Según quien llame a su puerta…

a su puerta sólo puede recibirlo de dos maneras: ya sea con la manguera o con una rociada de preguntas incómodas (seguirle el juego lo convierte en su cómplice).

Podría recomendar incluso el agua hirviendo pero se tarda y ni modo de decirle “espéreme nomás a que eche el hervor”. Además son capaces de demandarle por lesiones, cuando deberían considerarse gajes del oficio

Remitámonos pues a los cuestionamientos en caso de que algún aspirante a Senador toque a su puerta (después, si hay tiempo y ganas hacemos la guía para los candidatos a diputado).

Jericó Abramo Masso.- Una vez me dijeron unos brigadistas: “¿No quiere una camiseta de Jericó?”. Y yo: “¡Uy no! Me va a quedar gigantesca. Pero si quiere déjela, me sirve para cubrir el vocho de un tío.

Si Jericó tiene la desfachatez de ir a solicitarle el voto, recuérdele que él fue uno de los principales encubridores de la “megadeuda”, por supuesto. Pregúntele si ya rectificó o aún le parece que en Coahuila no hay desfalco que investigar.

Y no deje de preguntarle por el autor de la desgracia coahuilense, Humberto Moreira, a quien siempre ha defendido a capa y espada. Pregúntele si lo ha visto, ya que en su momento eran inseparables y al día de hoy lo tenemos fuera del radar.

Y ya de paso pregúntele si tiene tantita memoria, o vergüenza, o una mezcla de ambas que es a lo que se le llama tener “mother”. Repase con él todas las penurias que padecimos cuando fue alcalde de Saltillo, sobre todo en lo concerniente al transporte y, primordialmente, en lo relativo a la inseguridad, pues durante su gestión el crimen prosperó por toda la ciudad haciendo negocios ante su total indiferencia.

Y ya de pilón pregúntele si no tiene llenadera (aunque con ese tamañote, pues si está canijo).

Esther Quintana Salinas.- Si la candidata por el PAN es quien le visita, no hay necesidad de ponerse tan bravos como con su contrincante del PRI.

Sólo dígale a la querida tía Teté: “¡Válgame, doñita! ¿Otra vez por aquí? ¿Qué no hay nadie más en Acción Nacional que esté dispuesto y listo para contender?”.

Hágale ver que si postulan una y otra y otra vez a los mismos, es señal de que el PAN no tiene gente (lo cual explicaría por qué nunca ganan), o de que hay una cúpula de cinco personas que tienen secuestrado al partido en el Estado.

Dígale que no estaría de más ver caras nuevas de vez en cuando. A menos, claro, que no las haya. Y hágale saber que su discurso de “¡ya estamos hasta la madre!” y “¡son chingaderas!”, está muy padre pero ya se lo escuchamos demasiadas veces y poco o nada nos resolvió. Ya lo convirtió en su marca registrada pero también en su modus vivendi.

Pregúntele si no ha imaginado otra trinchera desde donde pueda servir a los coahuilenses —claro—, concediéndole que su intención es servir al Estado. ¿Qué no tiene aspiraciones personales que no tengan que ver con el presupuesto? ¿O cuántas veces más la vamos a ver en estas lides?

Pregúntele si quiere romper alguna marca de nominaciones sin victorias, como Meryl Streep o algo así. Digo, para irle llamando a los de los Récord Guinness.

Memo Anaya.- Si vive en otro distrito y tiene la mala fortuna de que Memo Anaya toque a su puerta, espero de todo corazón que tenga un rottweiler entrenado y se lo eche, aunque sea para pegarle una buena corretiza.

A este caón entreguista grítele que es un Judas de a peso. Que vendió la indignación de los coahuilenses con tal de seguir viviendo en la opulencia de una oposición que no sirve más que de comparsa para el régimen. Que tiene la camisa azul, pero a pantalones no llega.

Pregúntele, nomás por no dejar, por qué se levantó del conteo de votos cuando iba ganando, por qué no dieron la batalla legal de manera profesional y por qué hizo todo para disipar el descontento popular. Pregúntele que si desde aquella traición no se le ha caído algo. Pero si quiere no le pregunte ni madre y pase directamente al rottweiler.

Verónica Martínez.- En el caso de que esta dama toque a su puerta (no la confunda con la señora del Avon) y pues pregúntele quién es y cuál es su gracia… aunque no creo que le despeje ninguna duda. Por no dejar pregúntele, si no le da muchísima vergüenza ser del PRI.

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