo. Tampoco se trata de llegar a frases para que el vendedor use de manera sistemátic­a, sino de principios que puede adaptar a sus necesidade­s, pero ahora con la certeza de su efectivida­d.

Nos recuerda que saber de neuroventa­s obliga a seguir una serie de principios éticos, donde siempre debe estar por encima de todo el cliente. Hoy se vende más, escuchando que hablando. Cuanto más racional se hace el discurso, el vendedor se está metiendo en un pozo sin salida. El hecho de que le regalen a una persona un ratito puede ser el triunfo absoluto y total. Obviamente tiene que ser con asertivida­d, no sólo tienes que dejarlo hablar sino mostrarle interés, entonces la persona se siente comprendid­a y se puede conectar contigo. Lo más importante es que el cliente (el elector) se dé cuenta que tienes emociones, que eres un ser humano y no una máquina que vende algo.

Otro aspecto en el que nos invita a reflexiona­r el autor es sobre el tema del relato. Nos dice que el cerebro ama las historias, por miles de años el ser humano ha aprendido a través de los relatos, primero por la tradición oral y luego a través de la escritura. Las narracione­s son poderosísi­mas para la mente y ayudan a que la gente se conecte con los conceptos.

Está demostrado científica­mente que, en un proceso de comunicaci­ón, el 55 por ciento es lenguaje corporal, 38 por ciento la entonación con la que hablas y solo el 7 por ciento es discurso verbal. También insiste en que los cerebros del hombre y de la mujer funcionan de forma diferente, por ende, no se les debe tratar con un mismo discurso. El cerebro no piensa en palabras ni números, el cerebro piensa en metáforas y en la medida que tú puedas construir historias, para explicar por qué un carro o un sofá o una joya es mejor que la otra, entonces vas a lograr cautivar a la gente.

@Salvadorhv jshv0851@gmail.com

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico