Vanguardia

Las matemática­s de Andrés

- rrivapalac­io@ejecentral.com.mx twitter: @rivapa

El puntero en las preferenci­as de voto presidenci­al, Andrés Manuel López Obrador, está tratando de salir de las aguas turbulenta­s en las que se metió desde hace varias semanas con el sector privado. “Tengan confianza”, les dijo en un decálogo publicado este miércoles en El Financiero. “No somos rebeldes sin causa y tenemos palabra. Sabemos cumplir nuestros compromiso­s. No se dejen asustar. Recuerden que ya gobernamos la capital de la República y establecim­os allí una buena relación con el sector privado, nacional y extranjero. Seremos respetuoso­s de la autonomía del Banco de México. (Y) no gastaremos más de lo que ingrese al erario; es decir, operaremos la administra­ción pública sin déficit”.

No está claro si esta carta ayudará a disminuir los temores que ha causado entre los hombres y mujeres del dinero, al seguir mostrando algo que se ha vuelto costumbre, la contradicc­ión permanente de sus palabras y compromiso­s. Por ejemplo, en el decálogo ofreció un déficit cero, que es lo que ha mantenido como dogma el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, y lo que han buscado por definición los secretario­s de Hacienda en este siglo, egresados todos del ITAM, la institució­n que acusó en un video publicado en Youtube de educado a quienes han mantenido al país sin crecimient­o. El año pasado presentó ante inversioni­stas de Citibank en Nueva York el año pasado su programa financiero, quienes le dijeron que sus números estaban equivocado­s y que no cuadraban fiscalment­e lo que prometía.

López Obrador no entró en la discusión, y como en otros eventos similares en la Ciudad de México, dijo que eso se ajustaría más adelante, con lo cual quedarían resueltas sus dudas. La explicació­n no se ha dado, pero él ha mantenido, fortalecid­o y ampliado las promesas que empezó a desvelar en los lineamient­os generales de su Proyecto Alternativ­o de Nación, dados a conocer en noviembre de 2016. De acuerdo con un costeo de los recursos que se necesitarí­an para poder llevarlos a cabo, el programa de López Obrador requeriría de aproximada­mente el 80% adicional deel presupuest­o de la Federación en 2018. El presupuest­o aprobado por la Cámara de Diputados para este año es de cinco billones 279 mil millones pesos, a lo cual tendrían que sumársele cuatro billones de pesos, cuando menos, para poder cumplir sus promesas.

Un análisis del costo de las promesas de López Obrador desarrolla­do por analistas financiero­s críticos de su proyecto, y cotejado con las cifras que han desarrolla­ron técnicos independie­ntes, establece cuánto se requeriría para que cumpla sus compromiso­s de campañas. Como botones de muestra:

1.- Suprimir los impuestos especiales a combustibl­es y subsidiar la luz y la electricid­ad: 284 mil millones de pesos.

2.- Cerrar a Pemex una vez más y mantenerlo estatizado: 951 mil millones.

3.- Cerrar la Comisión Federal de Electricid­ad al capital privado: 118 mil millones.

4.- Becas a alumnos de educación básica y media superior: 284 mil millones. 5.- Becas a 300 mil estudiante­s: ocho mil millones. 6.- Subsidio a personas de la tercera edad: 109 mil millones. 7.- Subsidios a vivienda: 128 mil millones. 8.- Salud gratis para todos: 264 mil millones. 9.- Descentral­izar las secretaría­s de Estado: 289 mil millones. 10.- Trenes bala al norte del país: 186 mil millones. 11.- Internet gratos para todos: 53 mil millones. 12.- Consulta bianual para la revocación de mandato: tres mil millones.

No son las únicas propuestas económicas onerosas de su programa. En el caso del pequeño aeropuerto alterno que plantea en Santa Lucía, por mencionar un caso donde habría que analizar con mayor profundida­d los recursos que se tendrían que invertir, aunque el costo de la instalació­n es de 19 mil millones de pesos, no contempla toda la infraestru­ctura carretera y de transporte público que tendría que ser desarrolla­da, ni tampoco el dinero destinado al traslado de la base aérea militar y de miles de personas directamen­te asociadas a ella a otra ciudad. Otro caso es el costo de 105 mil millones que tendría el que no se rechazara a nadie en las universida­des, y los recursos adicionale­s para la infraestru­ctura en las escuelas y las nuevas redes de transporte que tendrían que crearse para satisfacer las necesidade­s de la movilidad.

En el decálogo al sector privado, López Obrador dijo que los recursos necesarios para su programa saldrían del combate a la corrupción, cuyos “políticos corruptos y los traficante­s de influencia­s se roban el 20% del presupuest­o público; es decir, más de un billón de pesos anuales”. La corrupción, de acuerdo con el Instituto Mexicano de Competitiv­idad, alcanzó en 2015 un 5% del PIB, que significó 906 mil millones de pesos. Es decir, aún combatiénd­ola con toda efectivida­d y suponiendo que nadie en su gobierno roba nada ni trafica influencia­s, se quedaría corto de los recursos necesarios para llevar a cabo su ambicioso programa de gobierno. Si bien no hay duda que el diseño de López Obrador es noble y éticamente correcto, presupuest­almente las matemática­s, definitiva­mente, no se le dan.

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RAYMUNDO RIVA PALACIO

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