Ecología mediática
oficial en México y cómo, gracias a esta importante tajada de presupuesto que se llevan los medios de comunicación, el Gobierno prácticamente los controla en su favor.
Esta semana, el Grupo de Periodistas por la Pluralidad Mediática en México, un colectivo preocupado precisamente por la ecología mediática, reavivó y actualizó la información concerniente a la manera en que el Gobierno de Coahuila, durante la gestión de Rubén Moreira Valdez, erogó en publicidad oficial.
De acuerdo con esta información, durante 2017, Moreira II gastó 170 por ciento más de lo presupuestado para este rubro, la comunicación.
En cifras más detalladas, el presupuesto autorizado para publicidad era de 538 millones de pesos, pero este angelito panzón se gastó la friolera de ¡MIL 428 millones!
Justificado o no con la facturación correspondiente, esto es un desfalco y como tanto le he insistido ya, los desfalcos en Coahuila se cuentan, después del moreirato, en miles de millones de pesos.
A pesar de estar embargados por la megadeuda para de aquí a la eternidad, Moreira Valdez se dio el lujo de derrochar miles de millones en apología comprada para su gestión. ¿Se acuerda cómo nos intoxicaba con su carota con cada informe de Gobierno y más hacia el sexto de despedida?
Si tanto le gustaba presumir cifras a Rubencito, hubiera anunciado que el gasto en publicidad en Coahuila siempre ha sido de los más altos de la República. Tan sólo en 2013 gastó en medios mil 113 millones de pesos, ¡eso es mucha cerveza! (perdón, tengo calor). Nuevo León, la entidad que le seguía, no superaba la barrera de los mil millones, con un gasto de 700 millones. Y ya en 2017 de plano se descosió, gastando en anuncios oficiales mucho más que otros estados que manejan presupuestos superiores al de Coahuila.
Un aspecto curioso es que don Góber, Moreira Valdez, siempre tuvo predilección por los medios impresos, porque… cualquiera sabe que la gente lee un chingo. Por lo que no debe extrañarnos que casi el 40 por ciento de este gasto haya sido destinado a un solo grupo periodístico que no puedo ni debo enunciar, pero rima con “sóplalo”.
Hablando siempre de ecología mediática, pasa que la publicidad oficial entraña más de un peligro para la sociedad. No sólo es capaz de otorgarle al “anunciante” en cuestión el control total de los contenidos: “te pago para que no me pegues”, con todo el menoscabo para el erario que esto significa y la desleal competencia proselitista que esto siempre supone.
Un medio de comunicación y publicidad es además una máquina perfecta de lavado de dinero. ¿O a qué le suena el gasto de un Gobierno a razón de 20 millones de pesos mensuales en facturas a incontables proveedores que, investigando a fondo, resultaban ser uno mismo y era el grupo informativo ya referido, mismo que posee radiodifusoras, televisión, plataforma virtual y diarios en las principales ciudades coahuilenses?
Allí podría estar la explicación para todo el dinero extraviado y faltante en otras áreas de la administración pública, incluyendo Universidad y recortes presupuestarios a municipios.
Para que no se me acuse de difamación, voy a decir lo que yo habría hecho con todo ese dinero (además de comprar la colección de guitarras de John Fogerty).
Yo habría metido mucho, mucho, mucho pinche dinero a la campaña de Pepe Meade –algunos cientos de millones de pesos nomás– a cambio de que el PRI me pusiera en la lista de plurinominales, para ser diputado sin necesidad de hacer campaña ni pedir el voto. De esta manera y ya legislador, quede quien quede como Presidente, yo ya gozaría de fuero y por más estiércol que me sacaran, ya no podrían entambarme.
Para eso sirven los medios de comunicación en México y en Coahuila, mi querido, estimado y nunca bien estudiado don Marshall Macluhan. ¿Alguna pregunta sobre el estado de nuestra ecología mediática?
¡Cof, cof! ¡Oh, no! ¡Mire, allá atrás de usted! ¡Es Godzilla!
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