Espacio público en Saltillo, características y desafíos de los lugares que son de todos
En términos generales el espacio público es todo aquel que no es privado y, que a su vez, es administrado por el gobierno y de acceso e interés para todos los ciudadanos. Los espacios públicos se pueden diferenciar entre los que están destinados a la movilidad, como las calles, avenidas, senderos, etcétera; los destinados a la congregación y recreación social, como las plazas y parques; y los destinados a la conservación ambiental, como bosques urbanos y áreas protegidas entre otros.
El Instituto Municipal de Planeación (Implan) de Saltillo desarrolló un estudio de los espacios públicos de congregación y recreación social que existen en la ciudad. Actualmente en Saltillo hay 563 de estos espacios, todos ellos ya equipados y en uso. En total suman 336 hectáreas, que representan una tasa de 47 hectáreas por cada 100 mil habitantes, esta tasa es casi cinco veces la cantidad óptima de espacio público de uso recreativo establecida por la Iniciativa de Ciudades Emergentes del Banco Interamericano de Desarrollo (2013). Del total de espacios existentes el 89 por ciento son plazas públicas, el 6 por ciento son parques, y el resto corresponde a centros comunitarios, andadores y otros.
Una de las principales características que influyen en el éxito de estos lugares es su accesibilidad, pero a pesar de que todos los espacios identificados son públicos la realidad es que el 33 por ciento se encuentran dentro de fraccionamientos de acceso controlado, lo que significa que no toda la población tiene paso libre a ellos. Asimismo, la mayoría de los espacios de acceso controlado están en la zona norte de la ciudad, donde el porcentaje de estos se incrementa al 72 por ciento, es decir, casi tres cuartas partes de los espacios de la zona son accesibles sólo para las personas que habitan los fraccionamientos que los contienen.
En cuanto a las características deportivas, el 35 por ciento de los espacios están equipados con instalaciones como gimnasios, canchas, pistas y albercas, entre otros, lo que sugiere un área de oportunidad para dotar al resto de los espacios con áreas adecuadas para realizar algún deporte, lo que sin duda se verá reflejado con mejoras a la salud pública a través de la activación física de las personas.
Por último, la dotación de equipamiento cultural es crítica pues sólo el 2 por ciento de los espacios cuentan con bibliotecas, museos u otro tipo de instalaciones que fomenten la cultura. Si bien la asociación de un espacio cultural con una plaza o parque no es tan común como las instalaciones que permitan la actividad física, vale la pena tomar el ejemplo del éxito de los parques biblioteca de Medellín, Colombia, y el gran beneficio que han dejado en términos culturales y sociales. Este modelo pudiera ser explotado también aquí, incluso ya existen dos sitios con estas características, como los son los biblioparques norte y sur.
En síntesis, el problema del espacio público en Saltillo, al igual que en otras ciudades, no es en términos cuantitativos sino cualitativos. Para lograr retomar esta información y llevar a la práctica la mejora de las características al interior de los espacios públicos de nuestra ciudad, es importante contar con un marco normativo sólido, en donde las políticas públicas se fundamenten en una visión de desarrollo sustentable proporcionada por las áreas académicas y técnicas. Asimismo, la voluntad política juega un papel fundamental en la celeridad de las acciones, por lo que una participación activa de una ciudadanía informada y organizada es importante para lograr permear y empujar esta voluntad política en acciones concretas de beneficio comunitario. En conclusión, vislumbrar en la realidad grandes proyectos sólo se logra a través de una participación conjunta de los actores públicos, privados y gubernamentales que trabajen por un objetivo común, la pregunta es ¿qué está haciendo cada uno de ellos para construir canales de comunicación efectivos con los otros?