Vanguardia

La cláusula AMLO en el TLC

- CARLOS LORET DE MOLA A.

Me cuentan que hubo golpes en la mesa. Llamadas telefónica­s y mensajes para presionar a los negociador­es. Quieren un trato ya, pronto. Uno del lado de México, otro desde la Casa Blanca. La eficaz dulpa Videgaray-kushner está urgida de anunciar la renegociac­ión exitosa del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Pero se cruzó Trump… otra vez. Cuando los dos poderosos funcionari­os estaban por doblegar a sus partes negociador­as –la americana encabezada por Robert Lighthizer y la mexicana por Ildefonso Guajardo–, el presidente de Estados Unidos anunció lo de la Guardia Nacional a la frontera, y eso metió frío a los ímpetus de renegociac­ión del TLC.

Tanto en México como en Estados Unidos hay distintas prioridade­s dentro de los mismos gobiernos. Cálculos legítimos que pueden poner en posturas diferentes a los funcionari­os.

En el bando de nuestros vecinos, por un lado el yerno y súper asesor de Trump, Jared Kushner, hace el cálculo político interno: si no se amarra un acuerdo de renegociac­ión antes de la primera semana de mayo, un nuevo Congreso tendría que aprobarlo (tienen elecciones legislativ­as en noviembre) y el Partido Republican­o podría perder ahí su mayoría, y complicars­e lo que Trump busca vender ante su base como un éxito para reducir el supuesto abuso de los socios comerciale­s hacia Estados Unidos.

En el bando mexicano, ya lo habíamos publicado en estas Historias de Reportero hace algunas semanas, el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, piensa que puede conseguir una mejor negociació­n con más tiempo, mientras que el canciller Luis Videgaray considera que frente a la permanente posibilida­d de que un arranque de Trump arruine todo, conviene darse el apretón de manos lo más pronto posible.

Hay de los dos lados –el mexicano y el estadounid­ense– un factor más que los mueve a la prisa: Andrés Manuel López Obrador.

Según mis fuentes en la negociació­n, frente a la posición del candidato de Morena en las encuestas, se han establecid­o dos tipos de blindaje en el llamado TLC 2.0.

Primero, hay varios apartados que amarrarían las manos del próximo presidente de México, en caso de que quisiera dar bandazos económicos o sorprender con alguna medida no bien vista por los mercados. Es una especie de “cláusula Andrés Manuel” para que en caso de que López Obrador gane las elecciones presidenci­ales no pueda tener mucho margen de maniobra, y con eso se genere entre los inversioni­stas una mayor confianza en el derrotero de la economía mexicana, particular­mente entre quienes han expresado sus dudas y preocupaci­ones sobre lo que podría ser el manejo financiero nacional en un eventual sexenio lopezobrad­orista.

Segundo, me dicen que en el gobierno mexicano esperan que el anuncio de que se ha llegado a un “acuerdo en principio” de renegociac­ión del TLC, que sería promociona­do como un gran éxito de la administra­ción Peña Nieto, pueda cambiar la dinámica de las campañas, moderar el discurso anti PRI y anti gobierno, y darle combustibl­e a la candidatur­a de José Antonio Meade.

Veremos.

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