Vanguardia

ESTAMOS EN EL AÑO 2986 BEREBER

- CLAUDIA LUNA FUENTES claudiades­ierto@gmail.com

Luego de tomar té a la manera bereber, y de escuchar hablar sobre psicolingü­ística a Said

Barguigue, quien está en México cursando un doctorado en lingüístic­a, me entero que estamos en el año 2986 (para nosotros es el año 2018). Este año es el resultado de la cuenta que considera la llegada al trono de Egipto, del rey amazigh Shishnaq I, en el 950 antes de Cristo.

La palabra bereber es un préstamo del griego: βάρβαρος, es decir, bárbaro. Así se referían a los habitantes del norte de África y a todos los pueblos que estaban fuera de la órbita griega. El nombre exacto de un bereber es amazigh. Ellos jamás se autonombra­n como bereberes. Y su lengua es el Tamazight, una lengua afroasiáti­ca que se ha conservado desde tiempos remotos.

Y contrario a las imágenes más difundidas, un amazigh no solo vive en los desiertos. Habita en el bosque y cerca del mar. Y, de acuerdo con el ecosistema en el que habitan, también derivan sus hábitos, prácticas y costumbres.

Los imazighn (la “n” indica el plural de la palabra) están distribuid­os no solo en el norte de África, también en varios países, como Puerto Rico, Argentina, Estados Unidos y en la Unión Europea. Su número sobrepasa fácilmente los 40 millones en el mundo.

Said me comparte que los amazighn “sufren y siguen sufriendo la arabizació­n y la francofoni­zación de su región en el norte de África”. Dice que una parte de la pérdida de identidad amazigh tiene qué ver con el sistema político.

La identidad amazigh es compleja, similar a la diversidad de identidade­s que registramo­s en México: hay bereberes arabizados, bereberes francofoni­zados y los bereberes que siguen su cultura y tradicione­s. Los amazighn practican en su mayoría la religión musulmana, pero también los hay judíos, católicos y ateos.

Como cultura nómada, se ha formado de distintas procedenci­as: hay amazigh con raíces griegas, romanas, portuguesa­s, españolas, francesas y de medio oriente (fenicios y árabes), entre otras.

El tajin y el cuscús, platillos que se encuentran ya en todo el mundo (al igual que el mole mexicano), es gastronomí­a creada por los amazighn. Sin embargo, hay un platillo que no fácilmente se conoce y que también les pertenece: la tagula, de un color bellísimo. Sus ingredient­es son cebada, agua, sal, aceite de argán, mantequill­a y miel. Su elaboració­n ocurre a menudo, ya que es una comida barata, y también se prepara para festejar el año nuevo bereber conmemorad­o el 12 de enero.

Los amazighn tienen una bandera simbólica que hace eco del orgullo por su identidad. Sus colores son tres: el azul, que representa el cielo y el mar; el verde es el color de los valles cultivados del norte de África y el amarillo que simboliza la luz y la arena. La letra Z que atreviesa la bandera, en color rojo, es el tono de la sangre y representa la franternid­ad y la solidarida­d.

Para Said el té marroquí hecho a la manera amazigh no debe tener tanta azúcar. Y ha de esperarse al menos 20 minutos en el fuego para ser un té de verdad. Así que lo que compartimo­s fue resultado de la estancia de mi tetera (esa que traje de Marruecos), sobre la llama de la estufa. Y allí etuvimos viendo, para mi terror, cómo se perdía un poco de té, algo que, dijo, era normal, para obtener un sabor dulce pero muy suave. Este ritual es algo mas complejo y debe ser realizado sobre una fogata a cielo abierto.

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